Editorial de la edición N°2 de mayo de 2022.

Sí, “GRACIAS”. Así, en mayúsculas, es la primera palabra que nos sale de la boca para retribuir a nuestros lectores todos los comentarios que hicieron llegar directa e indirectamente a la redacción luego de publicada la primera edición de esta nueva Ciudad Nueva, realizada por y para Uruguay, Paraguay, Chile y Argentina.

Hemos recibido numerosas muestras de aliento para esta aventura que involucra las redacciones de los cuatro países y verdaderamente han sido un soplo de aire fresco para continuar con convicción en el uso de esta herramienta que intenta ser trasmisora de un mensaje de fraternidad.

Sabemos que todavía falta mucho por recorrer y debemos ir aceitando engranajes para lograr un cada vez mejor funcionamiento y un producto amigable para cada uno de ustedes. Por eso también estamos agradecidos por habernos hecho saber las dudas e incomodidades que puede acarrear la nueva plataforma digital para acceder a los contenidos, sobre todo para quienes están más habituados a la lectura sobre el papel. Valoramos sobremanera los esfuerzos individuales y colectivos para ir adaptándose a esta nueva modalidad, que principalmente es fruto de un camino de unidad que hemos decidido transitar los cuatro países del Cono Sur.

Sabemos que los cambios por lo general nos sacan de nuestra zona de confort y que podemos encontrar diferentes reticencias que no hacen otra cosa que ayudarnos a dar pasos y superar dificultades. Podemos verlo incluso en las experiencias que estamos viviendo como sociedades de la “pospandemia” (si correspondiera llamarla así) en las que tuvimos que repensar y reinventar modos de hacer y modos de relacionarlos.

Un claro ejemplo es la escuela, o bien, la educación en general, como reflejan estas próximas páginas. Sea dentro del aula o a través de diferentes organizaciones hay aspectos que han cambiado, como las maneras de comunicarse entre estudiantes y profesores e incluso también se han potenciado más problemáticas, como el bullying.

La educación es uno de los grandes desafíos que seguimos teniendo por delante si queremos contar con sociedades más justas, sanas y constructivas. Seguimos firmes al anhelo de paz que expresábamos en la edición anterior, mientras que vale la pena afirmarse en las palabras de Chiara Lubich al recibir el doctorado honoris causa en Pedagogía en el año 2000, que a su vez podrán profundizar en las siguientes páginas: “… la Utopía no es ni un sueño, ni ilusión, ni meta inalcanzable: esta está entre nosotros, y advertimos los frutos, cuando actualizamos el ‘donde hay dos o tres unidos en mi nombre, yo estoy en medio de ellos’ (cf. Mt 18, 20): esto hace que la finalidad, la meta más alta, sea realidad. Aquí se experimenta la plenitud de la vida de Dios, que Jesús nos ha donado, una relación trinitaria, la socialidad más auténtica, donde se realiza una síntesis maravillosa entre la instancia pedagógica de la educación del individuo y la instancia pedagógica de la construcción de la comunidad. Creemos que en nuestra experiencia de espiritualidad comunitaria trinitaria se realizan plenamente las ideas sostenidas por cuantos, grandes en la historia de la pedagogía, aunque partiendo muchas veces de premisas diferentes, han insistido sobre la importancia de la educación en la construcción de la sociedad fundada sobre relaciones auténticamente democráticas”.

¡GRACIAS!
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