Símbolo – El consumo generalizado del mate en el Uruguay ha generado prácticas culturales que constituyen un aspecto muy importante y claramente identificable de la identidad del país.
Por Vicente Álvarez Ruíz (Uruguay)
Tomar mate en compañía, el ritual del saludo, las fiestas, el fútbol, son celebraciones que convocan a una forma de vivir y construyen los mitos actuales, sin los cuales “viviríamos rengos”, diría el filósofo y pensador Rodolfo Kusch, autor de La América profunda.
Estas prácticas, compartidas por países de la región, en Uruguay toman una forma particular cuando hablamos del mate, que permite identificar a los uruguayos como consumidores con características propias. “El mate uruguayo se bebe con una yerba que es ´pura hoja´ y por eso es el más amargo de la región. Se consume con agua caliente, pero su exacto punto de calor es siempre discutible. El recipiente, la bombilla y los otros enseres del mate han variado a lo largo del tiempo, marcados por las vertientes culturales y las condiciones económicas”, refiere el libro Saberes compartidos de Leticia Cannella en el capítulo sobre el mate.
La cultura guaraní y su expansión en América del Sur fue portadora de esta práctica cultural de carácter mágico-religioso y medicinal. “El consumo de la infusión de Ilex paraguayensis fue como alimento, pero también una práctica ceremonial para los pueblos originarios del actual territorio uruguayo. La referencia etnohistórica aportada por el Gral. Antonio Díaz refiere a lo que sucedía en la segunda mitad del siglo XVIII, cuando el mate entre los charrúas se preparaba en recipiente de calabaza o cuerno y lo bebían en rueda y con el agua acostumbraban sorber algo de yerba, que también masticaban”. Así lo describe Javier Ricca en su libro El mate. Los secretos de la infusión: desde la cultura nativa hasta nuestros días.
Además, el mate formó parte de los alimentos diarios de las tropas durante la colonia y fue usado por las autoridades virreinales como regalo para asegurar tiempos de paz con las tolderías de charrúas y minuanes, al norte del río Negro. La iconografía y los viajeros registraron su consumo en diferentes ámbitos, tanto urbanos como rurales. El consumo de la infusión fue una práctica alimenticia y social rápidamente adoptada por los criollos y por los propios europeos.
Pero si llegamos a la actualidad, se verifica en las cifras que Uruguay es el máximo consumidor mundial per cápita, con un registro de 10 kg por año.
Matear juntos genera un ámbito propicio para compartir situaciones de la vida cotidiana divertidas o trágicas, extraordinarias o habituales. El tiempo de tomar mate estimula un pensamiento reflexivo. A su vez, estrecha vínculos sociales entre los que lo comparten, o inicia una relación de amistad con quienes lo toman por primera vez juntos. La rueda del mate provee al individuo de códigos ya que allí se aprende el respeto a las reglas del consumo, a esperar su turno, el cuidado hacia el otro en el traspaso del mate con agua caliente de mano en mano y a las pausas o decisiones del cebador. Representa confianza, amistad, tiempo de comunicación distendida, tiempo de planificación, valores de integración y aceptación a grupos de amigos.
La práctica de tomar mate surge también como un elemento de identidad frente a los no uruguayos que nos sentimos reconocidos por “andar con el termo y el mate” cuando salimos del país. A su vez, se transforma en un código de reconocimiento entre uruguayos en el exterior.
Los termos suelen estar adornados con adhesivos de cuadros de fútbol, políticos u otros símbolos, que refuerzan elementos de identidad. De acuerdo a diversos autores uruguayos y argentinos, el termo asociado al mate es un “invento uruguayo”. La investigadora Margarita Barreto hace una referencia a una revista de la década de 1960, donde se señala que “en Uruguay se usa el termo y se lleva el mate a la playa, en la calle o en el ómnibus”. Esta práctica ha permitido reconocer lo que Marc Augé definiría como “lugar”, entendido como “lugar de identidad, relacional e histórico”. Estos espacios públicos toman significación por la constancia de ser lugares de encuentro social en torno al mate: las plazas, los parques, las playas, la salida del pueblo, los miradores.
El mate también ordena el devenir de la vida cotidiana. Expresiones como “¿Nos vemos antes o después del mate?”, “Lo charlamos en el mate” o “Te espero a la hora del mate”, son habituales y nos señalan que el tiempo del mate tiene una definición propia, más por la vivencia que genera que por el tiempo físico •
La Fiesta del Mate en San José de Mayo
En la ciudad uruguaya San José de Mayo, sus habitantes se preparan para llevar adelante la 20ª Fiesta Nacional del Mate y el 29º Día del Gaucho, que se realizarán el 15, 16 y 17 de noviembre.
Celebradas desde 1994, estas fiestas folclóricas revitalizan y festejan elementos de la identidad histórica y contemporánea, como lo son la figura del gaucho y el mate. El despliegue de las actividades que se realizan genera un encuentro entre lo rural y lo urbano.
El gaucho suele representar no solo lo rural, sino también los sentimientos de independencia y rebeldía con los cuales los habitantes del interior del país se identifican. En las ciudades del interior, la oposición entre lo urbano y lo rural es más tenue, dada la cercanía del paisaje de campo y la dinámica social de trabajadores y productores rurales, que habitan alternadamente en ambos lugares. Por otra parte, las ciudades del interior son más sensibles a los vaivenes económicos de la producción agropecuaria y, por lo tanto, su vínculo con ella es más fuerte. En este contexto, la Fiesta Nacional del Mate refuerza esta red social a través de un elemento tradicional común a ambos espacios.
Actualmente, la fiesta tiene los siguientes componentes: concurso de canto folclórico y artistas invitados, concurso de payadores, recitador solista, dúos, conjuntos de danza folclórica, concurso de aparcerías, concurso de tropillas y jinetes, y desfile de aparcerías del sur, en el que participan entre 1500 y 1600 caballos). Durante los festejos también se realiza una misa criolla en el Monumento al Mate.