Genfest 2024 – El Genfest 2024 reunió a miles de jóvenes de diversas culturas y religiones en Brasil, con el objetivo de generar redes para la construcción de un mundo más unido y fraterno. Pieza por pieza, el evento fue un espacio para compartir distintos dolores de la humanidad pero también soluciones.
Por Belén Galeano (Paraguay)
Julio de 2024: El genocidio en Palestina acumula miles de muertos desde el 7 de octubre de 2023. La narcopolítica en Latinoamérica no deja de crecer y destruir derechos y biodiversidad. En el momento de escribir estas palabras, personas sufren de inseguridad alimentaria y huyen de la violencia en Burkina Faso, Somalia, Sudán, Yemen, Myanmar, Nigeria y Siria, y en el intento muchas veces son arrastrados por el océano sin poder llegar a una tierra mejor. Ucrania cumplió dos años y cinco meses de guerra en febrero pasado, junto con un joven presidente que no se cansa de pedir al mundo que defienda a su país. En nombre del progreso se permite la muerte física y cultural de naciones indígenas.
El saqueo entre poderes se convierte en el saqueo de almas que necesitan ser vistas y ser cuidadas. En la sociedad de la información, a pesar de los avances tecnológicos e industriales para abastecer de alimentos a la población mundial, de la comprensión de que los recursos naturales son limitados y de las promesas de paz que se han hecho a las generaciones de jóvenes desde hace décadas, pareciera que ningún ideal es suficiente para acoger todos los dolores del mundo. Pero esta es nuestra noche estrellada.
Como un mosaico
Del 19 al 21 de julio se desarrolló la fase central del Genfest 2024, bajo el lema “Juntos para Cuidar”, con alrededor de 4000 jóvenes de 52 países de los cinco continentes en el centro de convenciones del Santuario de la Virgen de Aparecida, en Brasil. Esta fiesta fue parte de un gran evento de 12 días en los que se vio viva la frase que dice que “todo aquello que hagan al más pequeño de mis hermanos, a mí me lo hacen”.
Cada encuentro fue parte de un gran mosaico, construido pieza por pieza con distintos dolores y, a la vez, distintas acciones para cuidar: iniciativas de educación y cultura, dignificación de los pueblos, lucha contra el consumo de sustancias, acogimiento a personas que fueron víctimas de abuso. A pesar de las promesas rotas, los jóvenes toman con alegría y ternura la oportunidad de hacer, como se toma entre las manos a un pájaro herido para sanarlo.
Además, el Genfest tuvo como uno de sus protagonistas a la riqueza de la diversidad cultural de Latinoamérica: Brasil, con su gran cantidad de estilos de danza y celebración; Argentina, que fue a “ofrecer su corazón” al ritmo de una chacarera; Bolivia, con sus vibrantes colores y brillo en su alegre baile típico; Perú con su mágica música; Paraguay, con arpas, guitarras y giros en pura armonía; México, con su simpática y original forma de dar vida y diversión; Panamá, El Salvador, República Dominicana, Cuba… cada país donó, de corazón, una parte de su tierra para todos.
Hacer política para cuidar de todos
“Cuidar es un compromiso y la actuación con relación a los más vulnerables, las ciudades, los barrios y los problemas sociales. Cuidar de los que más necesitan desde donde estamos es una actitud osada”, se escuchaba el segundo día del Genfest sobre la política, explicada como un eje esencial de todas las causas sociales, todas las formas de amar a las ciudades, los países, la humanidad.
La reflexión que dejó el Genfest sobre ella es que no es posible pensar en cuidar el mundo sin pasar por la política y por la ciudadanía. La política parece algo impersonal cuando no se la mira como el amor que es, y en realidad es lo que termina llegando a los recovecos más personales de cada individuo.
Una política construida verdaderamente desde el amor nos acerca a la justicia: el cumplimiento de los derechos para que cada persona pueda irradiar su plenitud y para construir una paz profunda, no superflua ni limitada simplemente a una sensación de bienestar, sino duradera y firme en la dignidad.
El amor existe y transforma: “Donde no hay amor, coloca amor y lo encontrarás”
“La actitud de cada uno, es también una acción política”, se escuchó también durante las experiencias compartidas. Olvidar poner amor en las pequeñas o grandes cosas es opuesto a la transformación, como la rigidez en la intolerancia, el egoísmo, la poca apertura al otro.
Desde países que sufren el flagelo del crimen organizado, el extractivismo y distintas formas de violencia, puede ser impensable la transformación mediante el amor. Una de esas tantas historias es la de Joseph, un niño de Sierra Leona que, a sus 6 años, fue capturado y obligado a violentar. Tras lograr escapar, lo invadía el resentimiento para con quienes lo hicieron sufrir. Con el tiempo entendió que existen también otras formas de vivir, que puede abrirse a ser amado, que la paz debe empezar por alguien o la guerra continuará. Eso le permitió sentirse libre: “Cuando concluya mis estudios quiero volver a mi tierra y trabajar con mi gente, sobre todo con los jóvenes, para educarlos en vivir la fraternidad”, dice Joseph.
Puede ser difícil para quienes viven con radicalidad no enojarse ante una injusticia, una mala acción o una negligencia. Puede ser difícil encontrar la esperanza. La razón y sus conjeturas lógicas pueden crear caminos, pero no siempre recorrerlos. Es el amor, partiendo de lo más pequeño, lo que inunda todo hasta volverlo inesperadamente nuevo.
Con palabras sencillas, Nelson Giovanelli, fundador de la Fazenda da Esperanza, sintetizó en un taller: “Donde no hay amor, coloca amor y lo encontrarás” •
*Este artículo es el cuarto de una serie de entregas que Ciudad Nueva publicó sobre el Genfest 2024. Para conocer el artículo introductorio, haz click aquí.
Gracias Ciudad Nueva.Tantas realidades muchas veces nos quieren sumir en la impotencia pero,así como este ejemplo tan ilustrativo,concreto y eficaz de la anémona y el pez payaso,nos hacen mirar » más allá»,hacia lo alto y animados a construir un mundo mejor sin dejarnos intimidar por las » espinas».Carmen .Ushuaia