La beatificación de Carlo Acutis fue una luz de Esperanza ante la pandemia Covid-19, y esa luz sigue iluminando el mundo. Se ha despertado una gran devoción en los 5 continentes por este testimonio de santidad y con gran entusiasmo se espera su canonización que será el próximo 27 de abril.
Por Diego Olivera*
El santo padre Francisco recibió en audiencia el 21 de febrero de 2020 al prefecto de la congregación de las causas de los santos autorizando varios decretos, entre ellos el milagro atribuido a la intercesión de un joven venerable fallecido con tan solo 15 años.
La vida de este joven despertó gran admiración en los cinco continentes. Mes a mes fue creciendo la devoción en fieles de todo el mundo que expresaban su cariño por este jovencito.
El 10 de octubre de 2020, ante un mundo envuelto en el miedo y la desolación producida por la pandemia Covid-19, se celebró la beatificación de este joven y esto trajo mucha esperanza a fieles de todas las generaciones: niños, jóvenes, adultos y ancianos.
¿Quién es este joven que despierta tanta devoción? Su nombre es Carlo Acutis, nació el 3 de mayo de 1991 en Londres, Inglaterra, recibió el sacramento del Bautismo 15 días después en la parroquia Our Lady of Dolours (Nuestra Señora de los Dolores) y a los cuatro meses sus padres decidieron regresar a Italia, por lo que su corta vida transcurrió entre Milán y Asís.
Desde muy pequeño Carlo manifestó expresiones de fe. Cuando tenía cuatro años, al pasar por una parroquia, le pidió a su madre que entraran para saludar a Jesús. Antonia, su mamá, también recuerda que Carlo juntaba flores para llevárselas a la Virgen María.
Sus padres no eran católicos practicantes, pero en Carlo había una predisposición natural por lo sobrenatural. Cuando tenía seis años manifestó su deseo de recibir la primera comunión, lo que se cumplió el 16 de junio de 1998, cuando tenía siete años.
Carlo llevó la vida cotidiana de todo joven: ir a la escuela, compartir tiempo con la familia, jugar a la Play Station con amigos, jugar al fútbol (hincha del Milan). Le gustaban mucho los animales: en su casa tenía dos gatos, cuatro perros y peces, su animal favorito era el delfín. Tenía gran interés por la informática, fue autodidacta, aprendió algunos lenguajes de programación y así colaboró en la creación de un sitio web para su escuela y otro para la parroquia, diseñó un catálogo digital de milagros eucarísticos que hoy lo podemos encontrar en Internet.
Parecía igual a muchos, pero tenía algo que lo hacía diferente a los demás jóvenes. Participaba en actividades parroquiales, pero vivía su fe en la vida cotidiana con gestos concretos, defendía a los compañeros más indefensos en la escuela, promulgaba el cuidado de la Creación, fortalecía su fe con visitas al Santísimo Sacramento y con el rezo del rosario. María fue su gran confidente, como lo afirmó su propia madre, y además realizaba obras de caridad cocinando y repartiendo comida entre los mendigos que encontraba en la calle, cerca de su escuela o parroquia. En la época de invierno decidió ahorrar para comprar una bolsa de dormir a un mendigo.
Carlo se caracterizaba por vivir día a día la virtud teologal de la Esperanza, sus amigos dan testimonio de que siempre estaba sonriente y contento, alentando a los que estaban tristes, ante los obstáculos no se dejaba vencer y tenía la seguridad de que se podían superar, incluso la muerte. Tenía muy en claro que nuestra meta es el Cielo, que somos peregrinos en esta tierra y esto lo podemos descubrir en sus frases:
“La felicidad es mirar hacia Dios, la tristeza es mirar hacia uno mismo”.
“Nuestra meta debe ser lo infinito, no lo finito. Lo infinito es nuestra patria. El Cielo desde siempre nos espera”.
“La Eucaristía es mi autopista hacia el Cielo”.
El Catecismo de la Iglesia Católica define a la Esperanza como la virtud teologal por la que aspiramos al Reino de los cielos y a la vida eterna como felicidad nuestra, poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo y apoyándonos no en nuestras fuerzas, sino en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo.
Claramente vemos cómo Carlo vivió esta virtud, podríamos decir, con los pies en la tierra y la mirada siempre en el Cielo, y ha contagiado Esperanza a muchos que estaban desolados, desesperanzados y alejados de Dios. Algunos testimonios afirman que estaban alejados de Dios y de la Iglesia y que al conocer la vida de Carlo decidieron acercarse. Incluso Carlo le transmitió Esperanza a su madre cuando él ya estaba muy enfermo. Le dijo que tendría otros hijos, y cuatro años después nacieron los mellizos: Francesca y Michelle.
El Catecismo también nos dice que la Esperanza es la virtud que corresponde al anhelo de felicidad puesto por Dios en el corazón de todo hombre; asume las esperanzas que inspiran las actividades de los hombres; las purifica para ordenarlas al Reino de los cielos; protege del desaliento; sostiene en todo desfallecimiento.
El santo padre Francisco convocó al Jubileo ordinario 2025 con la bula “La Esperanza no defrauda”. En esta carta encontramos cien veces la palabra Esperanza y nos invita a vivir este año como peregrinos de Esperanza. Un dato muy particular es que la canonización del beato Carlo Acutis será la celebración de cierre del Jubileo de los Adolescentes.
La canonización de Carlo nos ayuda a fortalecer la Esperanza en el llamado universal a la santidad. Algunos jóvenes afirman: “Era como yo. Si él vivió un camino de santidad, yo también puedo ser santo.” •
*Sacerdote, licenciado en sistemas informáticos, miembro de la asociación Devotos de Carlo Acutis Argentina y colaborador de la asociación italiana “Amici di Carlo Acutis” y creador de @vivamosjuntoslafe.



cuánto nos enseñó Carlo Acutis con tan pocos años de vida !! Muy linda la reseña de su vida!!
Gracias Ciudad Nueva!!