Aprendamos juntos a ser padres e hijos – La vida interior del adolescente se caracteriza por una intensa dimensión afectiva y sexual. El fuerte impulso en estos aspectos determina una serie de problemas típicos de la adolescencia. ¿Cómo abordarlos?

Por Ezio Aceti (Italia)

Tras habernos detenido en artículos anteriores en la dimensión física e intelectual, nos adentramos ahora en la dimensión afectiva relacional. El desarrollo evolutivo del ser humano tiene como objetivo la evolución de la especie y la realización de la humanidad como familia capaz de convivir armoniosamente. Esto sucede tanto por las leyes evolutivas inscritas en el ser humano, como por la libertad de las personas para determinar su propia vida.

Pues bien, en la adolescencia, el desarrollo del cerebro instintivo es particularmente fuerte, con consecuencias que apuntan a preparar a la persona para la vida adulta.

La dimensión afectiva relacional

La dimensión interior del adolescente se caracteriza por una intensa impronta afectiva y sexual. El fuerte impulso afectivo y sexual determina una serie de problemas típicos de la adolescencia:

La relación con el adulto se fractura: el adolescente comienza a experimentar una serie de tensiones y dificultades debido a su necesidad de autonomía e independencia. Siente la necesidad de separarse de sus padres, pero al mismo tiempo quiere unirse a un grupo para construir su propia identidad.

Masturbación: las estadísticas nos dicen que el 70% de los chicos y el 30% de las chicas se masturban. Esto también se debe a la exploración corporal y a la tensión pulsional del desarrollo sexual. Aunque es un fenómeno típico de la adolescencia, es importante orientar sobre el uso de la propia sexualidad sugiriendo consejos útiles para ayudarles a dominarse con información sobre lo que debe ser la sexualidad, es decir, como un don de uno mismo a otro.

Crisis de identidad: caracterizada por continuas intenciones incumplidas y contradicciones de comportamiento, éstas provocan cambios de humor y contrastes con uno mismo y con los demás. Por ejemplo, es típico el uso de la mentira como medio para parecer más seguro de sí mismo y defenderse ante las críticas.

El flechazo: las estadísticas nos dicen que entre los 12 y los 18 años los adolescentes experimentan al menos cinco flechazos. El flechazo se vive como algo absoluto y sigue representando un amor a menudo egocéntrico.

Relaciones precoces: la edad media de la primera relación sexual es de 14 años. Esto se debe a varios factores, entre los que destacan la influencia de los medios de comunicación de masas y la falta de una auténtica educación afectiva y sexual, combinada con una delegación por parte de las familias en otras instancias educativas que a menudo carecen de valores.

Lo importante es que el adolescente se haga dueño de su afectividad y su sexualidad. A los chicos les resulta más difícil gestionar sus instintos, hasta el punto de que la pornografía y la sexualidad corren a menudo el riesgo de crear una auténtica adicción que puede durar muchos años. A las chicas les resulta más difícil gestionar sus afectos y sentimientos, con constantes enamoramientos y celos, frecuentes cambios de humor y manipulaciones de diversa índole.

La vida en grupo representa su forma de crecer y de romper con la familia en busca de una identidad a menudo agotadora y llena de riesgos. Si el grupo en el que se encuentran es positivo, será un buen viático hacia la edad adulta. Sin embargo, la necesidad de identidad es tan fuerte que a menudo los buenos jóvenes corren el riesgo de formar parte de grupos desviados y arriesgados. El uso de los medios de comunicación, y en particular de Instagram, Tik Tok y Facebook, es también una cuestión importante.  Las diversas redes sociales se han convertido, prácticamente, en un lugar de intercambio y extensión de la propia identidad, con una búsqueda espasmódica de seguidores como confirmación de la autoestima.

Actitudes educativas de los padres

El modo relacional es de suma importancia y debe garantizar que el adolescente sea cada vez más maduro. Es preferible el acuerdo y el contrato, a la imposición y el castigo. La cuestión afectiva/sexual forma parte del proceso de identidad que lleva al adolescente a experimentar modos de relación a menudo superficiales, promiscuos y desordenados. Los padres deben esforzarse por facilitar el camino hacia la madurez mediante consejos adecuados:

* Presentar su propia visión de la afectividad y la sexualidad. En particular, la sexualidad debe presentarse como la energía inherente al hombre y a la mujer que debe manifestarse a través de la entrega.

* Dar indicaciones concretas para ayudar al adolescente en la gestión de esta energía afectiva sexual.

* Ser ejemplo siendo testigo de la manera en que viven su relacionalidad.

* Favorecer el camino hacia la madurez y el dominio de la sexualidad a través de propuestas de compromiso social y de solidaridad •

Adolescencia (tercera parte)
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