Ciencia
Por Micaela Gliozzi (Italia)
Las pirámides egipcias todavía guardan muchos misterios, como túneles secretos que podrían conducir a tesoros escondidos. Con el paso del tiempo, alrededor del mismo mar que bordea Egipto, se ha ido formando otra pirámide invisible, reconocida por la UNESCO como patrimonio inmaterial de la humanidad: la dieta mediterránea. Los científicos lo consideran un modelo nutricional “atemporal” por sus efectos beneficiosos para la salud: previene enfermedades causadas por el consumo excesivo de grasas y azúcares (como la obesidad, el síndrome metabólico y la diabetes), es bueno para el corazón y el cerebro, nos ayuda a envejecer mejor y a evitar algunos tipos de cáncer.
En la base de la pirámide se encuentra el consumo diario de muchas verduras, frutas y cereales, preferentemente cereales integrales. Subiendo, están la leche y sus derivados bajos en grasa, los frutos secos y, como condimento por excelencia, un poco de aceite de oliva extra virgen, junto con ajos, cebollas, especias y hierbas aromáticas. Más arriba, están los alimentos que se consumen varias veces a la semana, como el pescado y las legumbres, las aves, los huevos y los quesos y, en la parte superior, las carnes rojas, que se consumen con menos frecuencia, como los dulces.
Pero, ¿qué tesoros puede contener una dieta? Sentarse alrededor de una mesa para comer sus platos significa hacer converger habilidades, conocimientos, rituales, símbolos y tradiciones. De hecho, sembrar trigo y cosecharlo para hacer pan, pescar, criar animales, cultivar hortalizas y cocinarlas o conservarlas no son gestos que se pueden dar por descontado, sino que concentran, de algún modo, la historia de poblaciones enteras, de hombres y mujeres que han transmitido a lo largo de los siglos conocimientos, esfuerzos y “secretos” que, aún hoy, se transforman en momentos compartidos, así como en consumo de alimentos sanos. Comer juntos, para las comunidades mediterráneas, significa intercambiar ideas, comunicarse, “contarse” en familia y en grupo, con amigos y en el lugar de trabajo, pero también preparar los platos favoritos de un huésped, imaginando la alegría de quien recibe un gesto de atención. Son pequeños signos que nos hacen comprender lo importantes que son los valores de la hospitalidad y de la amistad y lo bellas que son esas relaciones basadas en la gratuidad y no en el egoísmo o en la posesión de la otra persona. Durante las celebraciones familiares o de pueblo, la reunión de personas de todas las edades, culturas y clases sociales, frente a una mesa festiva, también significa contar oficios antiguos, aquellos transmitidos por artesanos capaces de modelar y decorar platos o vasos de cerámica.
Y luego un raro tesoro: el valor del tiempo y la espera. La tierra ofrece productos en constante cambio para ser transformados en un buen alimento, el alimento adecuado para enfrentar cada estación con salud. Así, con el paso del tiempo, la naturaleza “cuida” de los hombres y mujeres del Mediterráneo, contribuyendo también a su realización, como individuos y como comunidad, más allá de todas las diferencias. Este es un don que presupone reciprocidad y respeto por nuestra parte, hoy más que nunca.
¿Y en el resto del mundo? En varios países se pueden encontrar los mismos ingredientes que, combinados según cada tradición, forman recetas típicas de pueblos geográficamente muy distantes entre sí. Así, la dieta mediterránea ha traspasado sus fronteras y ha derribado muchas barreras, llegando al norte y al sur del mundo, a California, China, Sudáfrica, Chile, Argentina y Australia. Y aquí está el último secreto de la pirámide invisible revelada: se puede desmontar y volver a montar en cualquier lugar donde se encuentren las condiciones adecuadas, incluidas las condiciones climáticas, para guardar siempre nuevos tesoros para compartir con los demás.
Entonces, a ti lector, que tienes amigos en las partes más dispares del planeta, la tarea de compartir los tesoros que esta pirámide trae consigo: para ti, la tarea de redescubrir la naturaleza preservando sus recursos. A ustedes, la misión de preservar las tradiciones contenidas en esta “dieta especial” en un intercambio de compartir y de respeto mutuo entre las personas y los pueblos •