Análisis – El deterioro de los suelos provoca sacudidas que van desde el estrés hídrico hasta las inundaciones, dos aspectos directamente relacionados. La sequía aparece vinculada, en todas las regiones del planeta, con las mayores crisis socioeconómicas y políticas de la humanidad.

por Dra. María Alejandra Herrero y Dr. Gabriel Espósito (Argentina)

Las sequías e inundaciones son dos fenómenos conectados, y el hombre tuvo que lidiar con sus efectos desde hace años. En 1884, Florentino Ameghino1 escribía Las secas e inundaciones en la provincia de Buenos Aires. Obras de retención y no de desagüe, con propuestas para evitar estos dos problemas permanentes que actúan en forma pendular en la región pampeana. Son dos caras de la misma moneda que, allí donde existen situaciones de degradación de los suelos, hacen que los impactos sean cada vez mayores. 

Para comprender mejor la dificultad de estos problemas globales vayamos a los años sesenta, a la zona del Sahel2 (África). A partir del análisis de las causas de una gran sequía en esta región se estudiaron las causas de la relación existente entre el hombre y el clima. Una de las creencias históricas más fuertes es la que considera el clima y sus efectos como un fenómeno divino. Sin embargo es un problema en el cual se interconectan aspectos sociales, políticos, económicos y éticos. El profesor Dr. Rolando García, en su libro La naturaleza se declara inocente hace un enfoque muy interesante. En su análisis a partir del esclarecimiento de las causas que originaron la sequía logró determinar cuál había sido la relación estrecha entre la incorporación de manejos del suelo y las estrategias agrícolas productivas diferentes. De esta manera, cada evento de sequía debe ser redefinido a partir de una percepción sobre cuál es realmente el impacto de la deficiencia de agua en función de una determinada condición social y productiva. Los fenómenos naturales pasan entonces de ser fenómenos físicos a ser fenómenos complejos, donde causas y efectos se confunden.

En los problemas en los cuales se debe analizar cómo afecta la sociedad a la naturaleza, se miran los efectos de las leyes naturales como causa de estos problemas y se enmascaran los conflictos sociales que los han agudizado. Para conocer su dimensión real se deben incorporar los factores sociales, políticos, económicos y de la cultura, al mismo tiempo que los factores naturales. Esto permitirá profundizar en la evolución de los hechos, donde evidentemente los factores físicos juegan un rol fundamental pero muchas veces no son la única fuerza, ni siquiera la más importante que desencadena el problema.

Si vamos hacia atrás, en el Neguev (Israel), los primeros métodos de recolección de agua fueron empleados por los antiguos hebreos, y luego los nabateos y los bizantinos. Para poder evaluarlos, el profesor Michael Evenari estudió la ciudad de Petra, que estaba atravesada por infinidad de canales y presentaba granjas amuralladas en el desierto. No existía una explicación para el hecho de que, en la época en que las granjas funcionaban, la zona fuese húmeda. Las precipitaciones eran entre 80 a 120 mm. al año, al igual que en la actualidad, lo cual llevó a Evenari a plantear la hipótesis acerca de la existencia de algún sistema de “cosecha de agua” que luego se utilizaba como riego. La técnica seguramente consistía en tener una zona de producción y otra de captación de agua. Esta última tendría que ser de 20 a 30 veces mayor que la de producción de ese año. Este sistema no era solo cosechar agua, “sino cosechar y guardar”. Para guardarla utilizaban lo que se llama “cisternas de loess” a 3 metros de profundidad, que les permitiría utilizar el agua el mismo año de captada o almacenarla para el año próximo. Este desarrollo del riego llevó 4000 años, acompañando el desarrollo de las necesidades de alimento de la población.

En la región pampeana (Argentina) la sequía es un fenómeno climático que acontece con cierta periodicidad. Estos eventos ya fueron registrados a través del relato de los primeros pobladores y viajeros que transitaron por la región desde su colonización, donde son evidentes los episodios recurrentes de inundaciones y sequías que afectaron la producción agropecuaria, los medios y formas de vida de los productores y la población en general. Estos episodios ocurren en ciclos (húmedos y secos) de aproximadamente 50 años cada uno. Hay registros de los siguientes ciclos: 1820-1870 (seco) con una gran seca en 1829-1832 registrada por Charles Darwin; 1870-1920 (húmedo) donde ocurrieron grandes inundaciones; 1920-1970 (seco), aparecen médanos a 200 km de Buenos Aires y las rutas se construyen a un nivel que luego serán inundadas; 1970-2020 (húmedo) época de grandes inundaciones.

La sequía hoy en la región pampeana

En Argentina, analizando la situación actual, se puede observar que durante la campaña agrícola 2022/23 se registró la ocurrencia del tercer evento Niña en el fenómeno ENSO (El Niño-Oscilación del Sur). La Niña supone lluvias por debajo de los valores normales y el hecho de su repetición por tercera vez consecutiva señala la gravedad del proceso, al agotarse la humedad en los dos primeros metros del suelo.

En esta última campaña, la sequía ha provocado una notoria disminución de la producción ganadera como consecuencia del gran impacto sobre la producción forrajera, central para alimentar al ganado, generando menor producción de terneros y de menor peso, bajo estado corporal de los animales adultos, gran mortandad de animales por escases hídrica y nutricional. Todo ello, asociado además con una elevada proporción de incendios de pastizales.

La situación de la producción agrícola evidencia pérdidas muy importantes en los cultivos implantados en siembras tempranas como el maíz y girasol (que ya estaban comenzando a crecer porque fueron sembrados en forma temprana), pérdidas muy elevadas de cultivos estivales de segunda (sembrados sobre cosecha de cultivos invernales) y grandes pérdidas de maíz de siembra tardía y de soja en más del 60 % de la superficie de Argentina. De acuerdo con la Asociación de Consorcios Regionales de Experimentación Agropecuaria (AACREA) se ha estimado una pérdida del 36 % de la producción nacional de soja de primer cultivo, del 48 % en soja de segunda, del 12 % en girasol, del 30 % en maíz temprano y del 28 % en maíz tardío, por citar algunos ejemplos. Estas pérdidas suponen una disminución del ingreso de divisas al país superior a los 20 mil millones de dólares y el quebranto de muchos de los productores agropecuarios afectados.

Al severo estrés hídrico de esta campaña debe agregarse una helada extemporánea (totalmente fuera de época) del 16 de febrero de 2023, la cual alcanzó un mínimo de -3, 5 °C en el centro de Córdoba y el este de San Luis, provocando la inmediata finalización de muchos lotes de producción con pérdidas casi totales de maíz tardío y soja. Estas modificaciones abruptas del clima pueden atribuirse a las consecuencias del cambio climático global.

Estos ejemplos puntuales se pueden observar en todas las regiones del mundo, aún en las húmedas, con el riesgo de sufrir las consecuencias de las dos caras de la moneda (sequía e inundación) derivadas del deterioro de los suelos. La erosión entendida como pérdida de suelo hace que se pierda la capa fértil, provocando una compactación que genera que solo un tercio de lo que llueve pueda penetrar. Esto nos remite nuevamente a la complejidad del problema y a considerar cómo en todas las regiones del planeta aparece la relación entre la sequía y las mayores crisis socioeconómicas y políticas de la humanidad.

No todos los lotes de producción fueron afectados de igual manera por la sequía, puesto que la aplicación de conocimientos agronómicos al manejo de los cultivos permitió atemperar, en parte, estos efectos. En la foto se puede observar cómo mejores prácticas en el manejo del suelo cambian la distribución de raíces en la planta, ya que esta pone en funcionamiento un mecanismo para absorber mejor la poca agua disponible (planta central afectada por compactación del suelo).

El uso del riego fue y es una herramienta clave para asegurar la normal provisión de alimentos para la humanidad. Los excesos hídricos de los años lluviosos se almacenan en cuerpos de agua superficiales (lagunas o diques) y en los acuíferos subterráneos. En las diversas provincias productoras de Argentina existen ambas fuentes, cuyo caudal es suficientemente abundante para el uso del riego complementario. No obstante, es necesario el desarrollo de inversiones públicas y privadas para impulsar el área bajo riego de este país. Sobre un total de 30 millones de hectáreas agrícolas sembradas, la superficie bajo riego es solo de dos millones. Entre las acciones a realizar deberían profundizarse los estudios sobre el uso sustentable de las reservas hídricas, la cuantificación del impacto del riego en la producción de los cultivos y el desarrollo de estrategias de riego complementario, entre otras. Estas investigaciones son imprescindibles para dar sustento a los proyectos de inversión en riego que deberían apoyarse institucionalmente en este sentido.

Antonello Pasini, físico climatólogo italiano, en una entrevista a la edición italiana de Ciudad Nueva de agosto pasado, nos decía de los eventos suscitados por el cambio climático: “Las soluciones tecnológicas no alcanzan. Todos tienen que salvarse, no solo los ricos. La ecuación de los desastres nos dice que el riesgo depende de la peligrosidad de los eventos climáticos, pero también de la vulnerabilidad de los territorios y de la sociedad. Los científicos están aprendiendo a mirar la Tierra como una única entidad, poniendo por primera vez en relación el sistema geofísico con la esfera social. Océanos, tierras, atmósfera, ecosistemas y organismos vivientes: somos nudos de la misma red. Ninguna solución es posible sin considerarlos a todos. Solo la cooperación de políticos, empresas y simples ciudadanos logrará resolver los problemas globales, como enseña el papa Francisco con la ecología integral. ¡No importa solo el objetivo climático, sino también el camino para alcanzarlo!”.

De cara a un futuro vulnerable y cambiante, la humanidad enfrenta nuevos desafíos que deberán resolverse desde el camino de la unidad de todos los actores sociales •

1. Florentino Ameghino fue un científico de la Generación del ’80 de Argentina (1853-1911).

2. Zona al sur del desierto del Sahara, en África, sometida a los efectos más intensos de sequías e inundaciones por el cambio climático.

El agua, un cuello de botella de difícil solución
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2 comentarios en «El agua, un cuello de botella de difícil solución»

  1. Hola Estela
    gracias por tu comentario, es muy cierto lo que decís y no tardaremos en abordar estos problemas también.
    En este articulo profundizamos en este tema que es la cantidad de agua disponible, otro es la calidad que por supuesto limita la cantidad que se podrá utilizar.
    Como verás la sequía es un problema que enfrenta la humanidad desde tiempos muy antiguos y eso quisimos mostrar, como y a pesar del tiempo sigue siendo uno de los cuellos de botella mas importantes para la producción de alimentos. Seguiremos compartiendo estas ideas y esperamos que te intereses por esos temas.

  2. Hola qué tal, por qué en todo lo qué han comentado sobre la problemática del agua, no dicen nada sobre la megamineria y el fracking qué consumen millones de litros de agua por día y dejan contaminados los suelos y el agua 💧 , no solamente es la sequía, hay pueblos que no pueden plantar nada por qué sus tierras están contaminadas, gente enfermas por la contaminación de las aguas !!!!!

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