Panorama en Paraguay – En 2023 finaliza la gestión del presidente del Paraguay, Mario Abdo Benítez, y en abril la población deberá elegir un nuevo mandatario. La salud, la educación y la corrupción aparecen como temas centrales a resolver, en el marco de un panorama que tiene al Partido Colorado y a la Concertación como las alternativas principales.

por Ana Giucich Greenwood (Paraguay)

Como cada cinco años, en este 2023 a Paraguay le llega el momento de elegir nuevas autoridades. La sociedad paraguaya deberá votar no solo un nuevo presidente, sino también legisladores, gobernadores y representantes de las juntas departamentales. Los comicios serán el 30 de abril, en un domingo que resultará atípico pues al día siguiente se celebra el día del trabajador en el país, fecha que se festeja con asado y cerveza.

Va feneciendo este período presidencial, iniciado en 2018 y marcado por eventos que estuvieron fuera de cualquier guion de película de terror: sequías, incendios, pandemia, pérdida de empleos, operativos contra el narcotráfico, el secuestro de un exvicepresidente (Oscar Denis, de quien hasta la fecha no se tienen noticias). Fueron intensos también los hechos que protagonizaron algunos sectores de poder dentro de la sociedad paraguaya, cuyos movimientos manejó el Poder Judicial para beneficio propio y sacudieron a más de uno dentro de la vida política de nuestro país.

Lo más atípico que sucedió a lo largo de estos años fueron las declaraciones del Gobierno de Estados Unidos sobre hombres posicionados en el enclave del poder, que modificaron en parte el escenario político. Una de las consecuencias, por ejemplo, fue la renuncia a la candidatura a la presidencia por parte de Hugo Velázquez, que actualmente es vicepresidente de la República.

En el otro sector del mismo partido de Velázquez, el expresidente del Paraguay, Horacio Cartes, ganó ampliamente las internas de la Asociación Nacional Republicana (Partido Colorado) para presidir esta nucleación política.

Santiago Peña, del mismo movimiento interno que Horacio Cartes, también ganó internas pero para competir por la presidencia del país, conformando dupla con Pedro Alliana, en un hecho totalmente nuevo para el Partido Colorado, que presenta a Peña por segunda vez para el mismo cargo. Ya lo había hecho en 2018, cuando fue junto a Luis Gneiteng. En esa ocasión perdió las internas partidarias frente al actual presidente, Mario Abdo.

En el otro lado de la vereda se gestó una Concertación que aglutina a 23 partidos y a dos movimientos políticos, con Efraín Alegre y Soledad Núñez como dupla elegida para candidatearse. A diferencia de otras ocasiones en que se formaron alianzas, en caso de ganar las elecciones de abril, la Concertación durará todo el perIodo 2023-2028, y para ello acordaron 12 puntos programáticos.

Entre los lemas “Vamos a estar mejor” del Partido Colorado y “El cambio está llegando”, de la Concertación, a muchos quizás esto nos lleva a preguntarnos: ¿por qué creer que vamos a estar mejor? O incluso: ¿qué cambio?

Existen deudas históricas a las que ni los gobiernos anteriores ni la oposición han sabido dar respuestas claras. Dos de ellas refieren a la salud y la educación. La pandemia dejó al descubierto la fragilidad del sistema sanitario en Paraguay, que tuvo que hacer milagros para poder dar asistencia a tantos compatriotas que la han padecido y sufrido, lidiando no solo con sus propias debilidades sino con la corrupción endémica de un modelo que ya no da más. El sistema de salud debe dar respuesta hoy a cada persona que necesita un alivio eficaz a sus dolencias, desde las más simples hasta las más complejas y, además, fortalecer el trabajo de la salud mental, tan olvidada y tan necesaria en estos tiempos.

Por otro lado, la educación en el país necesita una nueva forma de ser encarada, pero no encuentra respuesta en los modelos copiados de otras expresiones culturales ni en aquellos alineados con las nuevas formas de pensar. Somos un país que debe encontrar su propio modelo educativo y dejar de consumir otros que no condicen con nuestra forma de aprender ni con nuestro patrimonio cultural. Dar una respuesta a la educación en Paraguay es dar un paso para formar a las futuras generaciones, para que puedan dar lo mejor de sí, desarrollando sus capacidades en un mundo que necesita encontrar otros caminos en lo social, económico y político, conservando su propia identidad nacional. 

Hoy nos urge dar una respuesta a los grupos vulnerables de nuestro país, entre los que se encuentran indígenas, jóvenes y familias en situación de pobreza, que solo son recordados en momentos electorales pero que son tan ciudadanos y paraguayos como el resto.

Quienes ganen las próximas elecciones tienen que entender que el modelo imperante que sostiene estructuras de corrupción ya llegó al límite, y que hoy es tiempo de entrar a una nueva era, donde se reconozca la dignidad de la persona. La ciudadanía ha salido en más de una ocasión a defender la Constitución Nacional y se ha jugado por ella. Es tiempo de que los políticos la respeten y hagan la tarea para la que serán electos dentro del marco de la ley y en beneficio de cada habitante.

A diferencia de nuestros vecinos, en Paraguay no tenemos grietas que impidan, una vez sanadas las heridas de exabruptos o del resultado adverso de unas elecciones, volver a la raíz de nuestros valores, a la solidaridad, columnas que sostienen el Paraguay. Por eso, el 30 de abril no solo es el momento de salir a votar, sino también de decidir por nosotros mismos, mirando a nuestro alrededor, reflexionando sobre el país que queremos, saliendo de nuestra zona de interés, de confort. Votar para el bien de la República.

Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, ha subrayado en diversas ocasiones que la política necesita de un sentido de unidad y trascendencia. Unidad que no significa aceptar el pensamiento único o igual, sino aceptar la disidencia fundamentada en el amar, que nos hace entender la necesidad del otro y nos hace ceder o ganar con la racionalidad del amor recíproco.

Lubich nos decía que la política es el amor de los amores. Por lo tanto, la acción política nos debe llevar a la trascendencia, a encontrar soluciones a las más diversas situaciones y, de esta manera, caminar hacia un mundo con la mirada esperanzadora de vernos realmente como somos: personas dignas. El 30 de abril debemos ganar todos •

Nueva elección, nuevas esperanzas
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