A 60 años de su nacimiento – Se cumplen 60 años del nacimiento de Mafalda, un entrañable personaje de humor cuyas historietas fueron guiños hacia los estereotipos de Argentina y de todo el mundo, retratando diferentes aspectos del género humano. A lo largo de los años se ha convertido en objeto de culto no sólo en su tierra natal sino en muchos países alrededor del planeta.
Por Quique Figueroa (Argentina)
El martes 29 de septiembre de 1964 el mundo mejoraba, pues se producía el debut de la tira Mafalda, con la firma de Quino, su autor, en la publicación de Buenos Aires Primera Plana. Su creador afirmaba: “Todo empezó por casualidad. En realidad, Mafalda iba a ser una historieta para promocionar una nueva línea de electrodomésticos llamada Mansfield. La agencia Agnes Publicidad le encargó el trabajo a Miguel Brascó, pero como él tenía otros compromisos, me lo pasó a mí. Esto fue en 1963, pero la campaña finalmente no se hizo, y las ocho tiras que dibujé quedaron guardadas en un cajón. Al año siguiente, Julián Delgado, secretario de redacción de Primera Plana, me pidió una historieta. Entonces rescaté esas tiras y ahí empezó todo”.
La anécdota consta de ribetes poco conocidos, por caso el nombre del empleado de la agencia que encargó la tira: se trató del dramaturgo argentino Norman Briski. Agnes Publicidad fue una agencia que promovió la Siam Di Tella y otras marcas señeras de la década del 60’. De allí que Mafalda vinculase desde sus inicios a Brascó, a Briski y a Quino. Quizá haya sido un augurio del éxito que se avecinaba.
Miguel Brascó recordaba: “En aquel momento ese nombre (el de Norman Briski) me quedó grabado, porque era una mezcla de mi apellido con el del dibujante Oski. Cuando me llamó, esta coincidencia me resultó graciosa y fui a la agencia a ver de qué se trataba. Querían una familia con padre, madre y dos hijos: un típico contexto para que aparecieran los productos. Lo que necesitaban no tenía nada que ver con lo que yo normalmente hacía, así que le derivé el trabajo a Quino, que en ese momento trabajaba conmigo”.
En el caso de Mafalda, el flamante personaje que con los años se transformaría en un estandarte de lucha por la igualdad social, llevaba sus polleras bien puestas. Quino se preguntaba: “¿Por qué mujer? No lo sé. Al principio uno no se detiene a pensar en esas cosas”. El dibujante tampoco se había puesto a pensar que las ideas de esta niña tan ingeniosa como irreverente iban a recorrer el mundo. El mensaje de Mafalda sigue manteniendo la misma dosis de genialidad y de vigencia.
Derrotero y ampliación
Luego de publicarse en Primera Plana, Mafalda pasó al diario El Mundo, desde marzo de 1965 hasta fines de 1967. Más tarde pasaría a la revista Siete Días, desde mediados de 1968 hasta su final a mediados de 1973.
Desde el momento de su publicación, este personaje de Quino se ganó la fama de ser un registro minucioso de la clase media argentina de los años 60’, que reflexionó sobre eventos como la guerra de Vietnam, la carrera espacial, el movimiento tercermundista, el asesinato de Kennedy, los derechos humanos, el sexo, el psicoanálisis o el feminismo, entre tantos otros.
Hay algo que el autor logra muy bien, y es el hecho de poder expresar diversos comportamientos a través de un grupo compuesto por cinco niños pequeños que tienen menos de ocho años de edad. Algo realmente fresco e innovador. Quizá la irrupción de Snoopy en EE.UU., obra de Charles Schultz, sea un somero antecedente. Localmente, la aparición de la revista Anteojito (1964) puede haber sido una pequeña ayuda en Argentina para darle un poco de reconocimiento a los más pequeños. Mafalda no buscaba respuestas, sino que, esencialmente, se formulaba preguntas, dejando finales abiertos, algo absolutamente disruptivo pero muy bien planteado pese a la escasez de cuadros de cada publicación.
En pleno esplendor, Quino dejó de dibujarla. El domingo 25 de junio de 1973 apareció Mafalda por última vez en la revista Siete Días.
Origen y repercusión
En cuanto al nombre de Mafalda, este surgió de la versión cinematográfica de la novela Dar la cara, de David Viñas. En una escena de esa película aparece una beba dentro de un moisés que se llama así, y Quino adoptó el nombre ya que le pareció alegre. Sus historietas fueron guiños hacia los estereotipos de Argentina y del mundo en el momento, retratando diferentes aspectos del género humano.
Quino ha declarado en múltiples ocasiones que estaba sorprendido por la repercusión que han tenido sus dibujos en países tan diferentes al suyo, como Japón o Estados Unidos. Dijo, en declaraciones al diario El Mundo de España, que “las tiras de Mafalda están sembradas de tópicos argentinos, y siempre me he preguntado cómo pueden entenderlas en otras culturas”. Lo cierto es que, con el paso del tiempo, esta historieta protagonizada por una niña rebelde y tierna, junto a su singular grupo de amigos, se ha convertido en objeto de culto no sólo en su país natal sino en muchas naciones alrededor del planeta.
Mafalda traspasó no sólo fronteras sino también los estrechos márgenes de las tiras para convertirse en un personaje más de la realidad. A lo largo de la serie, el dibujo de Mafalda fue cambiando y evolucionando, más allá de los tecnicismos, con un estilo despojado para darle centralidad al texto y a los personajes.
Temáticas y un final inesperado
Sus temas más recurrentes han sido los abusos de poder, las injusticias sociales y el autoritarismo, que siguieron vigentes en los trazos de Quino a lo largo de casi todos sus dibujos posteriores.
Quino fue preparando el terreno de la despedida. En el número del 18 de junio de 1973, la chismosa Susanita contaba al lector: “Ustedes no digan nada que yo les dije, pero parece que por el preciso y exacto lapso de un tiempito los lectores que estén hartos de nosotros van a poder gozar de nuestra grata ausencia dentro de muy poco”.
El remate llegaría una semana después. Esa tira final no tenía cuadros, todo el espacio lo ocupaban Mafalda y su pandilla, a excepción de Susanita. Toma la palabra Mafalda: “Dice el director que bueno, que a partir de hoy podemos darle un descanso a los lectores, pero que si alguno de nosotros se mudare, trasladare y/o apareciere en otra revista y/o diario, él a patadas nos agarrare”.
Quino da los motivos para la conclusión de la tira: “Me costaba mucho esfuerzo no repetirme, sufría con cada entrega. Cuando uno tapa el último cuadrito de una historieta y ya sabe cuál va a ser el final es porque la cosa no va. Y por respeto a los lectores y a mis personajes y por mi manera de sentir el trabajo decidí no hacerla más y seguir con el humor que nunca dejé de hacer”.
A diferencia de otros colegas suyos, que hicieron perdurar sus tiras apoyándose en un equipo de guionistas y dibujantes, Quino se resistió siempre a perder el contacto personal con su creación. Jamás quiso adoptar esta modalidad de trabajo por considerarla no adecuada a su estilo. Antes que nadie, Quino supo que Mafalda había cumplido su cometido •
Biografía de Quino
Joaquín Lavado nació en la provincia argentina de Mendoza, en julio de 1932. Desde su nacimiento fue llamado Quino para distinguirlo de su tío Joaquín Tejón, gran pintor y mentor de su sobrino, a quien le inculcó el amor por el dibujo desde chico.
A los trece años se matriculó en la Escuela de Bellas Artes, pero dibujar ánforas y yesos lo aburría demasiado. Abandonó sus estudios para dedicarse al dibujo de historieta y humor. Ese motivo lo llevó a Buenos Aires en busca de un editor dispuesto a publicar sus dibujos, pero pasaría algunos años antes de ver su sueño hecho realidad. “El día que publiqué mi primera página, pasé el momento más feliz de mi vida”. Fue en 1954. Desde entonces, sus dibujos se vienen publicando ininterrumpidamente en infinidad de diarios y revistas de América Latina y Europa.
En 1960 tiene la oportunidad de coronar otro sueño: casarse con Alicia Colombo, nieta de inmigrantes italianos y con un título en Química.
En 1963 aparece su primer libro de humor, Mundo Quino, una recopilación de dibujos de humor gráfico mudo con prólogo de Miguel Brascó. El mismo Brascó que lo había presentado a Agnes Publicidad, que buscaba a un dibujante para que creara una historieta para publicitar el lanzamiento de una línea de productos electrodomésticos llamados Mansfield, razón por la que el nombre de algunos de los personajes debía comenzar con la letra M. De ahí Mafalda.
En 1969 se edita su primer libro en Italia, Mafalda la contestataria, con la presentación de Umberto Eco, director de la colección.
Quino continuó publicando semanalmente sus geniales páginas de humor que dan muestra de su imaginación y de su exquisito trazo como dibujante, algo que en Mafalda es minimalista, pues la centralidad está en los personajes y en sus parlamentos. Joaquín Lavado se fue de gira eterna el 30 de septiembre de 2020, a los 88 años. No tuvo hijos, pero hizo felices a millones de personas. ¡Gracias, Quino!