Proximidad en la educación
Por Ana Tano (Argentina)
Un grupo de alumnos y docentes de la Escuela de Enseñanza Secundaria Orientada Particular Incorporada N° 3038 (EESOPI) “Nuestra Señora de Luján”, ubicada en el Barrio Talleres de la Ciudad de Pérez en la provincia de Santa Fe, realizó un proyecto de producción para compartir con quienes lo necesitan. Chicos de 4to año de este colegio trabajaron en la producción de repelentes orgánicos y los distribuyeron en barrios vulnerables de la ciudad. En diálogo con Mariana Celina Ranea, directora y profesora de la escuela, conocemos cómo nace esta iniciativa solidaria y el presente del proyecto que continúa.
¿Cómo surge este proyecto y con qué precedentes?
En la escuela funciona un club de ciencias, adherido a la red de clubes de ciencias de Santa Fe, dependiente de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación. Es en un encuentro de esta red que conocemos un proyecto que llamó fuertemente nuestra atención: un colegio que había realizado tabletas para los aparatos electrónicos que repelen insectos. Al regreso evaluamos la posibilidad de replicarlo, pero rápidamente nos dimos cuenta de que nuestra escuela no contaba con los fondos suficientes como para encarar la producción de algo así. Con esta idea todavía dando vueltas, retomamos un viejo proyecto con los chicos que se enfocaba en la separación de residuos, para lo que me entrevisté con la directora de la Secretaría de Medio Ambiente de la ciudad de Rosario. A ella le encantó la propuesta, y nos contó una gran noticia: la ciudad había sido seleccionada para recibir aportes de la Fundación Bloomberg para proyectos en función del cambio climático y el cuidado del ambiente, y quería aportar parte de esos fondos a la realización de algunos proyectos de nuestra escuela.
¿Qué problemáticas identificaron como puntos a los que querían dar respuesta?
Con los chicos trabajamos en la identificación de algunas problemáticas específicas, que devinieron en cinco proyectos. Uno de ellos quedó elegido para realizarse en 2024, otros tres a futuro. Nuestra escuela tiene una política clara de fomentar valores solidarios, entonces cuando retomamos la idea de las tabletas repelentes, fue casi automática la conclusión de que debían ser repartidas a personas de bajos recursos. Así, investigamos acerca de los métodos más prácticos de utilización de los productos en distintas condiciones. Junto con la municipalidad identificamos dos barrios vulnerables: Barrio Fachinal y Barrio Jardín. Ese sería el destino de nuestra producción.
La problemática que identificamos fue que en condiciones de vulnerabilidad, la epidemia de dengue era mucho más difícil de prevenir, y que la enfermedad se hacía incluso más dura que lo que nosotros mismos habíamos vivido.
Si bien no incorporamos nuevos conocimientos conceptuales en este proceso, tal vez algo de plantas medicinales, aprendimos mucho acerca lo actitudinal: el trabajo en equipo, la solidaridad, la cooperación. Sobre todo el ejercicio de ponerse en el lugar del otro para empatizar con los demás.
¿Qué rol creen que ocupa el acompañamiento en el aprendizaje, y qué impactos positivos pudieron vislumbrar?
Los chicos sienten que lo que están haciendo tiene un impacto positivo en la sociedad, que están haciendo algo para cambiar las condiciones de vida de otros. Y también hicimos juntos la experiencia de que el acompañamiento es fundamental. Aprender juntos, el intercambio intergeneracional, el apoyo económico y logístico, los espacios de diálogo para evaluar y reconfigurar el paso a paso del proyecto. Transitar juntos cada momento y aprender los unos de los otros. El reconocimiento que recibieron los chicos por esta labor fue muy alentador, los medios de comunicación locales y de la zona relevaron gran parte de nuestro trabajo, las redes sociales nos dieron mucha visibilidad, las personas nos preguntaban cómo estaba yendo todo… Sentimos constantemente el acompañamiento de la Virgen, cuidándonos en cada paso para ser amor para el otro. Una sorpresa fue ponerse en el lugar de quien vende cosas en la calle o profesa alguna religión, porque en los repartos puerta a puerta comúnmente nos confundían. Nos encontramos en la piel de aquellos a quienes usualmente se les cierran las puertas, y fue una sorpresa extra tener que pasar esa experiencia también, aunque sea por error.
¿Cuáles son los objetivos que siguen para el futuro del proyecto?
Ahora el grupo está pensando en continuar con la producción de repelentes para la venta. Encontramos muchas necesidades en nuestro colegio y los chicos, muchos miembros del centro de estudiantes, ven esto como una oportunidad de brindar mejores condiciones para los alumnos. Es así que el sueño es tener una sala de informática, con la que hoy no contamos, y para lo que sabemos que tendremos que trabajar mucho. Como creemos que la Providencia se trata de dar y recibir, además de la producción de repelentes para quienes lo necesitaban, ahora nos encontramos con esta necesidad propia que queremos atender •
Contacto
Quienes deseen conocer más y colaborar con el emprendimiento pueden contactarse a través de los siguientes canales:
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