El Derecho, una contribución a la fraternidad universal

Comunión y Derecho – Los integrantes de Comunión y Derecho buscan trabajar para el logro de la justicia y una renovación profunda, tanto en el campo jurídico como el legal y el judicial, instaurando nuevos modos de comportamiento y de relaciones jurídicas inspiradas en la fraternidad.

Por Raúl Gamarra (Uruguay)*

La Inundación conocida como Comunión y Derecho está constituida por un grupo de estudiosos y profesionales del Derecho, presente en diversas partes del mundo, que inspiran sus acciones y buscan las siguientes finalidades: el empeño en llevar adelante, en sus actividades profesionales, una praxis en las acciones inspirada por la fraternidad; y el estudio y la realización de investigaciones realizados en un espíritu de diálogo con las diversas corrientes de la cultura jurídica. 

Sus miembros buscan trabajar para el logro de la justicia y una renovación profunda, tanto en el campo jurídico como el legal y el judicial, instaurando nuevos modos de comportamiento y de relaciones jurídicas inspiradas en la fraternidad. Buscan vivir la fraternidad en sus acciones concretas y en las relaciones jurídicas, trabajando para intentar sanar las múltiples rupturas que agreden las relaciones y, al mismo tiempo, garantizar la comunión, salvaguardando la identidad de los individuos1.

Nacido en Italia en la década del noventa del siglo pasado, donde actualmente funciona la Comisión Central de Comunione e Diritto, el espacio ha tenido una permanencia de más de 30 años, y durante gran parte de ellos estuvo presidido por el ex ministro de la Corte de Casación Italiana y reconocido magistrado, Giovanni Caso. Sus integrantes son abogados, escribanos, magistrados y estudiantes, que se reúnen periódicamente en los distintos países para intercambiar ideas, discutir y compartir experiencias, a fin de desempeñar siempre mejor su profesión. Estas reuniones han sido para muchos un estímulo, un crecimiento en la conciencia del valor de los esfuerzos que hacemos, de los retrocesos y fracasos a los que nos enfrentamos. Juntos hemos podido fortalecer la determinación y el compromiso. El resultado fue un “estilo” de operar en y para la justicia, y al mismo tiempo una clave para leer la realidad jurídica y la función judicial, junto con el deseo de ser testigos de ella en el propio entorno. 

Un momento importante fue la realización del Congreso Internacional en 2005 titulado “Relaciones en el derecho: ¿hay lugar para la fraternidad?” Allí se analizó la fraternidad como paradigma. ¿Cuál es entonces la contribución del Derecho hoy? La pregunta desafió a los juristas de varios países, que se dieron cita en la localidad de Castel Gandolfo, cerca de Roma. El tema “Comunión y Derecho” se planteó como un nuevo desafío: el de verificar la fraternidad como paradigma posible, para lograr formas de cohesión social sin comprimir la libertad y la igualdad de las personas. Se destacó allí que, en la cultura contemporánea, el Derecho parece perder su verdadera función social, para convertirse cada vez más en un Derecho de individuos únicos, separados y aislados; un Derecho, por tanto, incapaz de reconciliar las libertades individuales en una coexistencia de compartir e inclusión2.

Expertos y estudiosos también se han convertido en protagonistas a lo largo de estos años. En Brasil, cuando se creó la unidad permanente de investigación sobre “Derecho y Fraternidad” en la Universidad de Florianópolis, se realizaron proyectos de investigación, tesis de grado y doctorados sobre el tema de la fraternidad. El horizonte se amplió aún más con la Conferencia Internacional celebrada en 2015 sobre medioambiente y derechos llamada “Entre responsabilidad y participación”, un diálogo entre el Derecho y otras ciencias. 

Allí se señaló que, más allá de un formalismo que cierra el Derecho en la norma, queremos abrirlo más bien a una pregunta: ¿Es el derecho realmente reducible a la norma, o la norma es sólo uno de los aspectos, quizás el más conspicuo, pero no agota toda la realidad jurídica en sí misma?3 En la red de relaciones, Comunión y Derecho también abrió vías de diálogo en Estados Unidos, en la Fordham University de Nueva York. Allí se formó un grupo de profesores con una curiosa particularidad: estaba conformado por al menos cuatro denominaciones religiosas; cristiana, judía, budista y musulmana. Este grupo, abierto a la contribución de otros juristas ajenos a la Universidad, después de haber participado activamente en varios encuentros internacionales de Comunión y Derecho, ha emprendido en Estados Unidos un interesante estudio sobre el tema “El amor al prójimo y la ley”.

Otra instancia destacada fue la reciente realización del primer Congreso Latinoamericano de Comunión y Derecho, durante mayo pasado en Manaos, Brasil. Titulado Fraternidad y Derecho en desarrollo, estuvo organizado en conjunto con el Tribunal de Justicia del Estado de Amazonas y la Escuela Superior de la Magistratura del Amazonas. 

En ese importante evento pudimos intervenir junto con una delegación de distintos países de América Latina. Por el Cono Sur participaron el Dr. Oscar Vázquez (Magistrado de Argentina e integrante de la Comisión Central de la Inundación en Italia), la Dra. Cristina Calvo (Economista especialista en Desarrollo Humano Integral, PhD en Economía, Magister en Gobernabilidad y Desarrollo), y también la profesora Mónica Maglianesi (de la Universidad Católica de Rosario, Argentina), con quien compartimos un espacio llamado Ética en el Derecho, que consta de reuniones periódicas virtuales entre profesionales de diferentes lugares, a los efectos de comunicar experiencias y apoyar a investigadores en estos temas. 

Para finalizar, un breve comentario acerca de Comunión y Derecho. La legalidad debe preocuparse por las necesidades de la persona, como horizonte de sentido en la observancia de las normas. La justicia es guardiana de las relaciones en igual dignidad; y la fraternidad, un proyecto, no una utopía. Pero es necesario declinar en forma renovada las categorías jurídicas, antiguas por supuesto, para darles vida nuevamente. Un horizonte, nos parece, al que ni siquiera la ley es ajena. En efecto, con sus principios, también puede contribuir a la dimensión de una fraternidad universal, hoy más necesaria que nunca para formar la familia humana, y transformar la cultura del tener en una cultura del ser4

*El autor es abogado y escribano, integrante de Comunión y Derecho. También es miembro del Colegio de Abogados del Uruguay, de la Asociación de Escribanos del Uruguay y de la RUEF (Red Universitaria de Estudios sobre La Fraternidad).

*Este artículo es el quinto de una serie de entregas destinadas a las “Inundaciones”, que Ciudad Nueva publica mes a mes. Para leer el artículo introductorio, haz click aquí.

1. www.comunionediritto.org/it/

2. Información en la referida página de acceso libre.

3. www.comunionediritto.org/it/

4. Información en la referida página de acceso libre.


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