Hombres y mujeres en la empresa – Las trayectorias profesionales de hombres y mujeres no fueron ni son las mismas a la hora de incorporarse a una empresa. Cómo será de habitual esta situación, que se lo conoce en el mundo de la empresa como fenómeno de las “paredes de cristal”.

Por Pablo Loyola (Argentina)*

Aún recuerdo con humor una frase que una persona muy cercana y que nos quería mucho le decía a mi esposa cada vez que nos veía: “Nena, que bien has educado a estos chicos”. Era una mujer mayor que hacía referencia a nuestros hijos. ¿Podría enojarme con esa persona por pensar así? ¿Como si uno no hiciera el 50% del trabajo en la educación integral de nuestros hijos? Por supuesto que el comentario me era antipático, pero ella ni se daba cuenta de lo que en mí producía esa frase. Si analizo el paradigma cultural y social que ella tenía, lo que estaba haciendo era todo un halago hacia nuestra familia.

No hace tanto tiempo atrás se le daba a la mujer el rol de ama de casa + cuidado de los hijos + atención al marido, y era el hombre quien asumía el trabajo de traer el pan a la casa. La mujer era considerada casi un bien del marido, que éste aceptaba de la mano del padre al momento de casarse.

En términos generales, el padre era quien mandaba para todos los aspectos prácticos de la vida familiar. Justamente por la ecuación mujer = ama de casa, no tenía mucho sentido que estudiara. Sí podía aprender a coser, tejer y cocinar. Era impensado que siguiera una carrera en la universidad.

Fueron modelos culturales, sociales y familiares que respondían a una época, con características que hoy quizás nos parecen increíbles. En este momento la realidad es otra.El mundo ha cambiado (y cambia cada vez más rápido) poniendo en tela de juicio muchas cuestiones que hasta la fecha eran verdades indiscutibles.

En la mayoría de los países, en general se acepta que el rol de la mujer es otro respecto al de años atrás, y que su aporte es fundamental en todos los campos. Incluso se ha demostrado que la reciprocidad entre hombres y mujeres sería la mejor manera de aprovechar nuestras capacidades. Cuando digo “reciprocidad” me refiero al trabajo en comunión, donde luego de una interacción entre dos personas, ambas adquieren riquezas de la otra y se ven mutuamente beneficiados. Ninguna de las dos personas es la misma que antes de la interacción.

Las realidades que se han presentado en la sociedad, naturalmente también se verifican en la empresa familiar. Es así que las trayectorias profesionales de hombres y mujeres no fueron (ni son) las mismas a la hora de incorporarse a una empresa.

Ya hay estudios que demuestran que un equilibrio de género en los equipos directivos trae mejores resultados para la empresa: los equipos mixtos son más creativos, tienen soluciones más innovadoras cuando se enfrentan a problemas y tienen como consecuencia una mayor rentabilidad (OIT, 2015). Es hora de ser más concretos en este cambio de paradigma •

*El autor es contador, consultor de la empresa familiar certificado (CEFC) y Director de la Sede Regional Córdoba del Instituto Argentino de la Empresa Familiar. Escribió Vientos de cambio¿De tal palo tal astilla? y Tatuaje en el alma, libros publicados por Ciudad Nueva.

Ideas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para que los empresarios puedan ayudar:

• Tomar medidas concretas para eliminar las paredes de cristal.

• Contar con reglas claras para medir el desempeño y promover al personal.

• Contratar evaluando objetivamente capacidades y formación, con independencia del sexo del postulante.

• Introducir horarios flexibles de trabajo para que tanto mujeres como hombres puedan tener mayor posibilidad de conciliar familia y trabajo.

• Sancionar fuertemente cualquier tipo de agresión o abuso por cuestiones de género.

¿Lucha de poder o vínculos de reciprocidad?
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