La Escuela Internacional de Economía de Comunión en Brasil constituyó un espacio donde jóvenes de 14 países nos reconocimos llamados a construir una economía nueva, más justa y fraterna. Estos jóvenes llevan la semilla que se esparcirá alrededor del mundo con la promesa de una cultura nueva.
Por Luz Villafañe (Argentina)
n Economía de Comunión (EdC) Cono Sur tenemos dos encuentros anuales: uno en abril, donde suelen ir los que ya están enamorados de la EdC, y uno en septiembre, donde también están invitados todos aquellos que quieran empaparse por primera vez de esta inundación.
En el encuentro de abril de 2025 tuvimos la gracia de recibir tres invitaciones, que nosotros tomamos como llamados a la vocación de la EdC. El primero de ellos era una invitación a participar de la Escuela Internacional de Economía de Comunión, un evento que reuniría a jóvenes de todo el mundo en Sao Paulo en julio de este año.
Si bien comencé este camino hacia la Escuela de Jóvenes 2025 con un Sí en el corazón, los meses que me separaban de la escuela se convirtieron en una pendiente hacia arriba. Aramay, una amiga de Cuba que conocí en la Mariápolis Lía (Ciudadela del Movimiento de los Focolares, ubicada en O´Higgins, Buenos Aires) viajaría conmigo, pero luego de muchos intentos no consiguió la visa para poder entrar a Brasil. Fue una desilusión para las dos, pero creo que su experiencia de entrega hizo que la escuela sea redundante para ella, que ya lo había dado todo en el proceso.
En este camino también hubo luces que nos animaron a reafirmar nuestro Sí, y ser fieles al llamado de Dios que no nos quiere buenos, sino nuevos. Empresarios de todo el Cono Sur colaboraron con dinero, café, miel y tiempo para que esta escuela de EdC sea posible. Somos muchos los jóvenes que pisamos la escuela gracias a esta comunión de bienes tan concreta de quienes ya están enamorados hace años de la EdC y siguen apostando por ella.
La Escuela Internacional 2025
Fue emocionante llegar a la Mariápolis Ginetta, donde se realizaba el encuentro. Era mi primera vez allí y fue un regalo conocerla con tantos jóvenes. Llegamos a ser 80 participantes entre jóvenes y acompañantes de las diferentes zonas, de 14 países distintos como Colombia, Venezuela, España, Italia, Corea, Angola, Burundi, Burkina Faso, Paraguay, entre otros.
El evento estuvo orientado a diferentes temáticas por día. La primera jornada apuntó a vivir una “Escuela Personal”, donde hicimos rondas de presentación para comenzar a conocernos y escuchamos testimonios de empresarios que hacían de la EdC un estilo de vida. Ese día también recorrimos los proyectos sociales que florecieron alrededor de Ginetta. A mí particularmente me tocó visitar un proyecto ubicado en el Barrio San Roque, la comunidad del Quilombo do Carmo, quienes brindan contención y un ambiente seguro para niños y familias. Esta comunidad es la expresión actual de lo que fue un quilombo regido por un matriarcado, que luego de un camino conjunto con el Movimiento de los Focolares se convirtió en un liderazgo femenino que cuida de la comunidad. Aline, quien lleva adelante el centro social, estudió gracias al proyecto, es asistente social y la tercera generación de esas mujeres que lucharon por ser libres en comunidad.
Otro proyecto que conocimos fue un hogar para personas en situación de calle que hoy producen pan. El ingreso generado mediante el pan lo comparten con el centro social del Barrio do Carmo, ya que decidieron ayudar a quienes estaban en más necesidad que ellos y vivir la EdC desde la concreta comunión de bienes.
El segundo día comenzamos el trabajo en work-shops que nos reunían en torno a nuestros intereses, como reducción de plásticos, desigualdad, acceso a necesidades básicas. Esto nos permitió unirnos y compartir dinámicas de trabajo concretas. En el equipo de reducción de plásticos, Sole, de Corea, nos contó cómo en su empresa tratan de reutilizar los residuos para transformarlos en packaging consciente y sustentable.
Otro de los proyectos que tratamos fue sobre la problemática de la seguridad alimentaria de mujeres y niños inmigrantes, traído por Angeline de Burkina Faso. Los chicos que participaron en ese grupo buscaban crear un emprendimiento para acompañar a la comunidad. Lucía, de Santa María de Catamarca, que participó en este grupo, nos contaba que ella encontraba una conexión de realidades muy fuerte, porque ella también trabaja con artesanas y escuchar a Angeline le confirmaba que estaban en el camino correcto, y que ambas encontraban motivación en ese caminar juntos.
El tercer día nos presentaron las líneas que guían la gestión con propósito, dividido por colores, pero orientado a la vida de la empresa. María Elena, de Paraguay, nos transmitió sus experiencias de comunión de bienes con sus empleados para contarnos cómo la viven. Rogério Cunha, un empresario de Manaos, nos mostró las cámaras de seguridad de su empresa, y nos llenamos de alegría cuando vimos que sus empleados la pasan tan bien que bailan, disfrutan de su trabajo y se sienten parte fundamental. Sole, de Corea, nos contó cómo en su empresa, además de reutilizar recursos, tienen un green day donde reciben residuos reciclables y animan a sus clientes a llevar los suyos. Germán, empresario de Argentina, nos contó experiencias donde fue testigo de cómo sus empleados llevan el espíritu de la EdC e internalizaron la cultura como propia. Adriana, de la panadería y café Espiga Dorada, nos transmitió cómo viven las relaciones con los empleados y clientes, y cómo esto fue parte fundamental del desarrollo del negocio. Yesid, de Colombia, nos contó cómo viven la EdC en Padevi, a través de la experiencia con una de sus colaboradoras que pudo formarse profesionalmente y aportar desde otro lugar a la empresa.
El cuarto día lo dedicamos a concluir con los proyectos. Fue un día de cierre y compromisos. Alicia, de Guatemala, le preguntó a Lucas Longhi, empresario argentino: ¿cuál es la metodología que usan para que todos se sientan identificados con lo que ustedes practican? Él le contestó que no hay más metodologías que la metodología del amor. Alicia también nos compartía que para ella la Economía de Comunión es una cultura, no solo es teoría, es la vida misma; es creer, pensar, sentir y actuar. En otras palabras, convertirlo en su diario vivir. En el día a día, paso a paso…
Daniel, de Colombia, nos decía que este evento, si bien era su primer acercamiento a la Economía de Comunión, era para él como una respuesta de Dios porque conectaba sus creencias con sus proyectos. Le mostró cómo podía construir su empresa y vivir la economía desde su fe. Quedó muy agradecido con los empresarios que se acercaron a compartir sin medirse con él.
Personalmente creo que la escuela fue una oportunidad de nutrirse. Vi a la semilla caer en tierra fértil y puedo asegurar que, al igual que los otros jóvenes, hoy salimos al mundo a difundir y vivir esta cultura nueva.
Seguimos caminando juntos
Las otras dos invitaciones que recibimos en el encuentro de abril no son menos importantes, y me gustaría extenderla a todos. Una es para el encuentro de septiembre 2025 en Paraguay, un evento abierto a todos aquellos que quieran conocer la EdC o seguir profundizando. Y la otra es a sumarse a un Sí muy grande que dimos como EdC Cono Sur, donde aceptamos ser sede del festejo por los 35 años de la EdC. En este evento vamos a recibir personas de todo el mundo que estuvieron o están en contacto con esta inundación y quieren reencontrarse después de tanto tiempo.
Queremos invitar a otros jóvenes sumarse al evento de Paraguay en septiembre, porque será un encuentro particular donde podrán conocer todo lo que ya venimos trabajando y no importa si son emprendedores, estudiantes o empleados, lo que importa es que quieran construir esa economía más justa, fraterna y solidaria, desde el lugar en el que están hoy •
“Ñandereko. Cercanía y solidaridad para una economía fraterna”
Se trata del 56° Encuentro de Economía de Comunión Cono Sur, que se desarrollará del del 12 al 14 de septiembre en Ñande Mariápolis (Asunción, Paraguay).
Un espacio para reconectar, compartir experiencias y soñar juntos una economía fraterna, cercana y solidaria.


