Editorial
Cada edición de nuestra revista la sentimos especial. Particularmente a esta, que pensamos para estos dos meses del año que comienza. Sabemos que es un momento en el que la mayoría de la gente, sobre todo quienes logran poner pausa y descansar, desea leer otro tipo de contenidos, buscando despejar un poco más la mente, aquietar las trabajosas manos de todo un año y enriquecer el alma, el corazón. Cómo hacerlo es la pregunta recurrente que recorre la redacción, con la inquietud de satisfacer esa necesidad de los lectores.
Entendemos que si hay algo que caracteriza los momentos distendidos, compartidos con amigos y familiares, son las historias, las anécdotas, aquellas que cuando son narradas en primera persona nos atrapan y transportan a aquel lugar y tiempo en donde el protagonista vivió la experiencia que transmite desde la oralidad.
No hay dudas de que el testimonio atrapa y contagia. Más cuando esa historia está cargada de un plus que tiene que ver con la riqueza del corazón. Experiencias que han sido de transformación, de descubrimiento personal y comunitario. Pudieron haber ocurrido apenas días atrás o quizás hace algunos años, pero lo que refleja el relato es la marca indeleble que quedó en el alma de quien la vivió.
Por eso en esta edición quisimos darle espacio a esas historias. Incluso algunas de ellas vinculadas a un aspecto que nos parece esencial en estos tiempos de tanta aceleración, en el que muchas veces nos vemos arrastrados por la corriente de la indiferencia. Hablamos del “cuidado”, el propio y el del otro. Experiencias que hablan de una donación a los demás que tiene como añadidura el crecimiento personal, en donde lo trascendente cobra una dimensión quizás hasta el momento impensada.
El estival también es un tiempo para disfrutar del aire libre, de recargar energías, de reconsiderar aspectos de nuestra salud que luego nos ayudarán a emprender los desafíos que el año traerá por delante.
Por eso valoramos también una mirada integral sobre lo que significa viajar y lo importante de considerar la práctica deportiva como una herramienta potente a la hora de construir una humanidad más fraterna. Seguramente son acciones que hemos repetido o tenemos la suerte de vivir con cierta frecuencia. Sin embargo, redimensionarlas nos puede ayudar no solo a encontrarnos con nosotros mismos, sino también a vincularnos más profundamente con quienes tenemos alrededor.
Esperamos puedan disfrutar de los contenidos de Ciudad Nueva tanto como nosotros lo hicimos al prepararla. Les deseamos un excelente comienzo de año, con la esperanza de seguir caminando juntos •