La clave está en el cómo

Editorial

Si han prestado atención a los contenidos de Ciudad Nueva a lo largo del año habrán notado que el tema de la cercanía ha sido un denominador común en nuestras páginas. Esta edición no es la excepción y tiene sentido que así sea. 

“¿Con qué ojos miramos el mundo y a nuestros compañeros de viaje en la aventura de la vida?” Con esta pregunta comienza el libro La cercanía, el estilo de Dios1. Sin dudas es una invitación a interpelarnos sobre nuestra relación con todo aquello que nos rodea. 

Seguidamente se esboza una posible respuesta: “’Todo depende de cómo miremos las cosas, y no de cómo sean las cosas de por sí’, afirmó Carl Jung. Aunque el gran pionero del psicoanálisis se refería al estado mental de la persona, Chiara Lubich estaría de acuerdo con él, diría que todo depende de con qué ojo miramos a las personas. Si vemos con el ojo del corazón, que es el ojo del Amor, no nos quedaremos en las apariencias, sino que captaremos la realidad más profunda que se esconde en cada ser humano. Y de la mirada del corazón procede la acción, la calidad de la relación, el hacerse prójimo y acercarse al otro”.2

Por eso hablar de la cercanía es hablar de acciones concretas y de cómo elegimos hacerlas. Claramente hay una profunda reflexión en torno a este aspecto que inevitablemente termina en un llamado a ponernos en marcha, a abrir los ojos, el corazón, que vibra con los dolores y las alegrías de una humanidad heterogénea que se vuelve tan compleja como fascinante. 

No importa cuál es el ámbito en el que nos movemos, cuál es nuestra expertise profesional o con quién nos vinculamos. Lo que trasciende esta historia es el “cómo”. Es allí donde convertirnos en prójimos de quienes tenemos al lado marca la diferencia y eleva esa acción que decidimos hacer. 

Lo vemos en los hombres y mujeres referentes de los distintos ámbitos de la cultura en el ámbito de los Focolares que optaron por trabajar en conjunto y reunirse para ir al encuentro de los más vulnerables de Yungay, un barrio periférico de Santiago de Chile.

Lo palpamos en ese matrimonio que armó una residencia de estudiantes en Encarnación, Paraguay, para que los jóvenes que dejan sus lugares de origen encuentren acogida mientras se preparan para el futuro. 

O empresarios que se organizan para estar cerca de jóvenes emprendedores y así ayudarlos en el impulso inicial, como una manera de enseñar a caminar a quien tiene todo un recorrido por delante. 

Son de las más variadas las acciones colectivas que encontramos que tienen a la cercanía como sello distintivo. E inabarcables las actitudes individuales y cotidianas que podemos tener a cada paso que damos, sea en casa, en el barrio, en la escuela, la universidad, el trabajo o el club. 

El lugar no es lo importante. Tampoco aquello que hacemos. Sino cómo elegimos hacerlo. Es decir, cómo miramos al mundo que nos rodea y a quienes nos acompañan en esta aventura.     

1. Povilus J. y Ciccarelli L. La cercanía, el estilo de Dios. Buenos Aires, Ciudad Nueva, 2024.

2. Idem.

La clave está en el cómo
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