Aprendamos juntos a ser padres e hijos – En la etapa escolar se incorpora la práctica del pensamiento que permite entender la relación causa-efecto entre dos eventos. Además, aparece un deseo natural y saludable de conocer el mundo relacional externo.
Por Ezio Aceti (Italia)
En artículos anteriores hemos visto que el niño se desarrolla gracias a la ley evolutiva genética, que favorece la asimilación de nuevas nociones y nuevos logros junto con la capacidad de adaptarse a la nueva realidad. Para conocer y profundizar las etapas de desarrollo del niño de 6 a 10 años, en esta primera parte presentaré algunos aspectos muy importantes: por un lado el desarrollo del pensamiento y la inteligencia; y por otro, las relaciones sociales y de amistad.
El desarrollo del pensamiento y la inteligencia
A partir de los seis años, el desarrollo de habilidades físicas, mentales y sociales es muy rápido. El lenguaje es cada vez más rico: aprenden y usan nuevos términos, los generalizan en diferentes contextos, aprenden un segundo idioma, conjugan correctamente verbos en el pasado y en el futuro. Saltan, corren, caen, trepan, se levantan y tienen un buen sentido del equilibrio.
Las estructuras cerebrales se desarrollan predominantemente y los impulsos instintivos dan paso al gran potencial de exploración y conocimiento que desarrollará la escuela primaria. Se produce un gran desarrollo en la inteligencia que se vuelve cada vez más abstracta y operativa.
De hecho, si en el jardín de infantes el niño necesitaba la presencia de objetos para establecer conexiones y descubrir la verdad de las cosas, ahora el pensamiento se vuelve cada vez más fluido y abstracto. Al principio las operaciones matemáticas representan ejercicios repetitivos que ayudan al pensamiento a utilizar de manera mecánica la repetición de cosas (piensa en las tablas de multiplicar aprendidas de memoria), posteriormente, la capacidad de resolver problemas (a partir del tercer grado) favorecerá el desarrollo del pensamiento lógico y abstracto.
Un problema matemático se convierte en realidad representada en símbolos y será posible, con un razonamiento simple, operar sobre la realidad, es decir, ejecutar de manera inicial.
El niño logra extender la propiedad de la reversibilidad del pensamiento a muchos más casos y es capaz de mantener unidos los múltiples elementos que componen lo real, así como las diferentes opiniones que se pueden tener sobre un fenómeno dado; entiende también la relación causa-efecto entre dos eventos.
Amistades y relaciones sociales
Lo que era el nido protegido y seguro de la familia, ahora parece ya no ser suficiente: el niño expresa un deseo natural y saludable de conocer el mundo relacional externo. La oportunidad de conocer compañeros es posible en primer lugar a través del vehículo de la escuela primaria: dentro de una estructura regulada por adultos, el niño puede conocer compañeros de su misma edad y comenzar relaciones significativas y duraderas.
En la escuela, los niños descubren las características no solo de sus cabezas, sino también de sus relaciones. Hay amistades maravillosas que nacen a esta edad y se mantienen vivas a lo largo de los años, pasando por las etapas de crecimiento adolescente y llegando juntos a la madurez.
Tales amistades son, por lo tanto, de un valor inestimable. Las amistades de estos años se expresan en las mesas escolares como en las canchas de fútbol, básquet o en el parquet de la escuela de baile: es aquí donde los niños comienzan a forjar fuertes lazos con los amigos. Estos son los entornos en los que pueden y desean probarse a sí mismos, donde necesitan ser aceptados, estimados y amados por sus compañeros.
Un buen indicio que se puede proporcionar a un niño de esta edad es crear lazos de amistad con todos los compañeros dando importancia a las relaciones siempre inclusivas, que potencien los elementos peculiares de cada individuo. Es así como el niño podrá entender cuáles son los aspectos de la relación que le hacen sentir bien, que mejor corresponden a sus necesidades o deseos y también aceptar aquellos que no son similares a él. Con algunos de estos compañeros es posible que el niño cree una relación especial que haga que el otro se sienta como un amigo electivo, un amigo del corazón.
El amigo permite tanto el juego aventurero como la confianza del secreto, es un compañero de exploración y apoyo cuando te enfrentas a frustraciones, fracasos, pérdidas, miedos. Como es evidente, a esta edad la amistad juega un papel fundamental en el crecimiento y adquisición de confianza en sí mismo y confianza en el mundo exterior.
Incluso el conflicto, del que uno no está exento, ya a esta edad se convierte en una oportunidad para intercambiar información sobre la emocionalidad y el temperamento, así como las características de la personalidad del otro.
A diferencia de la época anterior durante la cual los niños aceptaban voluntariamente jugar indiscriminadamente con niñas y niños, aquí las relaciones tienden a desarrollarse más en la dirección de compañeros del mismo sexo.
Si la diferenciación se mueve sólo a nivel de intereses y actividades concretas, esto es algo bueno. Lo que claramente debe evitarse es la actitud que disminuye el sexo opuesto, sus habilidades y características peculiares, su apariencia física. De hecho, esto puede dar lugar a formas de desprecio y humillación con graves consecuencias tanto para quienes las reciben como para quienes las llevan a cabo. La tarea de la educación es dar espacio a la diversidad personal y de género, sin caer en juicios de superioridad o inferioridad •