Febrero 2024 – “Todo lo que hagan, háganlo con amor.” (1 Corintios 16, 14)1.
Este mes nos dejamos iluminar por la palabra y la experiencia del apóstol Pablo, como lámpara para nuestros pasos2.
Nos anuncia, como a los cristianos de Corinto, un mensaje enérgico: el corazón del Evangelio es la caridad, el ágape, el amor desinteresado entre los hermanos.
Nuestra Palabra de Vida forma parte de la conclusión de esta carta, en la que la caridad es abundantemente recordada y explicada en todos sus matices: es paciente, no tiene en cuenta el mal recibido, se regocija con la verdad, no busca el propio interés…
El amor recíproco vivido de esta manera en la comunidad cristiana es bálsamo para las divisiones que siempre amenazan y es signo de esperanza para toda la humanidad.
“Todo lo que hagan, háganlo con amor.”
Impresiona que Pablo –en el texto griego– nos exhorta a actuar “estando en el amor”, como si indicara una condición estable, un habitar en Dios, que es Amor.
En efecto, ¿cómo podríamos amarnos recíprocamente y amar a cada persona con esta actitud si no reconociéramos que somos los primeros en ser amados por Dios, incluso en nuestra fragilidad?
Esta renovada conciencia es la que nos permite abrirnos sin miedo a los demás para comprender las necesidades y ponernos junto a ellos, compartiendo bienes materiales y espirituales.
Miremos cómo hizo Jesús; él es nuestro modelo.
Siempre fue el primero en entregarse: “La salud de los enfermos, el perdón de los pecadores, la vida de todos nosotros. Al instinto egoísta opone la generosidad, a sus propias necesidades opone la atención al otro; a la cultura del poseer, la del dar. No importa si podemos dar mucho o poco. Lo importante es cómo lo donamos, cuánto amor ponemos incluso en un pequeño gesto de atención hacia el otro. El amor es esencial, así sabremos acercarnos al prójimo solamente en una actitud de escucha, de servicio, de disponibilidad. ¡Qué importante es tratar de ser el amor frente a cada uno! Encontraremos el camino directo para llegar hasta el corazón y aliviarlo”4.
“Todo lo que hagan, háganlo con amor.”
Esta Palabra nos enseña a acercarnos a los demás con respeto, sin falsedades, con creatividad, dando lugar a sus mejores aspiraciones, para que cada uno aporte su propia contribución al bien común.
Nos ayuda a valorar cada ocasión concreta de nuestra vida cotidiana: desde las tareas de casa o en los diferentes trabajos en la oficina o en la escuela, como así también en los compromisos de responsabilidad en lo civil, político y religioso. Todo puede transformarse en servicio atento y cuidadoso1.
Podríamos imaginar un mosaico del Evangelio vivido en la simplicidad.
Dos padres de familia escriben: “Cuando una vecina de casa, que estaba angustiada, nos dijo que su hijo estaba en la cárcel, aceptamos ir a visitarlo. Ayunamos el día antes en la esperanza de recibir la gracia para poder decirle algo útil. Después nos hicimos cargo de pagar para que quedara libre”.
Un grupo de jóvenes de Buea (Camerún sudoccidental) organizó un pedido de bienes y fondos para ayudar a los que habían tenido que irse de sus lugares por la guerra en curso. Visitaron a un hombre que había perdido un brazo durante la fuga. Convivir con esta desgracia era para él un gran desafío, porque sus costumbres habían cambiado drásticamente. “Nos dijeron que nuestra visita le dio esperanza y confianza, que sintió el amor de Dios a través de nosotros”, cuenta Regina. Agrega Marita: “Después de esto estamos convencidos de que ningún don, por pequeño que sea, si está realizado con amor, necesita más, el amor mueve al mundo”.
Letizia Magri y el equipo de Palabra de Vida
1. Este mes la Palabra de Vida que proponemos es la misma que un grupo de cristianos de diferentes iglesias de Alemania eligieron para todo el año.
2. Salmo 119, 105.
3. Cf. Capítulo 13.
4. Lubich, C., Palabra de Vida, octubre 2006.