Ni la paz, ni la guerra se hacen de a uno solo
La guerra es consecuencia de procesos muy complejos que la propaganda bélica tiende a simplificar demasiado. La paz también lo es, no se construye en cinco minutos. Al final de la Segunda Guerra Mundial se crea la ONU (que Chiara Lubich en los noventa nos invitó a defender) porque la experiencia decía que si una superpotencia establecía las reglas de todo el mundo terminaba mal. Así sucedió con el Imperio Británico y la Primera Guerra Mundial, una de cuyas consecuencias fue la Segunda Guerra Mundial. En los noventa se vació de contenido a la ONU y otra superpotencia se propuso a sí misma como Policía Planetaria. Por eso es muy posible que esté pasando lo mismo que la vez anterior. Pero el futuro está en construcción, podemos hacer mucho por la paz, comenzando por rezar, siguiendo por no hacernos eco ni difundir la propaganda bélica de ninguno de los participantes. Ni la paz, ni la guerra se hacen de a uno solo. No es lo mismo estar a favor de la paz que estar a favor de la derrota de Rusia, por ejemplo. Ni Europa, ni la OTAN, ni los EE.UU. son inocentes respecto de esta guerra. Para solucionar este trance y evitar futuras guerras necesitamos mecanismos de resolución de conflictos que no sean una simple reedición de la ley del más fuerte, porque ahí empiezan todas las guerras.
Se insiste cada vez más con las sanciones económicas a Rusia. Pero la lógica de las sanciones es también una lógica bélica. Occidente parece insistir en que Rusia dé el primer paso hacia la Paz. ¿Y si el primer paso lo damos nosotros? ¿Es tan dañino para Occidente renunciar a tener misiles en Ucrania o comprometerse a investigar las denuncias de violación a los derechos humanos? Julio Ruiz (Buenos Aires, Argentina)
Conflicto Rusia-Ucrania
Con el diálogo se llega a la paz
Creo que en este momento en que el mundo está saliendo de una guerra sanitaria como es la pandemia del covid 19 es muy difícil de entender cómo se puede iniciar otra guerra entre dos estados democráticos y que solo por el afán de tener más poder ponen de rehenes a millones de personas totalmente inocentes, para el beneficio de unos pocos. Cuesta entender que en pleno siglo XXI no se apele al diálogo como principal arma para parar el conflicto. Dialogando es como se llega a la paz. No hay barreras que el diálogo no pueda romper o trascender. Así que esperemos que le pongan fin a este conflicto armado y apelen al diálogo. Matías Terra Natero (Montevideo, Uruguay)
Desde Córdoba
Turismo ecológico y cuidado de la naturaleza
Soy un viejo adherente al ideal de Chiara Lubich y por supuesto de vez en cuando un número de la revista me llega en momentos especiales. En este caso, aislado por covid.
Mi lugar de residencia es literalmente un paraíso y desde que me jubilé (pandemia mediante) nos vinimos a vivir definitivamente a las sierras con Mónica, para luego empezar a trabajar como colaborador de la Comuna en las áreas de Cultura y Turismo. Acá somos un grupo bastante numeroso de adherentes e internos del Movimiento de Focolares que creamos nuestro Tinku cordobés, inspirados de alguna manera en la experiencia de los campamentos de fines de los ochenta en Santa María de Catamarca. Hoy coronada por la experiencia de Roberto Abella en su residencia hasta el fin.
En la villa y desde diferentes lugares nos estamos involucrando mucho con el cuidado del ambiente, dado que aún es un lugar muy poco degradado por el hombre.
Los artículos de la revista sobre ecología hicieron que pidiera me alcanzaran de la biblioteca local la encíclica Laudato Si’, porque cruzándola con el contenido de Ciudad Nueva sentía que Dios tenía algo para decirme. El artículo sobre “Qué antropología” me ponía sobre aviso acerca de las razones por las cuales me cuesta tanto sumar a los serranos. El “Aprender a escuchar” es la clave.
“Se necesita la implicación de todos para reparar el daño causado por el abuso humano a la creación de Dios”, dice Francisco en Laudato Si’.
Y reflexionaba con un amigo: ¿cuál es la voluntad de Dios para nosotros? Cuidar este pedazo de paraíso para que siga siendo como Dios lo pensó.
“Pasar poco a poco de lo que yo quiero a lo que necesita el mundo de Dios”, cita Francisco al Patriarca ecuménico Bartolomeo. Cuánto nos falta en este ejercicio de descentrarnos, corrernos del centro, escuchar al otro, especialmente el que no acostumbra hablar mucho. Pero a su vez este tesoro natural es un talento que nos ha confiado el Padre, no podemos enterrarlo ocultándolo a otros para evitar que mucha gente llegue a él y lo destruya. El Padre lo quiere para que todos tengan acceso a conocerlo.
Desde el rol de gestor turístico, el desafío se plantea en diseñar un perfil turístico accesible a todos, pero con sustentabilidad ambiental, es decir, conservando el patrimonio cultural y ambiental en armonía con el uso del hombre.
Y así surge otro desafío: evitar que el proyecto tenga solamente una visión técnica, académica, exclusiva, soberbia. Vuelvo a la Laudato Si’: “La solución no pasa solo por lo técnico sino un cambio en el ser humano, porque de otro modo afrontaríamos solo los síntomas”.
Gracias por esta oportunidad de reflexionar conjuntamente a pesar del aislamiento ocasional.
Carlos Pardo (Villa Cañada del Sauce, Córdoba, Argentina)