Atractivos de un carisma.
Por Sonia Vargas Andrade (Bolivia)
Una característica central del carisma de Chiara Lubich es la espiritualidad de comunión. Caminar juntos, en cordada, ha sido a partir de los años 80 denominado “santo viaje”. La vida para Lubich es un viaje donde se cultiva la santidad, se alcanzan las virtudes sin la necesidad de cultivarlas una a una, sino simplemente amando al otro con todo el corazón y las fuerzas. Vivir el otro, entrar en el otro, compenetrarse con el otro, hace florecer las virtudes en nuestra vida. Por ello, nunca caminamos solos. Aun en los momentos más difíciles y oscuros encontramos un hermano para amar y recorrer juntos el camino. El fragmento con el que hoy reflexionamos está precisamente tomado del libro Juntos en camino:
Estamos siempre caminando en el “santo viaje” de la vida (…) Un viaje en el cual domina la “tensión a la santidad”, que es un deber de cada cristiano. También yo trato cada día de no frenar la carrera sino que, con la gracia de Dios y apoyada en la oración, me esfuerzo por caminar.
Es por ello que en mi viaje a Estambul llevé conmigo un librito que puede dar óptimas sugerencias al respecto: Imitación de Cristo. Si bien referido a quienes recorren otro camino espiritual, diferente del nuestro, da sugerencias útiles también para nosotros que transitamos un camino más colectivo. Su característica es, por ejemplo, acentuar la importancia de las virtudes.
Ustedes saben cómo nosotros, en el esfuerzo por adquirirlas en la lucha contra los vicios opuestos, estamos llamados por Dios a hacer del hermano nuestra “fortuna”, encontramos precisamente en el amor a Dios [al hermano] la renuncia a nosotros mismos. Y ustedes saben cómo nuestra praxis para crecer espiritualmente no consiste tanto en combatir defecto tras defecto, sino más bien en evitar obstáculos, en “cambiar de habitación” –como solemos decir–, “viviendo los otros” poniéndose así en la caridad, fuente de toda virtud[1].
[1]. Chiara Lubich, Juntos en camino, Ciudad Nueva, Buenos Aires 1998, 25-26