Crianza – El teléfono celular se ha vuelto tan fundamental y cotidiano en nuestras vidas, que los niños tienen acceso al dispositivo cada vez desde más pequeños. Qué impacto tiene en ellos y qué hacer como padres.

por Matías Álvarez (Paraguay)

Muchos padres eligen dar un celular a sus hijos por distintos motivos. Uno de ellos, para poder comunicarse. Es a partir de esto que surge la siguiente pregunta, seguramente ya formulada en la mayoría de las cabezas de los padres: ¿cómo hacer para evitar que este inofensivo dispositivo se transforme en un problema que afecte a un menor?

Los niños y jóvenes actuales que, según los expertos, forman parte de la Generación Z, nacen y se adentran a muy temprana edad en la tecnología. Computadoras, televisores, videojuegos y celulares son solo algunos de los ejemplos de estos dispositivos que nos acompañan en la vida diaria. El último ejemplo, el del celular, se ha convertido en una necesidad: miles de padres, preocupados por la seguridad y comunicación continua con sus hijos, deciden comprarlo.

El doctor Nelson Sánchez, psicólogo y psiquiatra del Hospital Pediátrico Niños de Acosta Ñu, en Paraguay, asegura que la edad apropiada para que los niños utilicen el teléfono móvil es a partir de los 10 años. “A esa edad, el desarrollo del niño ha madurado lo suficiente como para que pueda administrarlo con indicaciones de los padres”, dice el especialista. Lo importante es, también, que los educadores y cuidadores estén al tanto de la existencia del celular, para que puedan ejercer un control de dominio.

Para Sánchez es importante que los padres tengan conocimiento de qué llamadas y/o mensajes reciben y envían sus hijos, y de su agenda de contactos. Es sumamente recomendable revisar el celular delante de ellos, sobre todo entre los 10 y 12 años, manteniéndolos informados sobre los riesgos que existen en Internet.

A partir de frecuentes intercambios con chicos sobre el acceso a las redes sociales, Sánchez propone los 12 años como edad para que puedan crear sus propias cuentas en redes sociales como Facebook, Instagram o Twitter, entre otras. “Los adolescentes necesitan celular con acceso a Internet y, si lo usan bien, les sirve mucho en el aprendizaje”, recalca. Y aclara: “Entiéndase ‘celular’ como dispositivo electrónico inteligente utilizado para entrar a redes sociales, sacar fotos, grabar videos, navegar en Internet, jugar videojuegos, enviar mensajes y, en menor proporción, para realizar llamadas”.

Por eso, el especialista detalla que el celular es hoy en día más una compañía (que, según su uso, puede volverse adictiva) que un aparato de comunicación interpersonal.

Sánchez sostiene que “actualmente se desconoce si el celular beneficia el desarrollo del cerebro del niño”. Y pone énfasis en las consecuencias negativas que puede traer aparejado un uso indiscriminado. Entre ellas, detalla que “afecta la cantidad de horas de sueño, se asocia con problemas de la atención, aumento de la irritabilidad, frustraciones sin sentido y aumento de la impulsividad, así como pobreza en habilidades sociales al estar mucho tiempo sin contacto con otras personas. Promueve vida sedentaria y habituación a la rápida recompensa”.

Ciudad Nueva también consultó sobre la posibilidad de que el uso excesivo del celular pueda causar enfermedades mentales, pero para Sánchez eso sería difícil de afirmar. Aun así, señaló que hay algunos estudios que asocian el uso del celular con ciertos trastornos, como ansiedad o depresión, diabetes y problemas cardiovasculares.

“Es sabido que el uso excesivo disminuye la capacidad de atención activa de los niños, ya que la única que ejercitan es una atención pasiva, dificultando las tareas de la vida diaria. Disminuye la motivación para realizar actividades de la vida rutinaria, como relacionarse con otras personas, hacer las tareas, acompañar a los padres a lugares fuera de la casa, socializar con la familia, jugar, entre otras cosas”, menciona.

Con o sin celular, los niños siguen siendo niños. Por eso, es clave el rol de los adultos a la hora de establecer reglas en el uso de las pantallas. Los dispositivos móviles son hoy una parte importante de nuestra vida cotidiana. Educar en su uso es el gran desafío y responsabilidad de los padres, y el objetivo es ayudar (sobre todo con el ejemplo) a las nuevas generaciones en la valiosa tarea de comunicarse tanto dentro como fuera de la familia •

Razones para tener un celular

Positivas

Para ponerse de acuerdo con los padres ante cambios de última hora, por ejemplo: “Búscame más tarde, porque me quiero quedar a entrenar” o “¿Me das permiso para ir a estudiar a la casa de un compañero?”.

Para obtener información de Internet que sirva al niño para lo que está estudiando en cualquier momento.

Para revisar las tareas y fechas de exámenes en la página web o en las aplicaciones del colegio, si están disponibles.

Para hablar con amigos desde la casa.

Para acceder a las redes sociales desde la casa, para consultas sobre la tarea o intercambiar conocimientos.

Negativas

Tenerlo porque está de moda o como forma de competir con sus compañeros.

Como parte de un consumo exagerado en que los padres compran todo lo que el niño les pide, sin restricciones.

Para mandar WhatsApp a sus amigos o jugar con el celular durante las clases.

Para quedarse en el recreo jugando en vez de estar con los compañeros.

Para quedarse hasta tarde en la noche jugando o conectarse a redes sociales en horas que son de descanso.

El uso del celular en la infancia
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