Vino – En Argentina, el vino se erige como un ícono nacional, y el Malbec destaca como su embajador por excelencia. Esta cepa ha conquistado paladares en todo el planeta, convirtiéndose en un símbolo de la identidad vitivinícola del país. Originaria de Francia, el Malbec encontró en las tierras de la provincia de Mendoza las condiciones perfectas para desplegar su extraordinario potencial.
Por Laura Carbonari (Argentina)
Los argentinos tenemos varias devociones: Messi, la Selección Argentina, el mate, el tango y… ¡el vino! Es verdad que existen otros íconos argentinos, pero el vino viene siendo, desde hace años en el mundo, un gran embajador del país.
Imagina un vino tinto, robusto y elegante, que ha conquistado paladares en todo el mundo. Ese vino es el Malbec argentino, una cepa que encontró en nuestras tierras el terroir perfecto para expresar todo su potencial. En Argentina, el Malbec es más que una bebida. Es una pasión que compartimos y que nos representa en el mundo.
Orígenes del Malbec
Aunque hoy lo consideramos un ícono nacional, el Malbec no nació en Argentina. Esta cepa tinta es originaria de la región de Burdeos, en Francia, donde se la conoce como Côt. Es proveniente de un antiguo cruzamiento de Madeleine noir y Prunelard, y su historia en nuestro país comienza hace 165 años. En aquel entonces, el francés Michel Pouget, amigo del prócer nacional Domingo Faustino Sarmiento, trajo las primeras vides de Malbec a la provincia de Mendoza, con la idea de mejorar la producción de vino local.
El Malbec en Argentina
En Mendoza, el Malbec encontró un hogar. El clima soleado, la altitud y los suelos pedregosos de la Cordillera de los Andes resultaron ideales para esta cepa, que aquí desarrolla características únicas, diferentes a las de su lugar de origen. Aromas a ciruela madura, mora y especias, combinados con taninos suaves y un final persistente, hacen del Malbec argentino un vino inconfundible.
Características únicas
¿Qué hace que el Malbec argentino sea tan especial? Además del terroir (conjunto de características que componen el suelo o la tierra donde se produce el vino), también influyen factores como las características genéticas de las plantas, el manejo del viñedo y los métodos de elaboración. El resultado es un vino versátil, que se adapta a diferentes estilos, desde los más frutales y ligeros hasta los más complejos y concentrados, con crianza en barrica.
Consumo en Argentina
En Argentina, el Malbec es el rey de los tintos. Según el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), se beben alrededor de 132,5 millones de litros de Malbec al año, y su consumo ha crecido un 88% en los últimos 13 años. No es de extrañar, ya que esta cepa está presente en 17 provincias vitivinícolas de Argentina. Mendoza, a la cabeza, concentra el 85% de las hectáreas cultivadas.
Exportación al mundo
El Malbec no solo ha conquistado el paladar de los argentinos, sino que también ha traspasado fronteras, convirtiéndose en un verdadero embajador de nuestro país. Actualmente, el 70% del vino que Argentina exporta es Malbec, llegando a más de 120 países en todo el mundo. Estados Unidos, Reino Unido y Canadá son los principales compradores, pero su popularidad se extiende a mercados como Brasil, Alemania, México, Países Bajos y China.
Un futuro prometedor
Con más de 1800 etiquetas en el mercado internacional, el Malbec argentino sigue creciendo en prestigio y reconocimiento. Desde los single vineyards o Malbec de viñedos únicos, hasta los blends que combinan esta cepa con otras variedades, la diversidad de estilos es una de las claves de su éxito. El futuro del Malbec se presenta brillante, con un potencial enorme para seguir conquistando paladares en todo el mundo y consolidar su posición como un vino emblemático de Argentina •