La política, campo privilegiado para la construcción de la fraternidad universal

Movimiento Políticos por la Unidad (MPPU) – La palabra “fraternidad” tiene que ver tanto con el conflicto inherente a la hermandad (los hermanos se pelean) como con el fin ético y político de la vida comunitaria plena (“los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera”) y con los caminos que permiten abordar los conflictos, generar los consensos básicos para la convivencia y gestionar los disensos, es decir, las diferencias (muchas veces antagónicas) que son parte de la vida en sociedad.

Por Matías Mattalini e Irene Duffard (Argentina)*

“Para darle al mundo la fraternidad que genera una unidad espiritual, garantía de la unidad política, económica, etc., no faltan los instrumentos. Basta saber reconocerlos”. (Chiara Lubich, 2004).

El Movimiento Políticos por la Unidad (MPPU) nació el 2 de mayo de 1996 en la ciudad de Nápoles, en Italia, animado por la espiritualidad de la Unidad de Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares. En el ámbito de la legislatura italiana, Chiara Lubich propuso a un grupo de políticos de diversos partidos, construir un nuevo sujeto político, capaz de dar testimonio de la acción política en el respeto y la valoración de la diversidad. La experiencia de aquel grupo logró poner de manifiesto que la acción política fraterna es capaz de sostener los valores fundamentales de la persona y del cuerpo social, y profundizar la construcción del bien común para todos los miembros de nuestras comunidades, cada vez más multiculturales. Este movimiento se expandió rápidamente por Italia y Europa, adquiriendo voz propia en el proceso de integración de ese continente.

En el año 1999, el Movimiento Políticos por la Unidad llegó a América Latina. Primero nació en Argentina y Brasil, luego en Uruguay y más tarde en Paraguay. Hoy se extiende a lo largo de toda la región, a través de muchos políticos latinoamericanos que encuentran en el MPPU y en el paradigma de la fraternidad un espacio de diálogo y participación necesario para el fortalecimiento de la democracia.

Desde sus inicios, el MPPU se ha preocupado por la formación en gestión pública y social. La comprensión de la política como campo privilegiado para la construcción de la fraternidad universal ha sido siempre una convicción. La palabra “fraternidad” refiere al paradigma del cual el MPPU se vuelve vocero privilegiado, y que tiene que ver tanto con el conflicto inherente a la hermandad (los hermanos se pelean) como con el fin ético y político de la vida comunitaria plena (“los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera”) y con los caminos que permiten abordar los conflictos, generar los consensos básicos para la convivencia y gestionar los disensos, es decir, las diferencias (muchas veces antagónicas) que son parte de la vida en sociedad.

Emergen en distintos países, y en nuestra América Latina en particular, nuevas maneras de hacer visible la fraternidad como ideal: la solidaridad, la reciprocidad, la defensa de los valores cristianos, la construcción de alternativas que vuelvan a recuperar el trabajo como ordenador social y elemento constitutivo de la dignidad del ser humano. También las innumerables acciones colectivas por el cuidado del medio ambiente. Ahora bien, la democracia no se enseña a sí misma. Es preciso cursar caminos concretos que fortalezcan su constante desarrollo en una sociedad que muchas veces es tentada por posturas individualistas, no participativas y poco comprometidas con la comunidad. Por otro lado, hoy la fraternidad también amerita nuevas reflexiones y propuestas de entendimiento. La Encíclica Fratelli Tutti, del papa Francisco, ha puesto nuevamente el paradigma de la fraternidad (o solidaridad universal) en la mesa de debate cotidiano y en el discurso social y político de los líderes nacionales e internacionales. Ello ha movilizado la investigación y la acción desde diversos espacios académicos y de organización social. Además, surge como idea nueva la “sororidad”, es decir, la hermandad entre las mujeres, que emerge en situaciones de luchas compartidas y búsquedas por la dignidad e igualdad de oportunidades para desarrollarse en sociedad. La sororidad como experiencia parece aportarle a la fraternidad algunas categorías innovadoras que es preciso ensayar y descubrir colectivamente en un laboratorio de teorías y prácticas. 

El MPPU en el Cono Sur

En un esfuerzo por abordar estos desafíos, los MPPU de Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay han llevado a cabo jornadas de trabajo para profundizar en el concepto de fraternidad universal y analizar la situación actual de sus países. Además, están fortaleciendo sus lazos con miembros de la sociedad civil, incluyendo actores del ámbito de las ciencias sociales, la educación y la política, con el objetivo de impulsar una transformación significativa en la realidad política nacional.

En el caso específico del MPPU1 en Argentina, en el año 2001 se constituye como asociación civil sin fines de lucro a la que adhieren políticos y políticas de diversos partidos y tendencias, con el compromiso común de contribuir a la construcción de un orden social y político más justo y fraterno. Las y los políticos, investigadores y ciudadanos que la integran reconocen en la fraternidad universal el fin, el contenido y el método específico del compromiso político. Como experiencias genuinas, se pueden reconocer las Escuelas de Formación Social y Política2, realizadas a posteriori del “que se vayan todos” surgido tras la crisis económica, social y política del año 2001 en el país. Nacieron con el propósito de revalorizar la política como herramienta para la transformación desde el paradigma de la fraternidad universal. En estos más de 20 años de vida, se comparten algunos números en relación con la actividad desarrollada:

  • – Generación de 15 núcleos territoriales desarrollados en 10 provincias de la República Argentina.
  • – 42 Escuelas de Formación Social y Política para jóvenes, en 17 ciudades de nuestro país.
  • – Más de 1500 jóvenes formados bajo el paradigma de la fraternidad en política.

Más de 280 espacios e instancias de diálogo político, sobre todo en instancias preelectorales con candidatas y candidatos de diversa procedencia partidaria.

En 2023, Argentina cumplió 40 años de vigencia del sistema democrático ininterrumpido, y eso conlleva una gran responsabilidad para las organizaciones que participamos en la formación política. Este hito supuso abrir espacios de celebración por el sostenimiento de la democracia, pero también de reflexión para pensar qué democracia tenemos y qué democracia queremos. Asimismo, en octubre de 2022 se han cumplido 10 años de la Ley 26.774, conocida como ley de “Voto Joven”, que amplió el derecho al voto en elecciones nacionales a jóvenes de 16 y 17 años. Este otro hito resulta significativo para el MPPU, por su vocación de implicar y capacitar jóvenes en el proceso de construcción de la democracia. 

Los desafíos de la nueva Comisión Directiva, cuyos miembros han sido egresados de las primeras Escuelas de Formación Social y Política del MPPU, son los siguientes:

  • – Instalar la perspectiva histórico-política: la Revolución Haitiana y su incidencia en las revoluciones Latinoamericanas
  • – Profundizar en la categoría de sorfraternidad
  • – Focalizar en la gestión del disenso

Por último, compartimos algunos datos del trabajo realizado para conocer la incidencia y los resultados obtenidos en estos años de trabajo: un equipo de profesionales adulto- joven, intergeneracional, con amplia trayectoria en participación política y con perspectiva de trabajo horizontal y federal; 14 acciones y encuentros realizados; más de 900 personas alcanzadas; incidencia en ocho provincias y más de 20 vínculos institucionales de trabajo en red.

El laboratorio del que nos hablaba Chiara Lubich al crear el MPPU hacía foco en que éste sea un espacio donde el ejercicio del diálogo tenga la intención de indagar. No para discutir, sino para explorar; no para convencer, sino para descubrir la riqueza del otro diferente de mí. 

“(…) La vida espiritual y la vida política no son oficios, son dimensiones irrenunciables de cada uno de nosotros y nosotras” (Raimon Pannikar, teólogo y filósofo catalán) •

*Irene Duffard y Matías Mattalini son presidente y co-presidente del MPPU Argentina

*Este artículo es el segundo de una serie de entregas destinadas a las “Inundaciones”, que Ciudad Nueva publica mes a mes. Para conocer el artículo introductorio, haz click aquí. 

1. Ver: http://mppu.org.ar/ 

2. Entre las distintas experiencias que se fueron dando podemos compartir algunas notas: 

https://mppuargentina.wordpress.com/2011/04/17/seminario-2011-escuelas-de-formacion-social-y-politica-para-jovenes-del-mppu-dialogo-politico-representacion-y-participacion/

https://mppuargentina.wordpress.com/2011/06/14/cecilia-di-lascio-en-chacabuco-por-la-apertura-de-la-escuela-de-formacion-politica-para-jovenes/

https://mppuargentina.wordpress.com/2012/10/04/la-escuela-de-formacion-para-jovenes-fue-presentada-en-un-congreso-del-celam-y-la-kas/https://mppuargentina.wordpress.com/2013/09/10/la-experiencia-de-las-escuelas-populares-cerro-a-puro-sol/

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