Panorama – Aunque el sexting es un fenómeno del cual se comenzó a hablar hace más de dos décadas, en los últimos años ha tenido un avance vertiginoso. De qué se trata, a quiénes puede implicar y cuáles son sus abordajes para orientar, acompañar, aconsejar y advertir de sus riesgos.
Por Diego Valle y Gloria Chale (Argentina)*
Según la etapa de la vida que estemos atravesando, es posible que sea la primera vez que nos encontramos con la palabra sexting. Vale, por lo tanto, preguntarnos en primer lugar: ¿qué es el sexting?
Sexting es la acción de filmarse o sacarse una foto con contenido sexual, erótico o pornográfico y enviar esas imágenes o videos a una persona de confianza por medio del celular u otro dispositivo electrónico. El nombre sexting es una combinación de dos palabras en inglés: “sex” (sexo) y “texting” (enviar mensajes de texto por celular). El sexting se puede realizar por medio de mensajes instantáneos, foros, redes sociales y correo electrónico. La acción de practicar sexting se llama “sextear”. Se practica entre adultos, pero es una práctica cada vez más difundida entre los adolescentes1.
En la acción de sextear, no existe extorsión. Quien lo practica, decide hacerlo libremente porque confía en la persona a la cual se lo está enviando o porque probablemente no tiene la dimensión de las posibles consecuencias.
Si bien es un fenómeno del cual se comenzó a hablar hace más de dos décadas, en los últimos años ha tenido un avance vertiginoso. Estamos ante una realidad que, día a día, por no decir minuto a minuto, va incorporando nuevas modalidades y estilos en cuanto a los vínculos virtuales, todavía no llegamos a comprender el alcance de los mismos con sus posibles implicancias sociales. Algunos estudios señalan que los años de la pandemia permitieron profundizar las relaciones en la virtualidad, abrieron nuevas formas de acercamiento que trasciende límite de edades, conocimientos previos y cualquier otro parámetro de referencia. Como siempre, detrás de estos maravillosos avances, es necesario formarse en el comportamiento ético y sobre todo advertir las posibles consecuencias de un mal uso: mensajes de voz que no quisimos enviar, textos que no definen lo que quisimos expresar y dañan las relaciones interpersonales o imágenes que después nos arrepentimos de haber enviado.
Hoy es fácil poder comunicar inmediatamente nuestro sentir, nuestra vida y cómo nos vemos en cada instante, pero así como es hermoso es de peligroso, y más aún si los involucrados son personas con alguna situación de vulnerabilidad, niños o adolescentes. La práctica del sexting entre adolescentes se ha vuelto común a pesar de que ellos mismos conocen los diversos riesgos y peligros de compartir imágenes de sí mismos en redes sociales en las que no existe una verdadera privacidad, sin embargo, consideran que se encuentran inmunes a dichas consecuencias.
Entre los efectos más graves de difundir las imágenes en la web, está la posibilidad de sufrir, posteriormente, el grooming2 o ciberacoso.
Si ya nos resulta difícil como padres lograr concientizar a nuestros hijos sobre el buen uso de las redes, más aún nos desafía tener que enfrentar todos estos nuevos riesgos que irrumpen, como el sexting. Dependiendo del grado de acercamiento que tengamos a esta temática, es conveniente detenerse y reconocer las emociones que nos provoca como adultos en nuestro rol de educadores. Es probable que afloren nuestros propios pudores, vergüenzas, incomodidades, miedos o negaciones que nos conducen a convencernos de que nuestro hijo o hija jamás haría algo así. Es lícito que esto pueda suceder, pero pasado el primer impacto, hagamos el esfuerzo de avanzar.
Negar la existencia de las realidades que día a día van apareciendo es procrastinar el verdadero proceso de enseñanza que pueden ofrecer. Es utópico pensar que el problema va a desaparecer. Debemos aprender a convivir, educar y prevenir situaciones que después pueden traer consecuencias impensadas.
Para tener una idea sustentada de la realidad, recurrimos a algunos datos estadísticos de Argentina y hemos recabado una encuesta que se aplicó a una muestra representativa de estudiantes de la provincia de Tucumán. La muestra final se distribuyó en 346 mujeres (52.5 %) y 312 varones (47.5%). Las edades estuvieron comprendidas entre los 12 y 20 años. Los resultados muestran que la práctica del sexting obedece a múltiples motivaciones, entre las que se encuentran el deseo de popularidad, de presumir con alguien que les gusta, o de tener relaciones sexuales. Entre las mayores preocupaciones de la viralización de las imágenes se encuentra el hecho de que sus padres se sintieran avergonzados y el riesgo de dañar su reputación3.
Puede parecer reiterativo y hasta simplista, pero la premisa en este modelo de cuidado es, ante todo, el diálogo. Es importante como padres mantener un canal de comunicación con nuestros hijos que sea permanente, tratando de comprender el momento que están atravesando en una sociedad donde todos somos responsables y educadores, a veces positiva o negativamente.
Conviene no quedarse esperando a que ellos den el primer paso en la temática, porque podría ser tarde. Instalar el tema con libertad, conversar sin pudores sobre las consecuencias de enviar una foto mostrando nuestras partes íntimas, la pérdida del control que se tiene sobre aquella foto que hemos enviado y que su propia integridad física puede ser expuesta en las redes para todos. Contarles ejemplos, analizarlos juntos. Entre algunas consecuencias está también la posibilidad de sufrir un ciberacoso, extorsiones que después pueden llevarlos al suicidio, como ya ocurrió en algunas ocasiones. Es fundamental, durante el diálogo con los hijos (o jóvenes que estemos acompañando o se encuentren en relación con nosotros) no escandalizarse, no intimidarlos, ofrecerles confianza para que superen incomodidades y puedan contar todo, aun aquello que los avergüenza o atemoriza. Transmitirles la seguridad de que pueden ayudarlos a solucionar la situación o el conflicto en el que están, que siempre los van a apoyar, que no se sientan juzgados, que se sientan cuidados. No hablar en tono amenazante pero sí firme. Ayudarlos a confiar en que cuanto más rápido puedan compartir el problema, más fácil será encontrar la solución. Transmitirles la seguridad de que cualquier cosa hayan hecho, deben confiar inmediatamente en los padres o en el adulto a cargo del cuidado parental para que juntos piensen las mejores soluciones. Puede ser que el diálogo sea el primer abordaje y que después se necesite otro tipo de intervenciones porque comienza a emerger la punta de un iceberg. No hay que asustarse, hay que prepararse, acompañar y actuar.
Es importante poner en diálogo las recomendaciones que seguramente encontrarán a disposición en la web para sextear en forma segura. Por ejemplo, allí se los orienta a capturar imágenes que no permitan reconocer la identidad de la persona, cuidando especialmente que no se distingan tatuajes, lunares ni marcas especiales, o también a utilizar aplicaciones que permitan auto-eliminar mensajes una vez abiertos. Es cierto que resulta una manera de atenuar las posibles consecuencias, pero nada es cien por ciento seguro. La única seguridad es no hacerlo. Pero no dejemos de hablar dando por cierto que seguramente nuestro hijo esto no lo sabe. Si no lo sabe, es mejor que se entere por nosotros mismos, los adultos que acompañamos su crecimiento.
Seguramente es diferente el abordaje de la temática según las distintas edades o etapas de la vida de los hijos. Cuando todavía están en el tramo de la educación obligatoria, cuanto más acciones conjuntas con la escuela podamos hacer como padres, mayor será la efectividad de las mismas. Posiblemente la escuela recibirá con agrado el respetuoso acercamiento de la familia con sugerencias, dudas e inquietudes. Proponer conversatorios, talleres, rondas de diálogo o bien advertir a la escuela si estamos en conocimiento de que alguna situación de sexting está ocurriendo en el grupo de nuestro hijo. Si además estamos en grupos de padres, otra buena iniciativa es conversar con ellos, indagar el conocimiento más o menos avanzado acerca de esta práctica, analizar casos y proponer ideas desde lo colectivo tanto en la escuela como al interno de las familias.
Si queremos un mundo mejor para nuestros hijos tenemos que comprometernos con la sociedad que habitamos. Por lo tanto, todos estos consejos anteriores son válidos no solamente como padres, sino que también constituyen una invitación a estar atentos con las personas que nos rodean, un compañero de trabajo, un amigo, vecino, alguien cercano que esté practicando sexting y podamos orientar, aconsejar y advertir de los riesgos, o acompañarlo en caso que esté sufriendo ya las consecuencias •
Algunos datos útiles
Si conozco un caso de ciberacoso, ¿dónde puedo asesorarme?
· En Argentina: la línea telefónica 137 funciona para todo el país, las 24 horas los 365 días del año. También se puede contactar a la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia, al teléfono (+54) 011 5071-0044.
· En Chile: el Ministerio de Educación tiene a disposición el 600-600-2626, su línea telefónica para recibir llamadas por consultas o denuncias. También puede realizarse la denuncia ante la PDI (Policía de Investigaciones de Chile) o la Fiscalía.
· En Uruguay: la forma más habitual es dirigirse a cualquier seccional policial. Sino, también se puede escribir por correo electrónico a delitosinformaticos@policia.gub.uy o contactar por el teléfono interno 152 2296.
· En Paraguay: se puede llamar a la línea 147 y también al 911.
*Diego Valle es Licenciado en Ciencias para la Familia y Magíster en Intervención en poblaciones vulnerables. Gloria Chale es Licenciada en Ciencias para la Familia y Magíster en Educación
1. https://www.argentina.gob.ar/justicia/convosenlaweb/situaciones/guia-para-madres-padres-docentes-sexting
2. Grooming es el acoso sexual de una persona adulta a un niño o un adolescente por medio de Internet. Las personas que lo realizan se llaman groomers o acosadores.
3. Narvaja, M. E. (2019). Sexting: percepciones de estudiantes tucumanos sobre motivaciones y riesgos. Ciencia, Docencia Y Tecnología, 30(59 nov-abr). https://doi.org/10.33255/3059/696
Los artículos relacionados con el cuidado son de mi interés porque trabajo con niños y adolescentes.,Soy médica pediatra . También sobre este tema , no sé cómo lo hacen los expertos .pero se debería educar a adultos jóvenes y adultos. Saludos