Eco One, reflexión cultural nacida del carisma del Movimiento de los Focolares en el mundo de la ecología, propone a la persona como custodia de la creación, mediante la promoción de la responsabilidad y la conciencia ambiental. En el marco del Congreso de Sostenibilidad Relacional 2024 de esta red, compartimos algunas de las reflexiones que surgieron como fruto de uno de los siete talleres que se han presentado: Biodiversidad, Arquitectura y Urbanística, Educación, Basura Cero, Economía de Comunión, Gestión de Políticas Públicas, y Ecoconversión. Todos ellos se proponen aportar una mirada sobre la ecología integral desde múltiples puntos de vista.
Por Mariela Borgnia* (Argentina)
El taller de Conservación de la Biodiversidad comenzó con una exposición teórica en donde se definió qué es la biodiversidad (entendida como conjunto de especies, su genética, los ambientes que surgieron a lo largo de la evolución, pero también las valoraciones y vínculos culturales) y cuál es su importancia, como punto de partida para comprender la necesidad de su conservación. Se reflexionó sobre los conceptos aportados desde IPBES (Plataforma Intergubernamental sobre la Diversidad Biológica y los Servicios Ecosistémicos), ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) y la Carta Encíclica Laudato Si’. Se visualizaron todas las contribuciones de la naturaleza para las personas (materiales e inmateriales) y también se evidenció con datos que la pérdida actual de biodiversidad no es sólo un problema ecológico sino un problema de desarrollo humano, económico, de seguridad social y moral, y que afecta en mayor medida a los grupos más vulnerables.
Las raíces profundas de esta problemática están dadas por la subvaloración de la naturaleza y por decisiones (individuales o colectivas) políticas y económicas predominantes. Frente a esto, es indispensable un cambio transformador basado en una integración de valores: reconocer las múltiples formas en que las personas se relacionan entre sí y con la naturaleza; abandonar los valores predominantes con énfasis en las ganancias materiales individuales y a corto plazo, y promover los valores relacionales e intrínsecos. Armonizar los valores con la sostenibilidad exige también tratar los valores conflictivos.
En un segundo momento del taller se presentaron dos experiencias locales de la provincia de Buenos Aires, que mostraron el trabajo conjunto de la comunidad, y la importancia de las relaciones e intercambio de saberes para el cuidado de la biodiversidad: la experiencia en una reserva natural urbana de Pilar (@reservadelpilar) y las acciones generadas por vecinos y vecinas de un barrio abierto residencial de Luján.
Una vecina de Luján expresa: “descubrimos que la naturaleza es bella y nos brinda muchas cosas positivas… todos y todas podemos disfrutarla. No podemos separar nuestra salud de la salud de nuestro entorno”.
Y una voluntaria de la reserva sintetiza la misión que nos compromete: “para mí es un desafío, sobre todo en cuanto a las relaciones. Somos diferentes, con ideas políticas, religiosas, de formación también diferentes. Este es mi desafío, que lo “sostenible” sea sobre todo mi relación con el otro. Muchas veces no me es fácil. Sin esforzarme en esto, no tendría sentido cuidar un árbol. A esto me siento llamada”.
El taller continuó con el trabajo en grupos donde surgieron ideas comunes muy enriquecedoras para el cuidado de la biodiversidad desde la sostenibilidad relacional:
Limitaciones:
• La visión únicamente utilitaria de la naturaleza dificulta la sostenibilidad.
• Existen dificultades económicas, falta de tiempo y desconocimiento.
• La vida urbana no ayuda al contacto con la naturaleza.
• En muchas ciudades no hay un código de ordenamiento territorial, consensuado socialmente, que permita la integración e involucramiento de la sociedad con el espacio natural que favorezca el mantenimiento de la biodiversidad.
Nueva mirada:
• Cambiar la lógica de relacionarse con la naturaleza desde la extracción, consumo y desecho hacia la dinámica de la contemplación, acogida y gratuidad.
• Desarrollar experiencias de concientización que estimulen actitudes/valores de vivir como parte de la naturaleza.
• Generar procesos educativos formales y no formales que brinden las herramientas para la integración y participación de la sociedad en el sostenimiento de la biodiversidad.
• Generar espacios/instancias de diálogo entre todos los actores locales para sociabilizar buenas prácticas para la conservación de la biodiversidad. Incluir a vecinos o vecinas, organizaciones sociales, sociedades de fomento, docentes, gestores, autoridades locales, y comunicadores. También personas del sector productivo e industrial para que puedan acompañar las iniciativas y se minimicen los conflictos.
• Convocar y concretar actividades para toda la familia, aprovechando el atractivo particular que tienen las infancias y jóvenes por las “cosas” de la naturaleza.
Sugerencias concretas:
• Aprovechar las instancias de ferias y proyectos ambientales en escuelas.
• Indagar si existen espacios cercanos como “parques” o “museos de biodiversidad”.
• Sumarse a iniciativas barriales de recuperación de espacios verdes dañados, salidas de observación de aves, acciones de ciencia ciudadana.
• Conocer y utilizar los circuitos de fiscalización y control para denunciar individualmente o colectivamente los daños a la biodiversidad en nuestras ciudades •
*Bióloga, docente e investigadora del Instituto de Ecología y Desarrollo Sustentable (INEDES, UNLu-CONICET). Integrante de EcoOne Conosur
Agradecimientos: Mónica Manolio y María Florencia Decarlini por la revisión del artículo.




Excelente Congreso en cuanto a su organización y nivel de los expositores. un espacio cordial de intercambio académico y humano. en cuanto al Taller de la nota excelente por su coordinadora y el parte de todas y todos los participantes.