Por segunda vez – A fines de 2023 el pueblo chileno volvió a las urnas para decidir si aprobaban el nuevo proyecto de una Nueva Constitución, tras el primer rechazo en 2022. El 55% votó en contra, por lo que continuará vigente la Carta Magna aprobada en 1980 bajo el mandato de Augusto Pinochet.
Pablo Herrera Navarro (Chile)
Variadas especulaciones por parte de las empresas que realizan encuestas mostraban que las elecciones sobre el nuevo proyecto constitucional estarían ajustadas con fallo fotográfico, pero no fue así. Por segunda vez en poco más de un año los chilenos volvieron a expresar su rechazo a una Nueva Constitución, que significaba el fin de un proceso que se inició en octubre de 2019 como respuesta de la clase política a las demandas sociales producidas en el estallido de ese año.
En una jornada marcada con una alta asistencia a los locales de votación, los primeros cómputos marcaron una clara tendencia a la opción “En contra” que triunfó con un 55,76% frente a un 44,22% del “A favor”.
El presidente Gabriel Boric comentó que la soberanía popular ha expresado de manera clara su voluntad: “Con esto quiero ser claro, durante nuestro mandato se cierra el proceso constitucional”, declaró.
El mandatario además afirmó que se seguirá con la actual Carta Magna y criticó que la clase política no lograra, en dos oportunidades, llegar a acuerdos. Si bien en un comienzo este proceso generaba esperanza, terminó causando desilusión, por eso en esta etapa pidió “no volver a cometer los mismos errores y llegar a consensos”.
Para el analista político Víctor Hernández la gran derrota de la jornada la vivió la clase política: “Pasamos de un proyecto de extrema izquierda a uno de extrema derecha. Con esto queda reflejado que, en Chile, los electores no se sienten comprometidos con proyectos refundacionales o con reglas que benefician a los más privilegiados como en el texto de ahora”.
Similar es el análisis del cientista político Alberto Romero Vargas: “Chile está cansado del debate constitucional, fue increíble que más de un 40% estaba poco interesado en este proyecto, se alargó por mucho tiempo este proceso, además se suma una clase política incapaz de ponerse de acuerdo”.
Cristián Osorio, ingeniero en administración y que en esta oportunidad se manifestó “En Contra”, expresó que “una de las razones de esta falta de interés tiene que ver con el fracaso del primer intento (4 de septiembre de 2022) en el cual los chilenos tenían depositadas sus esperanzas. Ganó la desinformación y de todo corazón Chile se farreó un gran texto constitucional, como fue el primero. Este último no me convencía del todo. También hay decepción y poca fe en que las elites actuales sean capaces de resolver el problema”.
Fabián Reyes, ingeniero agrícola, tiene sentimientos encontrados. Si bien perdió su voto, el hecho de que se mantenga la actual Carta Magna lo alivia: “Es el mal menor, nada que ver con un proyecto refundacional al cual se enfocaba el texto que se votó en 2022”.
Con lo acontecido queda vigente la Constitución aprobada en 1980 bajo el mandato de Augusto Pinochet, que desde entonces ha tenido algunas reformas y que lleva la firma del expresidente Ricardo Lagos en 2005.
Este resultado cierra un proceso constitucional que comenzó en 2019. La primera propuesta de Constitución, de carácter progresista, fue rechazada en septiembre de 2022. La segunda propuesta, de tendencia más conservadora, tampoco logró el apoyo popular.
El rechazo a la Nueva Constitución se atribuye a diversos factores, como han expresado los analistas. Pero está claro que se vincula con la desconfianza en las instituciones y el contenido de la propia propuesta, que no satisfacía las expectativas de muchos ciudadanos.
El futuro del proceso constitucional en Chile es incierto. El presidente Boric ya ha declarado que no hay posibilidad de un tercer intento durante su mandato. Se abre así un periodo de reflexión para analizar las causas del fracaso y determinar cómo abordar las demandas sociales que dieron origen al proceso •