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Por Quique Figueroa (Argentina)

En tiempos complejos, como los del siglo XXI, donde las estadísticas subrayan la enorme cifra de personas carenciadas a lo largo y ancho del mundo, la indiferencia amenaza con ser pandémica. A Dios gracias, no es así. A diario, seres absolutamente anónimos (pero activos) nos ratifican el logro de los seres humanos y el valor del trabajo en equipo.
Es el caso de Damián Mazzotta, un argentino radicado en Estados Unidos desde 2012.

Tener un techo es un privilegio y quizá por eso Damián se comprometió a ayudar a las personas que viven en la calle en EE.UU. Con su organización, The shower of hope, montaron duchas para que la gente de la calle pueda “darse un baño calentito”. Una simple caricia para los que perdieron casi todo.

En la ciudad de Los Ángeles hay personas que vive en carpas, autos o terrenos abandonados. Esto impulsó a Mazzotta a aunar esfuerzos y devolver oportunidades a los carenciados. “Sumado a la falta de viviendas, hay un sector de los desamparados que sufre de adicciones y ha sufrido problemas mentales y no hay una red de contención para eso”, detalla el creador del proyecto.

Mazzotta fue ejecutivo de la unidad de negocios de Impremedia, compañía de publicación de periódicos en español, e impulsó el medio de noticias hispano La Opinión, con foco en la comunidad inmigrante. Esto le permitió vincularse con personas afectadas y conectarse con fundaciones, corporaciones y sectores gubernamentales. Además, fue el puntapié para conocer a Mel Tillerkeratne, con quien terminó formalizando The shower of hope (https://theshowerofhope.org)

Entre varias organizaciones implementaron un servicio de duchas e higiene en 25 puntos de Los Ángeles. El Gobierno estadounidense hizo su aporte, enviando especialistas del Departamento de Salud Mental para asistir a los desamparados, ya que el trauma de vivir en la calle es grande. La ducha es un medio, un alivio, una gota de dignidad, pero es solo un punto de partida. The shower of hope comenzó con un tráiler con cuatro duchas, pero creció y hoy opera en más de 25 locaciones todas las semanas. Actualmente cuenta con una estructura de nueve tráilers y moviliza semanalmente a más de 200 personas, entre empleados y voluntarios.

Damián Mazzotta se especializó en la vinculación de personas para conformar iniciativas, destinadas a la ayuda de los que tienen menos oportunidades. En el libro Una gota de dignidad, Mazzota comparte su experiencia para quienes quieran replicar su ejemplo, tal como lo hace en la entrevista a la que se puede acceder en este link.

Su testimonio moviliza a las personas e invita a sumarse a organizaciones que quieran ser parte de la solución. Todo esfuerzo vale. La suma de gotitas de agua conforman una ducha que no solo devuelve calor, sino también la dignidad a las personas.

Un baño de esperanza
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