Continuidad en la empresa familiar.

Por Pablo Loyola (Argentina)

s común encontrar bibliografía donde citan que una empresa familiar es conflictiva y difícil de llevar adelante. Muchas de las estrategias que se presentan para la continuidad de este tipo de empresas se basa justamente en eso, la gestión del conflicto. Es cierto que hay momentos difíciles en las empresas familiares, pero ¿no los hay en toda familia? ¿No existen momentos difíciles en cualquier empresa?

Veamos algunos ejemplos.

Caso uno

Domingo de reunión familiar. En pleno almuerzo surge en la conversación una situación preocupante del trabajo y se sigue hasta ya pasados los postres, discutiendo sobre los pasos a seguir a partir del lunes. Los ánimos se caldean porque no hay coincidencia sobre qué es mejor hacer. Comienzan algunos reproches cruzados y se traspasa el límite entre sana discusión y pelea. El domingo no termina de la mejor manera. Lo más probable es que el lunes la discusión siga más o menos en el mismo lugar en que se dejó el día anterior, sin que los demás miembros de la empresa conozcan qué pasó el fin de semana para arrancar la semana así.

Caso dos

Un hijo termina el secundario. Empieza la universidad y no le va muy bien, un poco por desgano y otro poco por inmadurez. Pasan los años y no avanza. A sus padres se les ocurre una buena idea: que trabaje en la empresa familiar y así se va forjando la voluntad. Se crea entonces el departamento marketing a cargo del recién ingresado, que en realidad estudia odontología. Se genera algo de ruido en la empresa familiar, ya que nadie sabe bien cuál será la tarea del nuevo empleado y, además, nunca se sabe bien a qué hora estará disponible en la oficina.

Frente a estos dos ejemplos podrían surgir las siguientes preguntas: ¿Por qué no se pueden hablar cuestiones laborales en la mesa del domingo? ¿Está mal querer ayudar a que un hijo madure? Yo diría que estas no son las preguntas correctas, ya que ambas intenciones son muy buenas y loables. Todo pasa más bien por un sentido de oportunidad.

El lugar y el momento adecuados

¿Es la mesa del domingo el mejor lugar para hablar cuestiones de trabajo? Claramente no, porque esa mesa está destinada a compartir un momento en familia, con hijos, nietos, y a disfrutar de tiempo de calidad entre todos. Es el espacio para desenchufarse, quizás contarse sueños y desvelos, aprovechar para jugar con esos sobrinos que nunca vemos.

Que nuestro hijo ingrese a la empresa familiar, ¿será la mejor manera de ayudarlo? ¿Qué consecuencias trae para la organización? La empresa, ¿necesita un empleado más? A veces, en el afán de ayudar, no se prestan atención a estos aspectos sumamente delicados y que pueden generar más problemas que soluciones.

La profesionalización como aliada

Cuando la empresa se profesionaliza logra justamente eso: desarrollar y sostener los ámbitos adecuados para la gestión y gobierno tanto de la empresa como de la familia. Podemos decir en cierta manera que “se ordena la vida”. Se fijan parámetros, normas y procedimientos que ayudan a gestionar las relaciones entre la empresa y la familia, y que a su vez la fortalecen pensando en la continuidad.

Como muchas cosas en la vida, es cuestión de animarse a empezar. Al principio cuesta un poco cambiar la mirada, pero luego, a la luz de los beneficios, se toma conciencia de cuán importantes son estas cuestiones para la continuidad de la empresa y la armonía de la familia •

*El autor es contador, consultor de la empresa familiar certificado (CEFC) y director de la Sede Regional Córdoba del Instituto Argentino de la Empresa Familiar. Escribió Vientos de cambio y ¿De tal palo tal astilla?, libros publicados por Ciudad Nueva.

Para seguir al autor: www.novarum.com.ar e Instagram @novarumcba

Tener una empresa familiar rentable y una familia unida sin morir en el intento
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