DEVA – Son las premisas de la Asociación de Deportes Electrónicos y Videojuegos de Argentina (DEVA), que trabaja para poner los eSports a la misma altura de cualquier disciplina deportiva. Son parte de un engranaje de actores que hacen de la industria del gaming una de las más promisorias a futuro.

por la Redacción

Que los videojuegos dejaron de ser únicamente un pasatiempo es una realidad. Desde hace algunos años, la industria del gaming ha experimentado grandes transformaciones con respecto a la idea de entretenimiento con la cual fue concebida. En la actualidad, es mucho más que eso: en 2021 generó más de mil millones de dólares, solo en Latinoamérica existen 290 millones de jugadores, y a nivel mundial se calculan más de 400 millones de espectadores.

Los videojuegos se profesionalizaron. Existen clubes, torneos importantes y financiamiento, producto de varios actores que intervinieron en la industria y decidieron darle un impulso. Uno de ellos, que ha trabajado y lo sigue haciendo en pos de esa profesionalización, es DEVA, una asociación civil de Argentina que trabaja en la promoción de los deportes electrónicos (también llamados eSports) para fomentar su desarrollo.

“No queremos que la idea del videojuego se quede como un grupo de amigos, sino que se transforme en un equipo”, dicen desde DEVA, en donde ven los juegos de pantallas como una gran oportunidad. Por eso, en esta entidad sin fines de lucro se dictan cursos, se llevan adelante investigaciones académicas, se realizan eventos y se promocionan distintas actividades vinculadas con la industria de los eSports.

En materia educativa, DEVA ha trabajado con instituciones como la Universidad Nacional de Río Negro, al sur de Argentina, con la cual lograron darle vida a la primera Diplomatura en Deportes Electrónicos, que incluye una pasantía en la que los estudiantes trabajan con los equipos de eSports más grandes del país, tales como Leviatán, Isurus y Naguara, entre otros.

Es que en DEVA consideran que los deportes electrónicos son un camino “de evolución”. Mientras que el deporte tradicional se divide en disciplina masculina y en disciplina femenina, explican, en los eSports no es tan así. Por el contrario, y aunque históricamente la industria de los videojuegos ha estado dominada por los varones, se busca una mayor interacción de la rama femenina, a través de la conformación de equipos de hombres y mujeres y la organización de competencias mixtas.

Desde la asociación civil se intenta que los videojuegos busquen sostenerse según esta premisa de inclusión. Y dan otro ejemplo: Santino Ombrella, jugador de Independiente eSports, posee una discapacidad motora que no le permite moverse con total libertad. Pero eso a Santino no le impide ser, en la actualidad, uno de los mejores jugadores del juego de fútbol FIFA de Argentina y Latinoamérica.

La pandemia aceleró procesos de todo tipo. Y tecnológicos, sin duda. Los deportes electrónicos vieron potenciada su órbita y esta se expandió con cifras abultadas. Así es que, por ejemplo, la profesionalización aumentó un 69 % en los últimos dos años, lo que implica que los jugadores de videojuegos busquen niveles de excelencia como los que puede desear un atleta de cualquier otro deporte. Entrenan, se unen a clubes profesionales que los financian, les otorgan equipamiento, capacitación y hasta pagan un sueldo.

“La pandemia logró generar un crecimiento exponencial en el mundo y en Argentina notoriamente. Nacieron equipos como Stone o Kru, que llevaron a los eSports argentinos a lo más alto en competencias internacionales. Los llevaron a lugares en los que Latinoamérica no figuraba en ningún lado”, repasan en DEVA.

Se trata de una industria que aún convive con ciertos prejuicios, ya que el mundo, en su mayor parte, sigue mirando los videojuegos con la perspectiva de un simple pasatiempo, un hobby, o con la idea de que la persona que los practica tiene un perfil holgazán. “Como frente toda industria nueva, surgió el temor a lo desconocido. Algo que se ha ido apaciguando a medida en que se ven los logros de los deportes electrónicos en el mundo, y también porque se ve que un equipo de eSports hoy puede ganar el mismo dinero que un equipo de fútbol tradicional, y hasta mucho más”, explican. 

“Hay un trasfondo mayor, en donde los chicos deben crecer. Hoy un jugador profesional en cualquier parte del mundo tiene al menos un día entero de trabajo psicológico, no solo para aprender a lidiar con las situaciones que surjan dentro y fuera del juego, sino también para aprender a apoyarse en el equipo y lograr una conexión entre los compañeros”, agregan.

Por eso siempre buscan trabajar con los padres de aquellos chicos que quieren dedicarse a los deportes electrónicos, para que ellos también puedan entender más a fondo las complejidades del rubro. De hecho, DEVA brinda talleres para niños de 9 a 13 años que cuentan con un formato de ocho clases y en donde el objetivo es promover en los chicos un uso responsable del videojuego en el marco deportivo.

En DEVA ven los desafíos propios de una industria que, al menos en Argentina y Latinoamérica, es todavía nueva. Los ojos están siempre puestos en Asia, meca de los deportes electrónicos, pero con la idea clara de que es un camino largo de trabajo. Camino que no solo les corresponde andar a ellos o entidades similares, sino también a actores de la gestión pública.

“Diversión / Educación / Valores / Acción”, sostienen en DEVA, haciendo un juego de palabras con su nombre. Esa es la mirada que tienen sobre los deportes electrónicos. Una que ve oportunidad de entretenimiento y de crecimiento profesional, y que también sabe que para ello es importante educar.

*Más información en www.deva.org.ar

Diversión – Educación – Valores – Acción
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