Estoicismo digital

Panorama – Al liderazgo de las tecnologías digitales le falta algo: el desapego. Son tecnologías que, como los malos maestros, capturan, agarran y no sueltan, se apoderan del usuario en un cálido abrazo de contenidos infinitos. La tecnología es verdaderamente poderosa y útil, pero sabe muy poco sobre los deseos humanos.

Por Juan Narbona (España)*

«Luego se movió, y yo lo seguí”. Así termina el famoso primer canto de la Divina Comedia. Sabiendo que el poeta tendrá una guía en su camino hacia el infierno, el lector respira aliviado: Dante no estará solo mientras se embarca en los vicios más peligrosos. Es verdaderamente una bendición tener guía en la vida. En ausencia de estas personas de referencia, nuestro progreso en la vida se resiente, porque nos dan el impulso perdido o los consejos correctos, sin tomar decisiones por nosotros. Una de las funciones que realizan estos guías es ayudarnos a conocer el mundo sin pasar miedo. A falta de guías tradicionales (amigos, autoridades públicas, directores espirituales), la tecnología está de algún modo ocupando su lugar. Netflix, YouTube y Kindle nos sugieren qué debemos leer o ver en cada momento; ChatGPT resuelve algunas dudas, especialmente entre los más jóvenes, que antes sólo se confiaban a unos pocos amigos cercanos; Google selecciona la información más relevante para nosotros en función de nuestros intereses… Como Virgilio en el Infierno y el Purgatorio, estas guías nos acompañan cada día mientras observamos el espectáculo de buenas y malas propuestas que nos ofrece la actualidad. 

Pero al liderazgo de las tecnologías digitales le falta algo: el desapego. Son tecnologías que, como los malos maestros, capturan, agarran y no sueltan, se apoderan del usuario en un cálido abrazo de contenidos infinitos. Ninguna red social nos dirá: “Ya basta por hoy, abre un libro”, o “No te mostraré más posteos, deberías ir a trabajar”. No: insisten en dirigir nuestra atención. Por lo tanto, no es coincidencia que muchos busquen orientación en otra parte. Personalmente, me llama la atención el interés actual por la filosofía estoica. El estoicismo tuvo su momento de gloria en el siglo I d.C., pero ahora, veinte siglos después, Marco Aurelio y Séneca vuelven a estar de moda. No se puede decir que sean filósofos particularmente profundos, como pueden serlo Aristóteles y Platón, pero sus propuestas son prácticas y útiles, y sabemos que vivimos en una era tan poco metafísica como necesitada de orientación. Tenemos sed de recuperar nuestra vida, pero queremos que nos expliquen fácilmente cómo hacerlo. Libros como Atomic Habits. Cambios pequeños para resultados extraordinarios; Cómo ser estoico. Utilizar la filosofía antigua para vivir una vida moderna; o Trabajo profundo con máxima concentración, se encuentran entre los más vendidos en muchos países. 

Tiktokers, instagramers y youtubers, muchas veces con sueño después de horas de scrollear, sienten un golpe en el corazón cada vez que escuchan frases como: “Ningún hombre es libre si no es su propio dueño” (Epíteto); “Mientras posponemos, la vida pasa” (Séneca); o “La felicidad de tu vida depende de la calidad de tus pensamientos” (Marco Aurelio). Son guías cuyos consejos nos pasan a través de la historia. La tecnología es verdaderamente poderosa y útil, pero sabe muy poco sobre los deseos humanos •

*El autor es periodista y profesor de Comunicación Digital de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, en Roma.

*Este artículo fue publicado originalmente en Città Nuova de Italia.

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2 comentarios en «Estoicismo digital»

  1. Muchas gracias .El libro: gran compañero que activa TU imaginación y te deja totalmente a que lo vuelvas a recuperar cuando lo necesites.Fiel,siempre allí y con sus muy buenos mensajes si se ha sabido elegir.Anzos Ushuaia

  2. quisiera agradecerles el compartir este artículo. revindica y edifica la profesión del periodista, que aquí en Argentina van más a notas sensacionalistas que a difundir buenas noticias o bien dar herramientas para pensar y reflexionar … generando de ésta forma la posibilidad de superación del ser al no quedarse encerrado o centrado en el problema.
    Gracias!

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