Mariápolis

por Belén Ehrman (Argentina)

Querido lector: sé que quizá no me conozcas, pero escribo esta carta para quien, tal vez, necesite leerme y, con palabras, encontrar ese lugar en el mundo donde todo pasa, todo se transforma. Aquel lugar que es el centro de nuestra autenticidad y donde nuestra sonrisa es refugio, donde comprendemos la raíz de nuestra resiliencia, pisamos fuerte el pasado y seguimos adelante siendo transformados.

Escribo esta carta para aquel lugar que me hizo feliz y que siempre lo hará, como en el primer abrazo intercambiado al andar. Mariápolis te desnuda el corazón en un abrazo, en un cruce de miradas sinceras en el camino, en una conexión de sonrisas al andar que te quita las caretas del corazón frente a la mirada del otro.

Lugar transformador natural de los shows más esperados, que comienzan al apagarse las luces artificiales y donde solo se necesita coraje y un corazón apasionado para animarnos a ver lo que nos espera en el camino. Sin miedo a errar, porque sabemos que el verdadero show está por comenzar.

Sus principales protagonistas nos enseñan la increíble lección de brillar por sí mismos, pero contradictoriamente y según el peritaje de nuestra retina del corazón, nos deslumbran en conjunto con su singular vestimenta al andar.

Tienen el antídoto para que te olvides por unos segundos de que te animaste a vivir dando más importancia al verdadero e incontrolable sentir.

Todo comenzó a cambiar cuando logré capturar y entender el oasis donde habitaba mi corazón, aquel lugar donde tenés la habilidad de detener el tiempo en tu escena favorita, para volver a sentir cada abrazo y cada risa, con la simple magia de cerrar unos segundos los ojos para permitir sentir y echar a volar el corazón en sus rincones favoritos.

Ese lugar se llevará siempre mis mejores recuerdos, mis mejores lágrimas y mis abrazos más sentidos. ¿Acaso será normal sentir que lo extraño y que siempre lo haré? ¿Será normal sentir que ese lugar me hace mostrar mi sonrisa más auténtica? ¿Será normal necesitarlo casi como una droga? ¿Será normal dedicarle mil escritos de aquella magia de hogar intacta? ¿Acaso será normal sentir un lugar como si fueran mil abrazos recibidos al instante?

Hoy recorría queriendo volver el tiempo atrás, y entre tantos rincones mil veces ya recorridos, pero con un sentir distinto, recordé que aún sigo guardando sus abrazos, sus risas compartidas y lágrimas, que son consuelos de aquel revolucionario año 2019 en el eterno sentir de mi corazón.

Querido lugar que se lleva mis sentimientos más puros, gracias por siempre verme crecer, por hacerme sentir tanto y por regalarme tanta magia de poder detener el tiempo. Nos volveremos a ver entre otros escritos dedicados •

Carta al centro de mi sentir
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