Instituto Universitario Sophia – El Instituto Universitario Sophia ha detectado la necesidad de alimentar una capacidad de gestión que pueda problematizar y contribuir a resolver cuestiones sociales que desafían al quehacer científico tradicional. Por eso ofrece, para América Latina y el Caribe, una propuesta académica de matriz crítica, propositiva y comprometida con el desarrollo local, siendo uno de sus pilares fundamentales la integración entre la reflexión y la vida.

Por Carlos Argaña (Argentina)*

Desde las teorías clásicas1 de la ciencia de la administración, el poder ha sido definido como la capacidad de influenciar las conductas y las decisiones de los otros; y la autoridad entonces ha sido concebida como poder legitimado. Ahora bien, existen diversas fuentes para alcanzar esta legitimidad: la tradición, la ley, el dinero, la coerción, el conocimiento y el carisma, entre otras.

El liderazgo, por su parte, y aunque no existen consensos definitivos, puede entenderse ampliamente como la habilidad de guiar a un grupo de personas para alcanzar objetivos compartidos. Así pues, se relaciona por su propia naturaleza con el poder y con la autoridad. Ser un líder o una lideresa implica tener y ejercer poder y autoridad. Por eso su estudio ha interesado y continúa interesando no sólo a las disciplinas técnicas de la gestión, sino también a la antropología, la sociología y más recientemente también a la psicología social.

Existen diversos abordajes acerca del fenómeno del liderazgo, pero una perspectiva especialmente interesante y prometedora es la que propone el Instituto Universitario Sophia (nacido a la luz del carisma del Movimiento de los Focolares y trabajando en la región desde hace más de una década) a través de uno de los cursos de extensión que ofrece en América Latina y El Caribe: su Diplomado en Liderazgos Comunitarios2. De acuerdo con esta mirada y en contraposición a perspectivas autorreferenciales y eminentemente individualistas, el liderazgo no es un fin en sí mismo sino un medio para servir y propender al mejoramiento de las condiciones de vida de nuestros pueblos.

De frente a un mundo (y en particular a un continente) donde las fragmentaciones y la desigualdad se hacen cada vez más evidentes, la ausencia de liderazgos humanistas, dialógicos y cooperativos resulta flagrante. No es que falten líderes, sino que faltan líderes éticamente responsables, capaces de generar cohesión social y sostenibilidad. No es que falten personas formadas para guiar equipos a la consecución de ciertos resultados, sino que falta el criterio del desarrollo (y no sólo del crecimiento, mucho menos del crecimiento para unos pocos) para orientar esas acciones.

Las crisis financieras, ecológicas, migratorias, las guerras, el racismo, la xenofobia, la discriminación con base de género y tantas otras expresiones de exclusión no son propiciadas por líderes ingenuos que no han tenido la posibilidad de capacitarse, sino por líderes que conciben sus roles careciendo de una perspectiva amplia de bien común. Una vez más, el problema no es (solamente) la falta de acceso a la educación sino el tipo de educación que estamos brindando. Por este motivo, el Instituto Universitario Sophia ofrece una propuesta académica de matriz crítica, propositiva y comprometida con el desarrollo local, siendo uno de sus pilares fundamentales (además de las clases y de los espacios semanales de comunión, debate y aprendizaje compartido) la integración entre la reflexión y la vida.

Sophia ALC ha detectado la necesidad de construir un pensamiento complejo e intercultural (inter y transdisciplinario) que conecte los saberes estancos, y asimismo de alimentar una capacidad de gestión capaz de problematizar y contribuir a resolver cuestiones sociales que desafían al quehacer científico tradicional.

El líder aquí se entiende como un sembrador que echa la semilla y sabe esperar y acompañar los procesos de gestación; uno que se hace preguntas y no tiene todas las respuestas, sino que las encuentra en camino con otros, escuchando los dolores de los pueblos y de la Madre Tierra.

Durante el recorrido formativo se abordan los contenidos en clave filosófica, sociológica y antropológica; pero también se brindan herramientas metodológicas para la incidencia personal, comunitaria y política. En efecto, es requisito de aprobación el diseño de un proyecto de intervención que cuenta con el acompañamiento personalizado de un especialista en la disciplina sobre la que cada estudiante escoge trabajar.

Estos proyectos están orientados, entre otras, por las premisas de colocar los aprendizajes realizados al servicio de la sociedad3 y asimismo de favorecer la participación, articulación y horizontalidad, conscientes de que todos tenemos algo que aprender y algo que enseñar. Es decir, transformando la realidad no para, sino con la comunidad. El liderazgo propuesto parte de respetar y valorizar la igual y plena dignidad de todas las personas, capaces de elegir con libertad y de actuar activamente en pos de sus propios deseos4. No es por lo tanto asistencialismo, no es paternalismo, no es clientelismo, no es solidaridad vertical o descendente, no es beneficencia ni ayuda cándida e inconducente, no quiere generar destinatarios pasivos ni alimentar círculos viciosos de dependencia. No persigue sólo dar el pescado, pero tampoco -como tantas veces repetimos sin la necesaria reflexión- sólo enseñar a pescar; máxime si no hay una laguna donde poder hacerlo, si no hay fuerzas para levantar una caña, si el pescador hace días que no come o está atravesado por vulnerabilidades estructurales que no le permiten siquiera dormir. El Instituto Sophia propone pescar juntos. Con toda la complejidad, los desafíos y las alegrías que el vínculo puede humanamente significar.

Así han surgido y continúan surgiendo acciones tan conmovedoras como, sobre todo, transformadoras. Por ejemplo, Graciela es la Directora de un centro comunitario situado en uno de los barrios más vulnerables del conurbano de Buenos Aires, Argentina. En el diagnóstico de su proyecto de intervención detectó que uno de los problemas más graves de su comunidad era la violencia generada, entre otros factores, por la desconfianza mutua entre grupos de distinta proveniencia geográfica. Por eso se planteó como objetivo contribuir a la construcción del sentido de comunidad en el barrio y generó (junto a un nutrido equipo de trabajo) una serie de acciones programáticas dirigidas a fomentar el diálogo intercultural y consolidar la convivencia pacífica: talleres de conocimiento y valorización recíproca, talleres de interculturalidad, eventos deportivos, ferias de comida y arte para compartir la riqueza de las diversas tradiciones y al mismo tiempo la articulación con otras organizaciones que también se encuentran operando en la zona.

Luisa es colombiana y trabajó con perspectiva de género para favorecer la inclusión económica de las mujeres Emberá, una etnia desplazada de la ciudad de Bogotá. Laura y Valeria, madre e hija, desarrollaron un proyecto de consultoría para optimizar el desempeño sostenible de una asociación que acompaña la migración venezolana. Rubén presentó un programa de integración laboral para los jóvenes de un centro social que opera en la periferia de Montevideo, Uruguay. Eliane elaboró un proyecto de educación y ecología integral en el municipio de Campina Grande, Brasil, para promover la concientización medioambiental, el reciclaje y las huertas comunitarias. Ximena es chilena y diseñó un plan de acción para mejorar el funcionamiento del Servicio Sanitario Rural de su pueblo, responsable de gestionar el agua potable de pozos profundos para abastecer a pequeñas comunidades.

Así, sumando las dos ediciones con las que al momento ha contado el Diplomado en Liderazgos Comunitarios, más de 100 estudiantes han presentado proyectos de intervención en 14 países de América Latina y El Caribe.

Suele hacer más ruido el árbol que cae que el bosque que crece, pero aquí ciertamente hay una semilla sembrada y brotando con fuerza. Paulo Freire decía que la educación no cambia al mundo, cambia a las personas que cambiarán el mundo. Ésta es, al mismo tiempo, la esperanza y la contribución de Sophia •

*Contador Público especializado en Gestión Social. Coordinador de Proyectos Sociales en el Instituto Universitario Sophia para América Latina y El Caribe.

1. Weber, Max. “The Theory of Economic and Social Organizations”. Free Press, New York. 1947.

2. http://www.liderazgoscomunitarios.org/index.php/es/

3.  Aprendizaje y Servicio Solidario. CLAYSS. https://clayss.org/20clayss/index.html

4. Enfoque de capacidades. Sen, Amartya. “Desarrollo y libertad”. Editorial Planeta, Bogotá. 2010.

Liderazgos comunitarios desde una perspectiva transformadora
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