Confiar

De la vida cotidiana – Dos experiencias de entrega, confianza y esfuerzo.

Es creíble

Tenía que hacerme algunos estudios médicos y uno de ellos requería una preparación especial. Por PAMI (servicios de salud para jubilados en Argentina) se dilataban mucho los turnos. Entonces averigüé en otro servicio de emergencias médicas al que estoy adherida, pero no lo cubrían. Volví a PAMI y me daban turno para dentro de varios meses. Me puse en manos del Espíritu Santo para que allanara los caminos para encontrar una solución. Consulté con mi gastroenteróloga para hacerme el estudio con ella, quien me pasó un costo que significaba la mitad de lo que me pedían en los otros centros, y me dio turno en una semana. Además, me regaló una tarjeta de laboratorio para obtener gratis un preparado muy costoso, necesario para el estudio. Mi hermana me acompañó a la farmacia, dispuesta a ayudarme con los gastos. Cuando salimos, agradecí a Dios por su Providencia. Mi hermana dijo: “Es increíble”. Yo le respondí: “Es creíble”. Le siguió una hermosa charla con ella sobre la confianza puesta en Dios y en las personas con las que Él nos vinculó. 

Carmen Sassone

Un proyecto entre el cielo y la tierra

Para aliviar en alguna medida nuestra situación económica resolvimos con mis amigas (con quienes intentamos vivir el Ideal de la Unidad) que me pusiera a hacer alguna cosa para vender. Como tengo habilidades de costura vimos juntas que podría hacer toallas decoradas, toallones, sábanas para cunas, bolsas. Dije que sí enseguida, confiando en la Providencia, porque no tenía nada de nada para comenzar. Era un proyecto que se hacía entre el cielo y la tierra. 

Apenas pasaron unos días y surgieron ayudas de todas partes, no solo desde el propio grupo con el que me reúno frecuentemente, sino de otras personas también del Movimiento de los Focolares que se sumaron con gran variedad de cosas que podían servir para el fin: telas para las toallas, puntillas, galones, retazos para adornos. Incluso recibí dinero en efectivo de una familia. Pude palpar muy fuerte el Amor de Dios Padre que se manifestaba de todas formas, tanto en los aspectos concretos como en consejos o ideas preciosas… Y también la ayuda incondicional de mi hija Cecilia que está en casi todo. Ella me diseñó una marca y está a cargo de la promoción. 

Realmente me sentí muy amada por Dios Padre. Hago cada cosa como si fuera para alguien muy especial, para Jesús en cada persona que lo reciba. ¡Agradezco a cada una por el apoyo, también a mi hija Ceci, que sabe mucho y me orienta! Siempre he experimentado que este emprendimiento es de todas, no es mío, es de Dios, de la Virgen y de todas. ¡¡¡Un gracias enorme!!!

Rosa Oyola

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