Es una muestra inédita del artista francés Michel Pochet, basada en su libro homónimo, traducido al español y publicado para este proyecto. Se trata de la segunda exposición de la Sala Betania Artes, en la Mariápolis Lía de O’Higgins, un nuevo espacio para la difusión artística inaugurado en marzo de 2025 con la exposición de Cristina Criscola.
Por Tatiana Falsini, Luján Baudino y Adrián Burset (Argentina)
as obras expuestas son meditaciones artísticas de Michel Pochet que rinden homenaje a Vincent van Gogh. Se basan en una selección de más de treinta magníficas piezas del artista, considerado uno de los más importantes de todos los tiempos. Michel Pochet sostiene que las obras de Van Gogh siempre iluminan donde estén, aportando una belleza especial.
La exposición propone una nueva mirada sobre la obra de Van Gogh. A través de sus interpretaciones, Pochet revela una de las dimensiones menos conocida del artista: su profunda espiritualidad, motivada por un gran amor por la humanidad y el anhelo de construir una comunidad de artistas basada en la solidaridad. Esta idea se cristalizó con la llegada de Paul Gauguin en 1888 a la Casa Amarilla, el taller-residencia de Arlés, al sur de Francia, que Vincent había preparado para compartir con otros artistas.
El estudio de las cartas de Van Gogh para la curaduría de esta exposición reveló indicaciones extraordinarias y precisas sobre esta comunidad soñada. Para poner en práctica sus enseñanzas, el pasado agosto se realizó un taller de tres días en el marco de la inauguración de la muestra en la Mariápolis Lía con diversos artistas, lo que resultó en la creación de una pequeña comunidad que, incluso a distancia, continúa caminando junta.
La exposición acentúa ciertos aspectos que la curaduría organizó en tres salas y tres niveles de lectura diferentes (las propias pinturas, los textos curatoriales y, como eje del concepto, un código QR que enlaza a los textos del libro de Pochet con referencias particulares a las obras representadas).
La primera sala se centra en la Casa Amarilla y su sueño de una comunidad artística, de solidaridad estética, con la reinterpretación de obras famosísimas de Van Gogh, como Los girasoles, El dormitorio en Arlés y el cuadro de La Casa Amarilla.
Una segunda sala está dedicada a su vocación religiosa y social, la cual se integra en su vocación artística a través de la representación de la marginalidad: la pobreza, la prostitución y la locura. Por ejemplo, la prostituta con su historia de dolor se convierte en La gran dama y, Los comedores de patatas, en cuyos rostros se deduce el cansancio y la pobreza, se transforman en un ícono sagrado.
La tercera sala se concentra en el dolor, los límites y las heridas, que él “habita” y ennoblece. Van Gogh también representa su propia pobreza, su enfermedad, representándose a sí mismo con la vergüenza de su gesto irracional, con la oreja herida: su mirada es extremadamente equilibrada, digna. Es un retrato compuesto, austero, en el que Van Gogh nos muestra que incluso la enfermedad forma parte de nuestra belleza como seres humanos. La describe como un “medio de transporte” para llegar a la última etapa de la historia humana, que es la muerte, que Vincent van Gogh describe como un simple paso del estado de crisálida a mariposa. Y la nueva existencia como “pintor mariposa” tendría como campo de acción uno de los innumerables astros.
Van Gogh hace un aporte inmenso al arte contemporáneo y a la sociedad en su conjunto: por un lado, propone un nuevo “humanismo” en el que los límites, las debilidades y las heridas son aceptados y amados, logrando ver la belleza donde aparentemente no parece haberla. Por otro, promueve la importancia de la unión entre los artistas para dar un arte que responda a las necesidades de este tiempo.Lo invitamos a conectar con la experiencia que Michel Pochet nos propone a través de la obra de Vincent. Visite la exposición en la Mariápolis Lía hasta el mes de febrero y conozca más sobre nuestro proyecto en el siguiente enlace: https://linktr.ee/vincentpym.proyecto
