Atractivos de un carisma
Por Sonia Vargas Andrae (Bolivia)
El carisma de Chiara Lubich trae consigo un punto central de su espiritualidad, profundamente arraigado en la vida de la Iglesia: la presencia de Jesucristo en la comunidad. Este punto, denominado “Jesús en medio”, propone las condiciones para que esa presencia sea una realidad tangible. No requiere más que el amor recíproco, un amor siempre fresco y renovado, capaz de superar desde los malestares más simples hasta las dificultades más complejas. Por eso nos atrevemos a decir que siempre es Navidad, porque Jesús nace y renace allí donde el amor se renueva constantemente.
Que esta Navidad sea una posibilidad para renovar nuestro amor en la familia, en el trabajo, y en todos los lugares donde día a día nos movemos; para que su luz brille por doquier, iluminando nuestras relaciones y nuestras comunidades. Olvidando y donando al Dios que se hace niño todas las dificultades, dolores y trajines que hemos acumulado durante el año, para que sea siempre Navidad.
Que los días de Navidad –que nos recuerdan la primera aparición de Jesús en la tierra- sean, más que nunca, días de profunda alegría interior y exterior, un eco del canto de los ángeles y del gozo de los pastores.
Que los vivamos de tal forma que Jesús, ascendido al Cielo, al mirar a la tierra y a todos los sitios donde se festeja su Nacimiento, se detenga especialmente satisfecho en el lugar donde estemos para admirar una maravillosa Navidad viva, compuesta y vuelta a componer hora tras hora, por nuestro amor recíproco, que le hace realmente presente a Él en medio de nosotros1.
1. Lubich C., Y vuelve la Navidad, Ciudad Nueva, Madrid 1997, 35-36.



