Remar contracorriente por el agua y la vida

Más de 180 organizaciones buscan poner de relieve la importancia de mantener la soberanía del río Paraná, así como denunciar los efectos negativos del llamado a licitación para el dragado a 44 pies por el proyecto conocido como hidrovía. Esto, sostienen, perjudicaría drásticamente al ecosistema de los humedales que incluye a sus comunidades costeras.

Por Lic. Martha Arriola (Argentina)

«Remar contracorriente por el agua, la vida y la soberanía” es una iniciativa que nace desde abajo, de la decisión de un grupo de organizaciones populares de la ciudad de Paraná, Entre Ríos, Argentina, de ponerse de pie en defensa del río Paraná, que es el más importante de la cuenca del Plata. Esta cuenca, de más de tres millones de kilómetros cuadrados, es compartida por cinco países de América Latina: Bolivia, Brasil, Paraguay, Uruguay y Argentina, siendo la segunda en extensión después de la cuenca del Amazonas. La Red Eclesial Justicia y Paz en la Patria Grande, de la que formo parte, se hizo eco de esta iniciativa y la propuso a nivel de América Latina y el Caribe. Se trata ahora de una campaña de la Patria Grande, que invita a remar contra la corriente del modelo extractivista, paradigma de una economía que saquea y empobrece a la tierra y a los pueblos, sobre todo a los más vulnerados.

Cada país que participó de la campaña estuvo invitado a realizar las actividades que los colectivos participantes definieron: remadas, caminatas, banderazos, murales, actividades culturales, religiosas o interreligiosas; la creatividad es lo que cuenta. En algunos casos, como en Argentina, se hizo una remada desde la provincia de Formosa hasta la ciudad de Rosario, Santa Fe, desde el 1 al 22 de marzo, Día Mundial del Agua.

La campaña contó y cuenta con el apoyo de más de 180 organizaciones. Busca concientizar a la opinión pública y a las comunidades de la Patria Grande acerca de los peligros del avance del extractivismo y la privatización de las aguas. El lanzamiento de la jornada, realizado en el marco del Día Mundial de los Humedales, incluyó una videoconferencia con la participación de referentes religiosos, políticos y ambientales de Latinoamérica y el Caribe. Todos los representantes reafirmaron su compromiso con la defensa del río, recordando que somos agua y que la protección de nuestros ríos y humedales es esencial para la vida.

Para nosotros es muy significativa la historia de Luis “Cosita” Romero y su amigo, Raúl Rocco, ya fallecido, quienes, en los años 90, remando contracorriente y concientizando a las gentes de las riberas del río, lograron detener la construcción de una mega represa que el gobierno argentino iba a construir con apoyo de Estados Unidos en el Paraná medio. Ahora, como hace 28 años, el Paraná está en grave peligro. La profecía reza: “Si antes fue posible ¿por qué no ahora?” Es un acto de fe, de amor, como lo fuera antes cuando los dos remaron en su canoa “Enamorada del río”. Ese gesto apasionado donde los dos pescadores se entregaron para anunciar y denunciar lo que iba a suceder es la inspiración profunda de esta campaña. Antes, como hoy, las cuencas y ríos principales de la Patria Grande están en peligro. El agua se cotiza en bolsa y cuesta más cara que el combustible en algunos países. 

Gran parte del pueblo argentino desconoce que el gobierno nacional actual ha abierto una licitación a través de la cual habilita una nueva entrega del río Paraná, una reprivatización y extranjerización de la mal llamada “hidrovía”, que es la cuenca central y troncal del río, por la cual entran y salen los grandes buques que importan y exportan mercancías. Este proyecto pone en riesgo los ecosistemas y la vida del pueblo puesto que permitirá un dragado a 44 pies, profundidad que no conoce antecedentes en ningún lugar del mundo. Este dragado secará el sistema de humedales más importante que tiene Argentina y que hace parte del corredor azul de los humedales de la cuenca del Plata. Se trata de un verdadero ecocidio.

La remada, la campaña “Remar contracorriente por el agua y la vida” es sobre todo un acto de esperanza. En este año del jubileo se transforma concretamente en un signo tangible de esperanza, que además se encarna en un contexto de crisis civilizatoria como nunca antes atravesamos: socio-ecológica, plagada de conflictos, de desigualdades, de saqueo, en la región. Sentimos que la esperanza toma en serio las posibilidades que existen en la realidad para transformarla, para subvertirla, para cambiarla. Sólo la esperanza activa y creyente toma en serio los problemas de la realidad viendo en ellos el camino para transformarlos, y en ese sentido nosotros sabemos que nuestro Dios es un Dios de la promesa, que toma partido por las víctimas, que no abandona a los descartados y descartadas de nuestro tiempo, entro los cuales se encuentra también la hermanita madre tierra.  

La esperanza y la fe van ligadas, son hermanas, junto con el amor. Sólo desde la fe, desde esta apuesta por la vida y desde nuestra espiritualidad más profunda es que se enciende la esperanza. Y, por supuesto, es una cuestión de amor; la canoa de “Cosita” y de Roco se llamaba “Enamorada del río”. Por ahí va nuestra lucha, que hoy continúa profundizando lo que Francisco llamó construir multilateralismo desde abajo, desde los más humildes y con todos. Seguimos remando a través de acciones judiciales, de fortalecimiento de las comunidades que participamos, de la llegada a los legisladores nacionales, de la difusión en distintos espacios (escuelas, sindicatos, empresas) porque sabemos que solo el pueblo unido, organizado, esperanzado, salvará al pueblo •

Remar contracorriente por el agua y la vida
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