Mil cien misioneros digitales católicos se reunieron el 28 y 29 de julio en el Vaticano en presencia de numerosos oradores, entre ellos el secretario de Estado. El cardenal Pietro Parolin afirmó que ser misionero en las redes “significa asumir el ritmo, las heridas, las preguntas y las búsquedas de quienes habitan este espacio, sin ceder al anonimato, la superficialidad o las tentaciones de protagonismo”.
Por Neva Cifuentes (Chile)
¿Cómo puede el mundo digital convertirse en comunicador de fe? El Papa pronuncia el tercer llamamiento en español: “Vayan a reparar las redes. No solo a remendarlas, sino también a construir otras nuevas. Redes de relaciones, redes de amor, redes de intercambio gratuito, en las que la amistad sea profunda. Redes donde se pueda reparar lo que ha sido roto, donde se pueda poner remedio a la soledad, sin importar el número de los seguidores (followers), sino experimentando en cada encuentro la grandeza infinita del Amor. Redes que abran espacio al otro, más que a sí mismos, donde ninguna ‘burbuja de filtros’ pueda apagar la voz de los más débiles. Redes que liberen, que salven. Redes que nos hagan redescubrir la belleza de mirarnos a los ojos. Redes de verdad. De este modo, cada historia de bien compartido será el nudo de una única e inmensa red: la red de redes, la red de Dios.”
Tras la celebración de misas en las parroquias de Santa Maria delle Grazie, San Gregorio VII, San Giuseppe al Trionfale y Santo Spirito in Sassia, los participantes se reunieron en via della Conciliazione para el evento, que contó con la participación del cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano; monseñor Rino Fisichella, pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización y encargado del Jubileo por parte de la Santa Sede; y Paolo Ruffini, prefecto del Dicasterio para la Comunicación.
“Renovar el ambiente digital”
El cardenal Parolin abrió su intervención reflexionando sobre los fines de las redes sociales. El primero de todos, dijo, es informar. Pero precisó: “lo que nos hace humanos es nuestra capacidad de hacernos preguntas”. Y la gran pregunta hoy es: ¿cómo puede el mundo digital, que transforma velozmente las dinámicas sociales, convertirse en comunicador de la fe?
La Iglesia, recordó, ha optado siempre por “estar en el mundo, sin ser del mundo”, por habitar el tiempo sin pertenecerle. Por eso, la Iglesia no debe aplicar “esquemas prefabricados”, sino fomentar la creatividad. No se trata de elaborar estrategias, sino de garantizar una presencia profundamente humana.
La misión exige siempre un estilo cristiano, que prefiera los encuentros auténticos sobre los discursos, y la verdad sobre lo que agrada. Evangelizar no es un privilegio de expertos digitales: es responsabilidad de todos. En la Jornada Mundial de la Juventud de Panamá 2019, el papa Francisco llamó a María “la influencer de Dios”; más tarde, León XIV subrayaría que lo importante no es la “disponibilidad de datos”, sino el “sentido de la vida”.
El desafío de hoy, concluyó Parolin, es este: “renovar el ambiente digital” •


