Atractivos de un carisma
por Sonia Vargas Andrade (Bolivia)
En esta ocasión, les presentamos un texto de Chiara Lubich publicado en la página web de los Focolares. No conocemos la fecha, ni el lugar, ni el público al que fue dirigido. Por la tipología del escrito, se aproxima a los últimos años de vida de la autora. Una característica del pensamiento lubichiano es la de ir más allá de la situación concreta, ir al meollo del asunto. Es así que, al complejo problema de la ecología, da como solución un cambio de conciencia, de mentalidad, de alma, bajo la necesidad de mirar lo creado a partir del don, custodiándolo con la premura amorosa. Así lo explica Chiara:
Se habla mucho de la construcción de una casa común europea, pero estamos convencidos de que esta obra tan necesaria no será completa si no se piensa en ella como en un particular de esa «aldea global», que es la Tierra que habitamos. Este pensamiento me lo sugiere, también, la preocupación por las condiciones precarias de nuestro ambiente natural. (…) De hecho, se están multiplicando los análisis alarmantes de científicos, políticos, entes internacionales, sobre nuestro ecosistema. De varios lugares se lanzan propuestas para sanar nuestro mundo enfermo.
(…) La Ecología, en el fondo, representa un desafío que se puede vencer solamente cambiando de mentalidad y formando las conciencias.
Se ha demostrado, efectivamente, en muchos estudios científicos serios, que no faltarían los recursos técnicos ni los económicos para mejorar el ambiente. En cambio, lo que falta es un suplemento de «alma», ese amor nuevo por el hombre, que hace que todos nos sintamos responsables de todos, en el esfuerzo común de administrar los recursos de la tierra de un modo inteligente, justo, medido (…).
(…) Sin una nueva conciencia de solidaridad universal, nunca daremos un paso adelante. (…) Si el hombre no está en paz con Dios, la tierra misma no estará en paz. Las personas religiosas advierten el «sufrimiento» de la tierra cuando el hombre no la usa según el plan de Dios, sino solo por egoísmo, por un deseo insaciable de poseer.
Este egoísmo y este deseo contaminan el ambiente aún más y antes que cualquier otra contaminación.
(…) Ahora, tales consecuencias desastrosas constriñen a ver la realidad todos juntos, en la prospectiva de un mundo unido: si no afrontamos todos juntos este problema, no se resolverá.
(…) Si se descubre que todo lo creado es don de un Padre que nos ama, será mucho más fácil encontrar una relación armoniosa con la naturaleza.
Y si se descubre, además, que este don es para todos los miembros de la familia humana, y no solo para algunos, se pondrá más atención y respeto por algo que pertenece a la humanidad entera, presente y futura»1 •
1. Lubich, C. Recuperado de: https://www.focolare.org/es/news/2015/04/29/chiara-lubich-una-coscienza-di-solidarieta-universale/