Conocer a un santo a través de los lugares, las personas y las actividades que lo hicieron ser quien es, nos invita a pensar nuestra vida como una oportunidad constante de vivir la santidad en el momento presente.
Por P. Diego Olivera, Diócesis de La Rioja (Argentina)
En el año 2018 conocí la historia de San Carlo Acutis, cuando lo declararon venerable en julio de ese año. Me dediqué a leer sobre él para representarlo en una obra de teatro, tenía que conocer los detalles de su vida, su forma de vestir y sus frases, para hacerlo de la mejor manera posible.
Me impactó tanto su vida que decidí darle difusión en la web, el 12 de octubre de ese mismo año, al cumplirse un aniversario más de su fallecimiento. por ese motivo publiqué una breve biografía de Carlo en www.tecnoevangelización.blogspot.com, la que año a año la fui actualizando, agregando más datos significativos de su vida.
En el año 2019 publiqué dos artículos contando la historia de Carlo en el sitio de Radio María, al año siguiente hicimos un live por Instagram con la revista Iglesia Millennial y en agosto de ese mismo año tuve la oportunidad de entrevistar a Antonia Salzano, la mamá de Carlo, en un podcast que realizamos en Radio María Argentina. También entrevisté a Federico, uno de sus mejores amigos, que encontré en Instagram. Desde la asociación italiana “Amici di Carlo Acutis”, en esos años me enviaron libros, estampitas y material de difusión para seguir dando a conocer la historia de Carlo.
Entre Carlo y yo iba creciendo una amistad espiritual: fui experimentando su presencia como un compañero en el camino de la fe. Me ayudó a valorar mucho más la Adoración Eucarística y me ayudó a fortalecer el vínculo con la Virgen María a través del Rosario.
Este año lo viví con gran alegría por su canonización, me preparé para viajar a Roma y participar de este gran acontecimiento de fe que estaba previsto para el día 27 de abril, pero seis días antes falleció el papa Francisco y se postergó la canonización. De todas formas, yo no cambié los planes y me subí al avión.
Llegué a Milán el 3 de mayo, día del nacimiento de Carlo y podría decir que parecía que él me estaba esperando. Recorrí los lugares que él frecuentaba y conocí personas que estuvieron bien cerquita de él. Llegué a la parroquia Santa María Segreta y fui directo al sagrario, lugar donde Carlo rezaba en adoración a Jesús sacramentado. Me postré a rezar en este lugar y al finalizar se acercó un grupo de mujeres que estaban rezando el rosario y me regalaron estampitas de Carlo. Una de estas mujeres me guió hasta la reliquia de Carlo, un fragmento de su corazón, más precisamente el pericardio. No lo podía creer, mi corazón se agitaba de emoción.
Salí de la parroquia y me dirigí al instituto Tommaseo, escuela primaria donde asistió Carlo. Pregunté si podía ingresar, me hicieron esperar unos minutos y me recibió la hermana Mónica Ceroni, maestra de religión de Carlo. Me llevó por todos los lugares que Carlo frecuentaba diariamente: la capilla, donde disfrutaba “recreos eucarísticos”, la cancha de futbol donde se divertía, la sala de informática, donde Carlo se desempeñaba con gran habilidad y también una de las últimas donde asistió a clases. Me comentó que cuando era su alumno no se le había ocurrido que llegaría a ser santo, aunque manifestara gran interés por los temas religiosos. También me dijo que era muy divertido -“siempre estaba sonriente”- y solidario. Especialmente se acercaba a los compañeros que tenían alguna necesidad. Luego conocí a quien había sido la profesora de francés de Carlo, que también mencionó su buen humor, sus picardías y su gran amistad con Federico (a quien entreviste cinco años atrás).
Todavía no termina mi paseo por Milán, porque Carlo me tenía una gran sorpresa: fui hacia el lugar donde él había vivido, me encontré con un edificio de 12 timbres y pregunté a la portera si en este lugar había vivido Carlo. Ella llamó a un departamento y unos minutos después bajó Rajesh Mohur, quien había sido un amigo y confidente de Carlo, como él mismo me lo afirmó. Rajesh llegó a Milán proveniente de la Isla Mauricio (África) y fue contratado por la familia Acutis para realizar servicios domésticos cuando Carlo tenía tan solo 4 años. Él lo acompañaba a la escuela, a la parroquia, al comedor donde el joven Acutis realizaba un voluntariado y también repartían juntos la comida que entregaban a personas en situación de calle.
Me invitó a subir. Mientras iba en el ascensor, yo no lo podía creer, pensé que era un sueño, estaba a punto de conocer la casa donde había vivido Carlo Acutis. Llegamos y me invitó un café, empezó a contarme que Carlo le hablaba de la Eucaristía mencionando algunos versículos del capítulo 6 del Evangelio de Juan (el discurso del pan de vida) y le decía: “vas a ser muy feliz cuando conozcas a Jesús en la Eucaristía”. También relató que le explicaba algunas cosas del catecismo y le enseñaba el rezo del rosario mientras caminaban hacia la escuela o parroquia. Quedó tan impactado por la fe de Carlo que decidió pedir el Bautismo en el año 1999. Rajesh era de origen hindú. Luego recibió el sacramento de la Eucaristía y también la Confirmación. Su relato terminó con esta frase: “Le doy gracias a Dios porque me dio el regalo de haber vivido con un santo”. Luego hicimos un recorrido por el hogar. Él me indicaba cuál era el lugar de Carlo en la mesa del comedor. Luego me llevó a la sala de estudio y finalmente ingresé en la habitación de Carlo. Se me erizó la piel. Había algunas fotos de él, estaban sus juguetes, la imagen del niño Jesús de Praga y no podía faltar una imagen de la Madonna (mi señora), la virgen María.
Al despedirnos, me entregó una estampa de Carlo (con reliquias), le agradecí y le di la bendición.
Mientras bajaba por el ascensor, fui tomando consciencia de lo que había sucedido, no era un sueño, había estado en la casa de Carlo y ahí experimenté una gran fuerza espiritual. Muy emocionado le di gracias a Dios y a Carlo por abrirme las puertas de su casa.
A la semana siguiente viaje a Asís. En mi último día en este hermoso lugar conocí a Antonia, la mamá de Carlo. Le entregué un dibujo realizado por un niño de mi parroquia quien recibió una gracia de curación por intercesión de su hijo y también unos alfajores (obsequio de la familia de este pequeño). Me preguntó por la experiencia de fe de los jóvenes de mi ciudad. Al preguntarle qué significa tener un santo en la familia me dijo: “es una invitación para que nosotros también seamos santos, una gran responsabilidad nos dejó”. Luego le pregunté sobre tres virtudes de Carlo que recomienda para los jóvenes de hoy y ella eligió las virtudes teologales como las más importantes: Fe, Esperanza y Caridad, mencionando esta última como la vía para superar nuestras tentaciones y pecados, afirmando: “Cuanto más caridad de nosotros, mayor gracia de Dios recibiremos”. También destacó la pureza del corazón como recomendación para los jóvenes de hoy. Finalmente me comentó que en cada misa siente la fuerte presencia de su hijo. Me agradeció por la tarea de difusión que realizo al compartir el testimonio de la vida de Carlo y me expresó: “También tiene que ser santo, Carlo intercede por usted”.
La vida de Carlo, nos interpela y nos renueva el llamado a vivir la santidad, desde el Cielo intercede por nosotros.
¡San Carlo Acutis, ruega por nosotros! •


