Atractivos de un carisma.

Por Sonia Vargas Andrade (Bolivia)

En los últimos años de su vida pública, Chiara Lubich realizó muchos discursos a nivel académico, social, cultural, político. Su genialidad se encuentra en el abrir a manos llenas su mensaje cristiano a todo público. El testamento de Jesús, “Que todos sean uno”, que se constituyó en el designio de su carisma, se convirtió en el testamento de la fraternidad universal. El discurso que presentamos hoy está dirigido a líderes economistas, políticos, artistas. Lubich no duda en colocar como principio inspirador y motor de todo liderazgo al amor:

Queridísimos amigos: Me siento especialmente a gusto, hoy, al considerar con ustedes, desde tan distintas perspectivas, los mil rostros de la interdependencia, que nos hemos propuesto afrontar juntos para comprender mejor cómo poder orientarla al bien de la familia humana.

En lo que a mí respecta, quisiera subrayar un aspecto de la interdependencia ya señalado en mi mensaje de adhesión a la Primera Jornada del pasado 12 de septiembre del 2003 en Filadelfia1.

Se trata de lo siguiente: la realidad de la interdependencia hace recordar a muchos la urgencia y la necesidad de ese ideal por el cual personas de buena voluntad esparcidas por todo el mundo, han decidido gastar su vida: colaborar para realizar la fraternidad universal, para lo cual se vive la unidad de la familia humana. Sí, porque la interdependencia significa relación de conexión recíproca entre dos realidades que se condicionan mutuamente. Relación que no podrá ser perfecta, entre los individuos y los estados, si no está caracterizada por el respeto recíproco, por la comprensión recíproca, por saber ceder el puesto uno al otro en las dificultades, los problemas y las realidades del otro, por la acogida de los respectivos dones. En práctica del mutuo amor, así como se vive entre verdaderos hermanos. La interdependencia fraterna comporta de hecho la elección del diálogo en lugar de la hegemonía; compartir, en lugar de la concentración de recursos y de conocimientos en una sola área del mundo. La interdependencia fraterna es verdaderamente “dependencia mutua”, porque implica que no puedo afirmar mi identidad ni por defensa ni por oposición, sino que se logra a través de la comunión: de recursos, de virtudes cívicas, de características culturales, de experiencias político institucionales2.

1. 227 años después de la Declaración de la Independencia de los Estados Unidos de Gran Bretaña, y dos años después de la tragedia de las Torres Gemelas, una asamblea de 500 personas entre líderes políticos internacionales, intelectuales y artistas ha aprobado la “Declaración de interdependencia”:  “Nosotros, pueblo del mundo, declaramos nuestra interdependencia como individuos y miembros de comunidades y naciones distintas. Nos comprometemos a ser ciudadanos de una única ciudad-mundo…”

2. Chiara Lubich, II Jornada de la Interdependencia. Discurso, Roma 2004.

El liderazgo de la fraternidad
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