Juventud, amistad y santidad compartida

La historia de Alberto Michelotti y Carlo Grisolia, dos jóvenes italianos del Movimiento de los Focolares cuya causa de beatificación se lleva adelante en conjunto, está tocando hoy el corazón de muchas personas en distintas partes del mundo. En este testimonio, quienes mantienen viva su memoria no son solamente comités oficiales, sino sobre todo jóvenes que encontraron en sus vidas una inspiración para el presente.

Por Francisco Calderón (Argentina)

La experiencia de albertoycarlo.org nació de la inquietud de Luca Pestarino, un laico consagrado del Movimiento de los Focolares, amigo cercano de Alberto Michelotti que conoció a los Focolares gracias a él. Luca tuvo contacto con el comité en Italia que se encargó de reunir toda la información necesaria para iniciar la causa de beatificación de Alberto y Carlo Grisolia. Cuando la causa pasó a manos del Vaticano, el comité dejó de tener un rol institucional, pero permaneció viva la pregunta: ¿cómo seguir dando a conocer sus vidas a las nuevas generaciones?

Con ese deseo, en 2023, Luca convocó a un grupo de jóvenes. Yo apenas hacía un mes que había vuelto de la escuela de jóvenes en la Mariápolis Lía, donde en mi proyecto de vida había escrito que quería dedicarme a algo en redes sociales. Para mí fue providencial: Dios estaba confirmando ese anhelo. Al principio éramos ocho o nueve, con la meta de crear una página web y perfiles en redes sociales. 

Desde el inicio soñamos con algo muy concreto: que la vida de Alberto y Carlo llegue a más personas, especialmente a los jóvenes, y que el testimonio de su amistad siga generando vida.

Instagram y la cultura digital

Elegimos Instagram y TikTok porque son los espacios donde hoy se encuentran los jóvenes. Son redes que permiten transmitir mensajes de manera ágil, cercana y creativa. En un mundo donde el consumo digital es rápido y efímero, nos pareció valioso introducir un discurso distinto: no solo entretenimiento, sino también propuestas profundas que inviten a reflexionar.

Alberto y Carlo vivieron en los años 70 y 80, muy lejos del escenario digital actual. Sin embargo, su mensaje dialoga con nuestro tiempo. Carlo, en particular, tenía una gran pasión por la comunicación y la música. Usaba lo que tenía a mano –la guitarra, las canciones, las palabras– como puentes de unidad. En ese mismo espíritu, hoy tratamos de usar las redes sociales no como un fin en sí mismas, sino como un canal de encuentro y de unidad.

El desafío es mostrar que también en Instagram y TikTok se puede hablar de santidad, de amistad y de la posibilidad de una vida plena.

La amistad como camino de santidad

Algo único en esta historia es que la Iglesia reconoció la causa de beatificación conjunta de Alberto y Carlo. Como dijo el cardenal Tarcisio Bertone: “La santidad de Alberto no existe sin la de Carlo, y la de Carlo no existe sin la de Alberto”. Esto para mí es muy fuerte: no se trata solo de dos jóvenes santos, sino de una amistad que se transformó en camino de santidad compartida.

Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, decía que los jóvenes podíamos hacernos santos juntos, y Alberto y Carlo lo vivieron radicalmente. Murieron juntos y hoy su causa avanza unida. En un tiempo donde muchas veces se habla de individualismo o aislamiento, ellos nos recuerdan la importancia del acompañamiento en la vocación, de caminar de a dos, de sostenernos mutuamente.

Yo mismo lo he experimentado en el grupo de jóvenes con el que llevamos adelante este proyecto: cada duda, cada cansancio, se vuelve oportunidad para apoyarnos unos a otros. En ese sentido, siento que Alberto y Carlo también nos acompañan como amigos, no solo como modelos.

La santidad hoy

A veces pensamos que la santidad es algo lejano o reservado para algunos pocos. En cambio, la vida de Alberto y Carlo muestra que la santidad se juega en lo cotidiano. Ellos hicieron de lo ordinario algo extraordinario: una caminata por la montaña, un ensayo de música, una palabra compartida con un amigo. Gestos pequeños, pero radicales, profundamente evangélicos.

En mi propio camino, este proyecto me transformó. Entré con la disposición de ofrecer mis dones en diseño, redes y comunicación, pero terminé recibiendo mucho más. Tuve la oportunidad de conocer a la madre de Carlo, a su hermana, a amigos que estuvieron en sus últimos momentos. Me conmovió descubrir cómo sus vidas siguen irradiando luz a través de quienes los conocieron.

Recuerdo especialmente el GenFest –evento mundial de jóvenes del Movimiento de los Focolares que tuvo lugar en 2024 en Brasil– donde dimos un taller sobre ellos. Diseñamos stickers y repartimos más de 500 entre jóvenes de todo el mundo. Fue emocionante ver cómo una pequeña semilla podía viajar a Nueva Zelanda, Corea, Italia. Meses después algunas personas me escribieron para contarme que todavía guardaban esos stickers como recuerdo y compañía.

También en Córdoba dimos charlas con jóvenes. Muchas veces me pasa que la gente me identifica directamente con Alberto y Carlo: “Fran es Alberto y Carlo”, me dicen. Y me alegra, porque significa que sus vidas están llegando, que su mensaje está vivo.

El núcleo de ese mensaje es claro: Todos podemos ser santos. No hacen falta gestos extraordinarios, sino pequeños actos vividos con amor radical. La santidad no es un camino individual: se recorre juntos. 

Eso es lo que más me motiva a seguir. Estoy convencido de que sus vidas siguen dando fruto, y que pueden acompañarnos en nuestro propio camino hacia una santidad posible, cotidiana y compartida •

Contacto

Si quieres conocer más de esta historia y dejarte inspirar por la amistad de Alberto y Carlo, puedes visitar la página web: 

albertoycarlo.org y seguirnos en redes: 

@albertoycarlo en Instagram y TikTok.

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