Una pausa para cuidar(nos)

Vacaciones – Es tiempo de descanso, de relajar tensiones y desacelerar ritmos. ¿Puede ser, también, tiempo para crecer en el cuidado y en el amor? Cómo darle lugar a la pausa, para reconocer que cada momento es un don, y que es el presente el momento que tenemos para amar.

Por Anita Tano (Argentina)

En estos tiempos que corren, también nosotros corremos. Lo hacemos, principalmente, de un momento a otro. Las cosas de nuestro día a día suceden a gran velocidad, y nos exigen responder en este ritmo. Incluso celebramos esto, estar en un lugar y después en el otro casi sin demora, no dejar pasar mucho tiempo antes de responder un mensaje, utilizar las herramientas que nos permitan realizar nuestras tareas más ágilmente, hacer dos cosas a la vez como regla general.

El aprovechamiento del tiempo resulta muy productivo y responde a las necesidades que sentimos propuestas por la sociedad, nos hace sentir funcionales a ella. Podemos hacer muchas cosas, cada vez más, estar en cada vez más lugares, a veces, con más personas, todo en un mismo día. En el afán de estar atentos a todo lo que sucede, podemos perder fácilmente la concentración en una cosa para pasar a otra, y a veces con cierta dificultad para dimensionar el transcurso del tiempo. Pero, ¿cuál es ese tiempo? Y más que esto, ¿en qué tiempo está el amor?

Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, nos invita a tener una perspectiva distinta del tiempo que vivimos, una que conozca y valore el pasado, porque reconoce que hay una historia que nos trae a donde nos encontramos, una historia individual, pero que es siempre colectiva. A la vez nos invita a tener una perspectiva de futuro que nos motorice, un ideal de vida que sea ese horizonte hacia el que se camina, y que nos muestra cuál es el objetivo de nuestras acciones. Sobre todo, nos recuerda que estamos parados en el presente, y que es en el presente que se recibe y se da el Amor. En sus palabras: “La vida no está hecha más que de momentos presentes, y a quien quiera hacer algo le interesan sólo estos momentos presentes. El presente es lo que cuenta”. Constantemente Chiara nos recuerda que, para quien busca la Voluntad de Dios en su vida, vivir en el amor, ser don para quienes tenemos alrededor, la respuesta está siempre en vivir bien el momento presente. Esto requiere de un esfuerzo muy grande, sobre todo en dinámicas sociales como en la que nos enmarcamos. Nos exige, primero un despojo, un desapego, un “soltar” nuestras preocupaciones, nuestras expectativas, lo que no pudimos resolver con anterioridad, lo que anticipamos que puede suceder, para abrir nuestro corazón y recibir la vida que llega en ese particular momento presente. Simplemente, estar completos, todo nosotros, presentes, momento a momento.

Claro que esto es un desafío que muchos practicamos pero que no siempre resulta como queremos, porque plantea una forma diferente de transitar el día a día. Es ir, muchas veces, “contracorriente”, en el sentido contrario en el que las personas con las que nos encontramos viven o buscan vivir. ¿Acaso no es nuestro deseo ser amor para el otro? Entonces, para ello, no podemos sino conjugar ese amor en presente, única forma para comprender lo que ese momento significa, lo que ese momento vale, el don que podemos ser para ese momento. Recibir el regalo que es el presente para nosotros nos pide esa predisposición, un ejercicio constante, una gimnasia que podemos hacer día a día hasta que se haga una práctica automática en nuestra cotidianidad. Hasta que logremos dejar pasar lo que pasó y evitar preocuparnos por lo que pasará, para que nuestra completa atención, esfuerzos, emociones, sentimientos, estén predispuestos al presente.

Está claro que para vivir así tenemos que hacer algo muy poco común, algo a lo que no estamos tan acostumbrados hoy en día, algo que no siempre se ve como positivo, pero que todos reconocemos necesario en ciertos momentos; algo que requiere convicción, decisión y un fuerte deseo de alcanzar ese objetivo de amor: tenemos que hacer una pausa. Y cuidado con esta palabra, porque hay muchos tipos de pausas que podemos hacer en nuestras vidas. Un tipo, por ejemplo, es la pausa que se hace cuando se llega a un estado de burn out, cuando nos sentimos “quemados” por un exceso de actividades, responsabilidades, tareas que nos llevaron a un límite. Esta sería una pausa casi forzada, a la que muchas veces no llegamos en buenos términos, y de la que no es sencillo regresar, o al menos no sin consecuencias negativas en nuestros ánimos.

Esta pausa, la “pausa para cuidar(nos)”, es la que nace desde el amor. Si el desafío más grande, pero a la vez el camino para vivir en el amor, es estar atento al momento presente, el acto consciente de detenernos es el eslabón que muchas veces perdemos de vista para completar esta cadena. Una pausa que nos permita frenar para cuidar de nosotros mismos en el cuidado de nuestra salud, de nuestro descanso, de nuestra relación con la naturaleza, de nuestra fe o lo que alimente nuestro espíritu, de esa energía vital que nos mantiene en equilibrio con la creación. Recíprocamente, es cuidado también para el otro, porque al estar conectados con nosotros mismos podemos estar abiertos a recibir al otro tal como se nos presenta. Recibirlo con la sensibilidad y la sutileza que requiere percibir al otro, con una predisposición al encuentro que permita construir intercambios y relaciones de valor.

De esta forma, también estamos cuidando el tesoro del presente, reconociendo que cada momento es un don. Es, por lo tanto, el presente el momento que tenemos para recibir el amor en nosotros e irradiarlo a los demás.

Es por eso que la propuesta es encontrar la oportunidad de hacer ciertas pausas de amor que nos ayuden a cuidar. Detenernos para rescatar lo valioso de cada momento, y volver a poner al presente en un lugar de privilegio por sobre las tantas cosas que lo rodean. Y el plus de este empeño es que lo transitamos juntos, con tantos más que buscan hacer del presente una oportunidad de amor cada vez más grande.

Las vacaciones pueden ser una oportunidad ideal para hacer este ejercicio, usar este tiempo para hacer una verdadera elección de recibir lo que acontece. Encontrar ese tesoro en el regalo que la vida nos hace momento a momento. Sumergirse en el presente para abrir el corazón y amar mejor •

Una pausa para cuidar(nos)
Comparte en tus redes sociales

Un comentario en «Una pausa para cuidar(nos)»

  1. Gracias! lo leí lentamente. estoy precisamente en este periodo de pausa y cada palabra ha resonado dentro… es importante y necesario este tiempo. un momento de sentirme naturaleza junto al paisaje, probar que el otro encuentra espacio en mí para ser escuchado sin prisa. tomar un buen libro, caminar. ordenar con el placer de dejar una huella de armonía … otra vez gracias!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll hacia arriba