El paraíso existe y yo lo encontré

Experiencia inspirada en la Economía de Comunión – Un relato en primera persona acerca de los frutos que la Economía de Comunión1 puede generar en una persona y su alrededor. Un proyecto en el presente que no deja de florecer y que mira hacia el futuro, buscando potenciar una economía social sustentable y al servicio del cuidado de la Casa Común.

Por Alejandro Salas (Chile)*

Hay un refrán que dice “Querer es poder”. Esa voz popular es muy cierta dado que implica un acto de voluntad, de intención. Se aplica por cierto al ámbito espiritual; si quiero SER perfecto como el Padre, debo quererlo y para quererlo, debo conocer la Verdad. Cuando conozca la Verdad, seré libre para optar.

Lo mejor que me pudo pasar en la vida fue haber nacido en una familia católica, tomar el testimonio y seguir esta verdadera posta de la fe.

Como dijo Carl Lewis, “somos un cuerpo que tiene un alma”. Podemos deducir entonces que existe una psiquis, que obedece al mundo material y que nos permite a muchos contactar y entender el gran arte de este mundo maravilloso, de este Paraíso.

Mi proceso claramente comenzó antes de llegar a este mundo. Mis abuelos vivían en el Barrio Estación Central de Santiago de Chile, muy cerca de la iglesia Jesús Obrero, hoy santuario San Alberto Hurtado. Mi madre, pronta para cumplir 98 años, recuerda con frecuencia el impacto en su vida de escuchar a un cura que la encendía con sus prédicas. Hay un libro sobre la vida de Alberto Hurtado que se llama Fuego que enciende otro fuego. Su título describe muy bien lo que intento decir. Con mucho esfuerzo mis padres nos matricularon a mí y a mis hermanos en el mismo colegio donde se educó el santo chileno. Así que ese fuego que encendió a Alberto Hurtado encendió también a nuestros padres, antes de que fuéramos concebidos.

Contexto histórico

La turbulenta época en que he vivido me marcó profundamente en todos los aspectos de mi vida.

Desde el punto de vista político, haber nacido en plena guerra fría, me permitió ser espectador del choque frontal de los mundos comunista y capitalista. Egresé del colegio en el año 1973, el mismo año en que los militares sacaron violentamente al gobierno de líneas comunistas para instaurar una economía capitalista. En este contexto, como economista agrario, he estudiado con detención el Sistema de Cooperativas, que después conocí en vivo y en directo en Brasil, modelo que me parece se necesita para que todos podamos ser parte de la solución económica y ecológica que requiere el planeta. En Brasil en el año 1996 asistí al primer congreso internacional de Economía de Comunión, que presentaba diversas experiencias de este modelo como aporte al cambio de conciencia necesario para resolver los problemas del mundo.

Otro ámbito de gran transformación y crecimiento es el científico tecnológico. A comienzos de los 60 vi por primera vez televisión en blanco y negro. Desde ahí hasta ahora los avances tecnológicos no paran de sorprenderme: ordenadores, medios de comunicación y avances en todos los ámbitos de la ciencia a través de la IA.

Mi espiritualidad, que se ha desarrollado al interior de una institución fundada por el propio Jesús, no ha estado exenta de situaciones difíciles por los tiempos que hemos vivido. Esa evolución me ha hecho tomar el peso de lo potente que es nuestra doctrina (anclada en las Sagradas Escrituras). Por bautismo, todos somos Reyes para servir, Profetas para anunciar y denunciar, y Sacerdotes para llevar la Buena Nueva de nuestro Señor Jesús.

Economía de Comunión

En abril de 1996 al cumplirse cinco años desde que Chiara Lubich (fundadora del Movimiento de los Focolares) propuso la Economía de Comunión, se realizó el primer encuentro internacional en el mismo salón auditorio donde ella había lanzado este revolucionario proyecto. Participaron empresarios de varios países, por lo que impresionado con sus ponencias fue como me zambullí en la Economía de Comunión: “Vivir y difundir una nueva cultura económica y cívica, en todo ámbito, vivir la ´cultura del dar´, del compartir”.

Nuestro Proyecto

Al regresar a Chile, mi esposa y yo compramos una propiedad de 310 ha en la localidad de Chimbarongo, a 150 Km al sur de Santiago, para implementar un proyecto que claramente no tenía como objetivo el lucro, sino que buscaba cumplir todos los anhelos espirituales cultivados a lo largo de la vida y que además se proyectara en este concepto de Casa Común, sustentable económica, social y medioambientalmente.

Actualmente tenemos un proyecto integral que se riega con aguas que provienen del deshielo estival de varios glaciares cordilleranos y que lo hacen independiente de la pluviometría anual. El riego está sostenido por dos tranques de acumulación, y que es impulsado por potentes bombas energizadas por paneles solares. El proyecto lo integran 45 hectáreas de bosque nativo irrigado por goteo, que incluyen quillayes, principalmente, boldos y espinos. Un vivero con una gran variedad de rosales y un sendero de 3 km de recorrido, con seis miradores, a punto de abrirse a la comunidad. Además, acoge proyectos de terceros como una lechería, producción de aceite de lavanda, producción de cerezos y panales de abejas para la elaboración de miel, aprovechando la flora de los bosques nativos.

Pero no todo es producción. Los tranques y bosques acogen una gran fauna natural y en algunos casos endémica, como el Loro Tricahue, varias especies de patos silvestres, perdices, etc. En este sector, también llamado Paraíso, vivió Sergio Catalán, el arriero que contactaron los sobrevivientes del avión de los rugbiers uruguayos en el año 1972. En su homenaje uno de los miradores del sendero lleva su nombre. También, en época de floración de las rosas, en el sendero al mirador de la Virgen, se puede aprovechar para rezar el rosario, puesto que en la orilla se plantaron diez rosas rojas por un rosal blanco.

Por la cercanía a la ciudad de Santiago, por el clima, los accesos y la disponibilidad de mucha agua, este lugar brinda posibilidades para la construcción de un centro agroindustrial, que, al amparo del Ideal de la Unidad, viabilice proyectos productivos y turísticos, y que de esa forma podamos evangelizar con frutos concretos: “Miren como se aman…” •

*El autor es ingeniero agrónomo por la Universidad de Chile.

1. La Economía de Comunión (EdC), fundada por Chiara Lubich en mayo de 1991 en Sao Paulo, está formada por empresarios, trabajadores, directivos, consumidores, ahorradores, ciudadanos, investigadores y operadores económicos comprometidos a distintos niveles en la promoción de una praxis y una cultura económica caracterizadas por la comunión, la gratuidad y la reciprocidad, proponiendo y viviendo un estilo de vida alternativo al sistema capitalista dominante. https://www.edc-online.org/es

El paraíso existe y yo lo encontré
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8 comentarios en «El paraíso existe y yo lo encontré»

  1. Excelente experiencia compartida por Alejandro.
    Es maravilloso ver que con decisión y por elección se puede eludir la tentación de producir desarrollar y acumular para satisfacer solo el propio ego priorizando en cambio el desplazamiento del eje destino del esfuerzo basado en una economía social sustentable inspirada en el formato que propone «Economía de Comunión «.
    Con la Esperanza que emprendimientos similares se multipliquen por doquier hago llegar mi apoyo y felicitaciones para Alejandro…

  2. Gracias! Una experiencia que nos anima a ver que en Unidad se puede llegar a formar » nuestros paraísos».Felicitaciones y Gracias

  3. me conmovió hasta el alma leer esta experiencia de vida super comprometida con Economía de comunión! Cubre todos los aspectos de la vida! Bendiciones xa Luis y su proyecto que ya es realidad!

  4. gracias muy lindo artículo, la EdC es una oportunidad que tenemos para vivir la cultura del Dar, y compartir la vida. Gracias Alejandro y familia por abrirte a este juego divino y ser parte del proyecto de la EdC. Dios quiera podamos conocernos y compartir experiencias.

  5. Buen día. Tenía 16 años cuando conocí la Mariapolis y a las focolares. Agradecida por sentir su amor ❤️ y lamentable que no me aferré a ellas, me aleje y viví muchas más experiencias tristes y alegres. Ahora a los 42 siendo economista y teniendo una actividad de generar economías alternativas doy cuenta que tenía a mis maestras a un lado y no lo sabía.

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