Sol Checa – La industria de los eSports, o deportes electrónicos, viene creciendo hace años a pasos agigantados, y en el último tiempo ha logrado avanzar en su profesionalización. Esta joven, conocida en el rubro como Solxiz, es de Buenos Aires y se dedica a jugar videojuegos de manera profesional. Competencias, entrenamientos, equipos, premios… para ella, estos juegos no son solo un hobby.
por Manuel Nacinovich (Argentina)
Con 25 años, Sol Checa es una de las mujeres que se abren paso en el mundo profesional de los videojuegos, un rubro en el que prevalece la presencia masculina. Comenzó a participar de torneos en 2017 bajo el nombre ficticio de Solxiz, cuando a partir de la motivación por competir conformó su primer “equipo de barrio”. Pasó por distintos grupos y en 2019 entró a Isurus Gaming, uno de los clubes de eSports más grandes de la región, donde empezó a percibir un salario por jugar. Hoy está sin actividad oficial pero continúa entrenando y formándose, aunque no las 12 horas diarias que le dedicaba hace unos años. Si bien no está segura de si volverá a competir como deportista electrónica, tiene claro que le gustaría trabajar en cualquier cosa que se vincule con esta industria, que mueve millones de dólares alrededor del mundo y que despierta fanatismos como cualquier otro deporte. Ya sea como coach de un equipo, analista o haciendo transmisiones para la TV, Sol sabe que su futuro está ahí.
–¿Cómo es un equipo de barrio?
–Es un club de respaldo. Junto con otras chicas armamos un equipo, le pusimos nombre y empezamos a competir en torneos, pero sin ningún club que nos apoyara y nos diera financiamiento. Era “por amor al arte”.
–¿Hasta entonces siempre habías jugado por mera diversión?
–Por hobby. Juego al Counter Strike (juego de disparos) desde toda la vida. En 2017 empecé a buscar mujeres para armar equipos, pero no lograba conformar ningún proyecto serio. Hasta que una chica me contactó por Facebook y me propuso formar parte de un equipo. Al principio éramos seis.
–¿La motivación para conformar un equipo eran las ganas de competir?
–Sí, me gustaba mucho y estaba buscando chicas que hicieran lo mismo, pero era muy complicado. Muchas solamente querían jugar, y no es solo eso. Al juego lo tenés que estudiar, tenés que aprender cosas, armar estrategias.
–Contame sobre eso: no es solo jugar. ¿Qué otra cosa es?
–Primero, hay que tener la dedicación y las ganas, porque si no te gusta no va. Hay muchas chicas que se metían a competir por la fama, y esa no es la idea. Tenés que esforzarte, querer aprender, mirar cómo juegan los mejores equipos del mundo (que están en Europa), analizar partidos (que te puede tomar unas tres horas), tratar de copiar lo que hacen, armar estrategias. A veces ves un equipo que hace algo que te gusta, lo grabás e intentás imitarlo con tu equipo. En otras oportunidades, además, hay que hacer sacrificios, porque es una práctica que te demanda muchas horas. Nosotras estábamos 12 horas todos los días. Hay fines de semana en los que no podés ver a tus amigos, o faltás a cumpleaños o reuniones familiares porque tenés que entrenar o hay un torneo.
–¿En qué momento te empezaron a pagar dinero por jugar?
–Empecé a cobrar en 2018 con mi último club, Isurus Gaming. Cobraba mensualmente o me financiaban, junto con mis compañeras, cuando había que hacer un Bootcamp y estar todas juntas dos semanas entrenando. La estadía, la comida, de eso se encargaba el club.
–¿Qué es un Bootcamp?
–Es un centro de entrenamiento. Se hace cuando hay una competición importante. Los equipos que pueden organizan un Bootcamp, que es lo ideal, en donde se entrena durante una o dos semanas. Cuando tuve que ir a competir a Brasil, por ejemplo, hicimos un Bootcamp. La idea es concentrar y prepararse. Es un repaso más intenso, previo al torneo.
–¿Qué es lo que más te gusta de jugar?
–En algún momento estuve muy motivada porque todo mi equipo lo estaba. Había buen ambiente y ganas de trabajar. También me motiva jugar torneos, querer ganar. Por otro lado, hoy en día sé que en parte está mal: no es sano pasarse 12 horas en la computadora. Lo ideal es entre 6 y 8 horas como máximo. Más de eso ya no es bueno, porque uno tiene que relajarse, hacer otra cosa, actividad física. Yo comía siempre en la computadora, por ejemplo, y eso no va. Así que hoy por hoy no lo haría. Pero sí, la competencia es lo que más me gusta.
–Así como un futbolista entrena fútbol, vos lo hacés con los videojuegos. Competiste, viajaste, te financiaron económicamente. ¿Cómo lo ven tus familiares y amigos desde afuera?
–La gente de mi edad, o menos, lo toma con normalidad. Pero cuando empecé más seriamente con esto, que tenía 19 años (era grande ya, hay chicas que están desde los 16 jugando), mi papá no lo entendía. Decía que primero tenía que estudiar, que eso era una pérdida de tiempo. Pero porque no saben lo que es ese mundo y no lo pueden entender. Que juegues un juego y te paguen… no lo entendían. Pero lo van haciendo poco a poco y te apoyan. Cuando viajé a Brasil a competir, mi familia estaba reunida en mi casa siguiendo la transmisión en vivo.
–Históricamente, el mundo de los videojuegos siempre estuvo dominado por hombres. ¿Cómo vivís eso como mujer?
–Toxicidad existe en cualquier ambiente de la vida. En los videojuegos más, y ni hablar en Internet, porque detrás de una pantalla las personas te puede ofender con mayor facilidad. Seas mujer u hombre, vivís cosas similares en ese sentido. Cuando tenía 9 años, durante el juego hablaba por el micrófono y por mi voz pensaban que yo era un nene, y me insultaban como si lo fuera, sin darse cuenta de que era una chica. Sí sucede que las mujeres tenemos menos oportunidades. Los sueldos son más bajos, y a veces ocurre que aun haciendo lo mismo que un hombre, nosotras cobramos un 50 % menos. Los premios en los torneos también son menores. Aun así, contamos con una ventaja: hay ligas exclusivas femeninas en donde los varones no pueden participar. En cambio nosotras sí podemos estar en cualquier torneo que sea para varones. Es una medida que implementaron para incluir a las mujeres. Hemos querido entrar en un equipo de hombres de nuestro mismo nivel y no querían entrenarnos, y si lo hacían, no se lo tomaban en serio. Hay un desbalance, estamos algo marginadas, hay muchas cosas para arreglar. Más allá de eso, por suerte no es como antes.
–¿Cuánto está ganando alguien promedio que se dedica y tiene un sueldo?
–Entre 150 y 200 dólares mensuales. Pero cobrar por jugar no ocurre en todos los casos. Hay clubes que no te pagan, solo te dan indumentaria y te financian la inscripción a torneos, pero no te dan sueldos. Los salarios más alto pueden ir hasta los 300 o 350 dólares, y los que cobran arriba de 500 tienen un poquito más de suerte.
–¿Por qué creés que la industria de los deportes electrónicos mueve tanto dinero y tiene tantos espectadores?
–Ocurre igual que con el fútbol. Es exactamente lo mismo. Es una cultura, un gusto. Así como hay personas que son fanáticas de un club de fútbol, o de una banda de música, hay quienes les gusta mucho jugar, se fanatizan con un equipo y lo siguen y ven sus partidos. Es como mirar la televisión. Por eso mueve el dinero que mueve, porque hay mucha demanda. Muchos que juegan y muchos que lo consumen.
–¿Dónde te ves a futuro con los eSports?
–En este rubro, si estás en pausa y no practicás, no llegás a ningún lado. Lo que más me gustaría es competir, pero por mi edad estoy algo grande. En un futuro me gustaría ser coach de un equipo, o analista, o hacer transmisiones con relatores y comentaristas. Cualquier cosa que tenga que ver con la industria, lo haría.
–Así como hay gente que se relaja jugando a los videojuegos, vos lo practicás de manera profesional. ¿Entonces qué hacés para relajarte?
–Me gusta tocar la guitarra, juntarme con amigos. Pero no, los videojuegos son trabajo. Ya casi ni juego para relajar.
–Y ahora que estás sin equipo seguís practicando igual, como un futbolista que está sin club y continúa entrenando, ¿es así?
–Sí, exacto.
–¿Qué futuro le ves a la industria de los videojuegos?
-Me cuesta imaginármelo, pero me gustaría un mundial de Counter Strike acá en Argentina. Que cada vez haya más patrocinadores, clubes, inversión, apuestas. Ahora que se está dejando de lado la televisión y se están consumiendo más los juegos electrónicos, me gustaría que empezara a existir el amor por un club de videojuego. Y que, por ejemplo, haya una final de torneo entre Argentina y Brasil, y vos elijas juntarte con amigos en un bar a verla. Yo creo que va a seguir creciendo por ese lado.